En 1919, María Ortische, famosa médium alemana, y miembro de las Sociedades de Thule y el Vril, recibió una serie de Mensajes Psicográficos, unos en sumerio y otros en el Código Secreto de los Templarios.
De la traducción de los textos, se dedujo que provenían de una Civilización Alienígena que ocupaba dos Planetas del Sistema de Aldebarán, en el Cúmulo Estelar de las Híadas, en la Constelación de Tauro, a 68 Años-Luz de la Tierra.
A fines de 1919, ocho miembros escogidos de las Sociedades alemanas de Thule y el Vril, se reunieron en una vieja casa cerca de la localidad de Berchtesgarten con la intención de establecer un nuevo contacto, para pedir información sobre cómo construir un Vimana o Máquina de Espacio-Tiempo que los transportara hasta Aldebarán.
Durante cerca de dos años estuvieron trabajando en la «Operación Aldebarán», para construir dicha Máquina. Parte de este Proyecto tuvo que ver con el desarrollo de una «Unidad Motriz Vril de Levitación», pieza fundamental en la fabricación de las primeras Naves Discoidales de la Tierra.
A principios de 1924, la Máquina fue desmontada y sus piezas cuidadosamente almacenadas en un lugar desconocido del sur de Alemania, quizá en la fábrica de aviones Messerschmidt de Auchberg.
EL «GRUPO-K»
Alfred Bielek, ingeniero electrónico implicado en el Experimento Filadelfia, cree que Nikola Tesla entabló comunicación y contacto con Seres Extraterrestres procedentes de Las Pléyades desde finales de los años 20, hasta principios de los 30.
De ahí surgiría un Encuentro Programado con el entonces Presidente de USA, Franklin Roosevelt, que firmó un Tratado con ellos en 1934. Pero los Pleyadianos se negaron a facilitar tecnología, de modo que el Gobierno Secreto de USA se las arregló para establecer un Encuentro con otra Raza Extraterrestre, también en 1934.
Según Bielek, el llamado «Grupo K» (una raza humana de un color de piel verdoso, perteneciente a la llamada Confederación Leverón), se reunió con Roosevelt en medio del Océano Pacífico —al parecer, a bordo del Pennsylvania— para firmar el Tratado de intercambio de información tecnológica alienígena, a cambio de ciertos privilegios planetarios.
Gracias a la información facilitada por el Grupo-K, el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (USA), realizó una prueba parcialmente exitosa de invisibilidad a principios de 1936.
Pero el Grupo-K recomendó que la siguiente prueba se hiciera en Filadelfia, el 12 de Agosto de 1943, fecha en que surgiría un brote de Energías Electromagnéticas que se produce cada 20 años. De modo que las pruebas se suspendieron durante 7 años.
¿NAVES ALDEBARANAS?
Volvemos a Alemania. En una reunión secreta en Junio de 1934, Adolf Hitler encargó a Víctor Schauberger (científico próximo a los Vrilianos), el desarrollo de una serie de aviones circulares y Discos Voladores.
Desde entonces, y durante los siguientes 11 años, Schauberger diseñó todo tipo de Naves de Tecnología Electrogravitacional.
Dos hechos —afortunados para los Nazis— contribuirían a desarrollar esta Tecnología:
En 1935 descendió en la región alemana de Floresta Negra, una extraña Nave (¿Aldebarana?), que aparentemente, presentaba una avería. A su aterrizaje, estuvieron (extrañamente) presentes altas individualidades de la Orden del Vril: entre otras, Rudolf Hess (brazo derecho de Hitler), Goering (Jefe de la Fuerza Aérea Alemana), y Heinrich Himmler (Jefe de las SS).
¿Qué hacían ahí? ¿Acaso se trataba de un Encuentro Programado?
Luego, en el Verano de 1937, cayó en la región alemana de Gdynia (hoy, parte de Polonia) otra Nave extraña, de forma esférica. Curiosamente, el lugar del impacto, formaba parte de unas tierras pertenecientes a la familia de Eva Braun, quien más tarde se casaría con Hitler.
Fuerzas especiales de las SS, acompañadas por varios científicos alemanes, entre ellos Wernher Eisenberg y Max Von Laue —que luego, durante la Segunda Guerra Mundial, integrarían un grupo de científicos que investigarían la Energía Nuclear en Alemania— fueron desplazadas al lugar. Los destrozos de la Nave fueron recogidos y llevados —bajo extremas medidas de seguridad—, a un lugar desconocido.
Documentos de las SS recogidos por los Aliados al final de la Segunda Guerra Mundial, y sólo ahora accesibles, muestran que entre 1937 y 1938, los alemanes edificaron inmensas galerías subterráneas destinadas a la fabricación de Naves desconocidas.
En Diciembre de 1939, el barco Schwaabenland (Suavia) es enviado a la Antártida, lleno de científicos, hidroaviones y equipaje. Allí reclaman para Alemania 600.000 Kms2 de un área, hasta entonces perteneciente a Noruega, y que es bautizada como «Nueva Suavia» (hoy, «Tierra de la Reina Maud»).
Dentro del territorio reclamado —y demarcado con arpones arrojados por hidroaviones—, se crean varias Bases Secretas para continuar la construcción de prototipos. La principal de ellas fue la Neuberlin (Nueva Berlín).
Para despistar, en 1941, en Alemania, la Sociedad Thule empezó a trabajar también en la fabricación de un avión circular de despegue vertical, pero empleando métodos de propulsión convencional. Al fin, tras superar los problemas iniciales, en 1945, el avión prototipo, llamado V-7, pasó las pruebas realizadas en el Báltico: en sus primeros vuelos, llegó hasta una altura de 80.000 pies.
Mientras tanto, y sin que los miembros de la Sociedad de Thule tuvieran conocimiento, los científicos del Vril estaban perfeccionando una enorme Nave de Propulsión Electromagnética, capaz de llevar una carga de hasta 100 toneladas, además de una decena de hombres, hasta un punto situado a decenas de Años-Luz, mediante la creación de una Ventana Transdimensional.
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