julio 28, 2012

Alquimistas - Buscando la piedra filosofal


Alquimistas - Buscando la piedra filosofal

Los alquimistas de la Edad Media se pasaban la vida haciendo extraños experimentos. No les importaba que los vieran como a unos lunáticos, estaban dispuestos a enfrentarse a todos, incluso a las autoridades.

Alcanzar la inmortalidad o transformar metales en oro, eran objetivos de los alquimistas, pero sobre todo indagaban sobre los secretos últimos de la vida y el universo.

Se encerraban en sus laboratorios y en sus libros secretos se encontraban las fórmulas para elaborar remedios mágicos, como el elixir con el que creían que se podía prolongar la vida y curar toda clase de enfermedades.
Pero la gran meta de los alquimistas era la consecución de la "piedra filosofal", sustancia resultante de combinar elementos básicos (materias primas), de los que se componía "según ellos" la naturaleza, y que eran la sal, el azufre y el mercurio.


Los procesos para conseguir la piedra filosofal eran sofisticados y misteriosos. Unos defendían la "vía húmeda", que consistía en cocer durante cuarenta días los elementos en un "huevo filosófico" y un recipiente de vidrio que permitía observar la transformación progresiva de la materia. Otros la "vía seca", que se basaba en el uso del crisol, era más rápida y también más peligrosa, porque había riesgo de explosión.

También habían embaucadores que se decían alquimistas. Otros eran ansiosos de conseguir, mediante alguno de los procedimientos alquímicos, la fabricación de oro o plata.

No hay duda de que la alquimia ha jugado un papel muy importante en a historia de Europa que va más allá de esa imagen pintoresca de algunos de sus practicantes.

En el origen de la alquímia se encuentra un pensamiento filosófico complejo que se remonta a la Antigüedad Clásica, surgiendo con mucha fuerza en el Renacimiento. También, pese a que sus propósitos eran desmesurados, muchos alquimistas hicieron contribuciones muy relevantes para el desarrollo de la ciencia europea, como promover el método experimental frente al conservadurismo de las universidades dominadas por la filosofía escolástica.

La alquimia dio un impulso decisivo al nacimiento de la ciencia moderna, desde Alberto Magno en el siglo XIII hasta Newton en el XVII.

En la actualidad su interés se centra en los historiadores de la ciencia y la filosofía. También por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos.

En lo espiritual, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales, por lo que debían de purificarse y prepararse mediante ayuno y oración.

La "Piedra Filosofal" sería la que los haría capaces de transmutar el oro o la vida eterna

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