Pero si analizamos en profundidad todo lo expuesto por los científicos consultados por el conocido canal televisivo nos daremos cuenta de algunos errores de bulto, que quizás, pretendan enmascarar un resultado aventurado. O al menos se puede comprobar que no realizaron todas las gestiones oportunas para esclarecer definitivamente el enigma, dejando de lado algunas cuestiones básicas y lógicas en un estudio como el que se pretendía realizar. Para empezar no deja de ser curioso que en ningún momento del reportaje concretan como se ha podido realizar la talla de manera tan perfecta. Es mas, no exponen siquiera una teoría fundamentada y detallada sobre el autor y origen de la pieza, limitandose vagamente a hablar de herramientas de muela e instrumentos de dentista .No realizan, ni siquiera en plan teórico, una réplica de la calavera para demostrar como pudo realizarse en las fechas estimadas por los especialistas del reportaje. E incluso, sería muy interesante que duplicaran la "Calavera de la Muerte" con la ayuda de nuestra avanzada tecnología de tallado. No averiguan, o al menos no queda claro del todo, la procedencia del cuarzo que compone el cráneo cuando sin embargo celebran que la talla británica pertenece a un yacimiento de Madagascar. No exponen la opinión de expertos y joyeros que podrían determinar al menos una fecha aproximada de ejecución para la talla, analizando el aspecto y pulido de la misma y valorando que tipo de herramientas debieron utilizar los artesanos.
Se echan muy en falta las aplicaciones informáticas en la ejecución de todo el reporte, puesto que no efectúan un escaneo en tres dimensiones del cráneo para comprobar la perfección y ejecución del acabado (una técnica similar fue utilizada para constatar la esfericidad de las grandes esferas rocosas de Costa Risca). Y para terminar no se concluye la tarea emprendida en 1936 por el antropólogo G. M. Morant que argumentaba que la calavera de Mitchell-Hedges (llamada entonces de Burney) y el "cráneo británico" tenían puntos en común y probablemente el segundo fuera una copia del primero. Aunque fue un articulo discutido, poco reconocido e incluso erróneo en algunas apreciaciones, no estaría mal que a la luz de las nuevas tecnologías se emprendiera una comprobación de dicha tesis que no deja de ser sugerente. Es muy extraño que dentro de un reportaje destinado a desentrañar los misterios de la "Calavera del Destino" se hayan suprimido todos estos puntos vitales para determinar la naturaleza y origen del cráneo. Aunque no son los únicos puntos oscuros en la investigación emprendida por el citado canal. Se sabe a ciencia cierta, por los registros existentes, que las tallas del Bristish Museum y del Museé Quai Branly son de finales del Siglo XIX, por tanto habría que clarificar quién estaba en disposición de elaborar, y con que proposito, las calaveras de cristal en esas fechas y si era posible manufacturarlas. En el caso del cráneo de Hedges, se toma como fecha de antigüedad, no la del hallazgo, puesto que no hay documentación al respecto, sino la de la aparición en la revista Man en 1936. ¿Era posible realizar ésta talla a mediados de los años treinta?. Los análisis de Hewlett-Packard y de National Geographic han coincidido en que no existen ningún tipo de marcas, señales ni rayaduras que puedan determinar como se han ejecutado los cortes o pulido de la pieza y la opinión unánime de los especialistas coinciden al señalar que el cráneo es una obra maestra de la joyería.
Aunque hayan hablado de "pasta de diamantes para los cortes" es una simple suposición y no una certeza como han pretendido hacer creer al desprevenido televidente. En lo único que se basan para afirmar que son tallas recientes, sobre todo en el caso que ilustraban especialmente, el de la calavera de Mitchell-Hedges, es que no se ha podido realizar en fechas remotas, ya que afirman haber encontrado marcas de herramientas modernas. A éste respecto el especialista Michael D. Coe, de la Universidad de Yale (Connecticut, USA) aseguraba que "el hallazgo (en los cráneos) de marcas de ruedas (de maquinaria) no son pruebas de que los cráneos son modernos " . Tampoco tiene explicación lógica que la fecha de la elaboración de la talla, supuestamente hallada en Lubaantún, se vaya adelantando hasta prácticamente hacerla coincidir con la época de su presentación en sociedad en las paginas de una revista de divulgación científica a mediados de los años treinta. Datación muy "sui generis" que aplican a todos los cráneos y que realmente no necesita de tanta investigación y encuesta, puesto que podría resumirse como; fecha de aparición pública de la calavera, fecha de elaboración. Hay que recordar que desde 1878 el museo de Francia exhibe su pieza y se decía que Eugene Boban tenía 3 calaveras en su poder antes de esa fecha. Y hay que reseñar que el anticuario francés durante su estancia en México se mostró siempre enemigo de las falsificaciones arqueológicas como denunció en un periódico local en 1881. Tampoco se recuerdan las palabras de Allan Jobbins un experto en piezas de joyería del Museum British que analizó la "Calavera del Destino" para un documental de Arthur C. Clark en la década de los setenta, aseverando que, aunque creía que era un trabajo posterior a 1700: "no hay evidencias de que se haya usado herramienta metálica, no hay evidencia positiva (…) pero podía haberse disfrazado hábilmente (...) Es una obra hábil y muy sofisticada. Si fue realizado por personas primitivas es asombroso porque el nivel de tallado a mano es de primerísima calidad (...)". También añadió que incluso con el auxilio de las técnicas contemporáneas se debió necesitar mucho tiempo para su tallado. Jobbins, siendo honesto pese a su gran escepticismo, admitía que le era imposible determinar el origen del cráneo.
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