mayo 26, 2012

LA ATLÁNTIDA HISTÓRICA...Georgeos Díaz-Montexano



1. Un continente tan grande como la Atlántida no puede haberse hundido en el Atlántico sin dejar rastro alguno. No existe en el relato de la Atlántida de Platón mención alguna a que la misma haya sido un continente. La Atlántida siempre es denominada con la voz griega νῆσος, ‘isla’ (la interpretación académica más extendida), pero también significa ‘península’, o ‘tierra fluvial’ (entre otras acepciones similares); en definitiva, cualquier tipo de “tierra insular” era para los griegos una νῆσος, como lo eran las penínsulas del Peloponeso y Arabia, ambas denominadas también como νῆσος.

2. Platón es la única fuente para la Atlántida, o los atlantes. No es cierto. Existen otros autores antiguos y bizantinos como Teopompo, Plinio, Diodoro Sículo, Claudio Eliano y Eustacio, entre otros, que también hablan sobre Atlantis, o los atlantes, o sobre una ignota civilización Atlántica, y a juzgar por las diferencias y los elementos originales en cada narración, así como la no mención a Platón, puede sostenerse incluso que bebieron en otras fuentes ajenas a Platón, que en algunos casos parecen ser más antiguas que las usadas por el mismo Platón.

3. No existen referencias sobre la Atlántida, o pueblos atlantes, en época anterior a Platón. No es cierto. Existen referencias en varios autores griegos y africanos, contemporáneos a Solón y Hecateo como Marcelo, un historiador al parecer anterior incluso a Heráclito, y hasta en un texto -considerado apócrifo- atribuido a un autor fenicio, Sanjuniazón, quien algunos creen vivió antes de los tiempos de Troya, y otros, poco después que Hesíodo. También hallamos evidencia en tradiciones representadas en ritos y en relieves de importantes templos griegos -igualmente anteriores a Platón- como por ejemplo, la referencia (en glosas griegas al margen de los códices) de que el peplo menor de la procesión de la Panatenea, que se hallaba en el Pireo, había sido decorado con imágenes que representaban la lucha entre los atenienses y los atlantes, y también tenemos noticia sobre la existencia -aún a finales del siglo XVIII- de unos relieves en la primitiva naos del Hefestión (actualmente desaparecidos en su mayor parte), que también representaban dicha gesta.

4. La Atlántida es un mito inventado por Platón. Se trata de una mera opinión o especulación –sin fundamento documental- que simplemente ha sido adoptada casi como un dogma, y que además atenta contra la propia concepción de Platón sobre el mito, para quien este era algo realmente deleznable, símbolo de falsedad histórica. Es por ello, precisamente, que Platón se preocupa de dejar bien claro, tanto el Timeo como en el Critias, que la narración sobre la Atlántida era una “historia verdadera” (αληθινον λογον), “no un mito fabricado” (Tim. 26e), y los mayores expertos en Platón saben que él siempre diferenciaba entre aquello que era un mito, y lo que no lo era y estaba sustentado en “antiguas tradiciones” (εκ παλαιας ακης), justamente como también denomina a la historia del Atlántico. Todo ello sin entrar a valorar la cuestión ética de no concedérsele a Platón el derecho natural a la presunción de inocencia, y honestidad intelectual, invirtiéndose el verdadero valor de la “carga de la prueba”, puesto que quien afirma o sostiene que la narración sobre la Atlántida es un mito inventado por Platón, es quien tiene que aportar pruebas sólidas para sustentar tal afirmación, puesto que Platón niega siempre que lo fuera, y de hecho, no existe ninguna prueba irrefutable que nos obligue a asumir lo contrario.


5. La Atlántida es un mero “recurso literario” inventado por Platón para representar sus ideas políticas sobre el estado ideal. Es otra opinión especulativa sin un verdadero fundamento objetivo, no solo porque en los diálogos se indica que no es un “mito” o “fábula inventada” sino más bien una “historia verdadera” (αληθινον λογον), basada en “antiguas tradiciones” (εκ παλαιας ακης) sino porque, además, la descripción de la Atlántida no guarda apenas relación con la República de Platón y sus ideas sobre una ciudad-estado ideal, salvo en pequeños detalles generales que son comunes a casi todos los sistemas políticos de gobierno de la antigüedad clásica conocidos en su tiempo.

6. La Atlántida es una ficción de Platón, porque es imposible que 9000 años antes de Solón –en pleno paleolítico- haya podido existir una civilización tan avanzada como la que él describe, típica de la Edad del Bronce. En los textos en griego (en ninguno de los 72 códices y manuscritos conservados del Timeo y el Critias) no se dice que los atlantes hayan tenido guerra con los atenienses hace 11.560 años (9000 antes de Solón) ni que dicha civilización haya desaparecido en tal fecha. Se trata de un grosero error de interpretación donde se ha confundido la cronología que los sacerdotes egipcios ofrecen a Solón para el origen de la historia, y la antigüedad de sus ciudades — contando desde antes de Solón, para Sais 8000 y para Atenas 9000 (Tim. 23c) — con la fecha del fin de la civilización. De hecho, en realidad la guerra es fijada en los tiempos en que reinaban los reyes de la dinastía micénica de los Cecrópidas (Critias 110a-b), mientras que el final de Atenas (el cual ocurre evidentemente, después de derrotar a la Atlántida) se fija en poco antes de los tiempos del Deucalión, catástrofe que sucedió (según las antiguas cronologías clásicas) alrededor del 1500 AC (+ – 100 años), justamente cuando aún reinaba el legendario fundador de Atenas, Cécrope.


7. La mayoría de los autores de la antigüedad no creyeron en la pretendida historicidad de la Atlántida. ¡Totalmente incierto!. Todo lo contrario. La mayoría sí creyó a Platón y asumió la narración de la Atlántida como una historia verdadera o basada en hechos o acontecimientos históricos remotos, y sólo una minoría dudó de la misma. Incluso hasta los más feroces detractores de la filosofía clásica entre los primeros autores cristianos como Arnobio y Tertuliano no cuestionaron nunca su autenticidad, de hecho, confirieron a la Atlántida el mismo nivel de credibilidad que ellos tenían sobre otros hechos históricos o geológicos asumidos como verdaderos.


8. Aristóteles, el más importante de los discípulos de Platón, no creyó en la Atlántida y dijo que “Platón mismo, tal como la inventó la hizo desaparecer”. ¡Absolutamente Falso! No existe ninguna referencia de Aristóteles (o atribuida al mismo) que sustente esta afirmación. Se trata de un grave error de interpretación de un pasaje de Estrabón sobre unos comentarios de Posidonio, los cuales, lejos de cuestionarla, en realidad ofrecen credibilidad a la historia. Recomendamos al lector la lectura de una extensa investigación documentada sobre esta falacia histórica en el libro “La Atlántida de Platón. El estudio de las fuentes escritas” (Georgeos Díaz, 2000).


9. La Atlántida es una invención de Platón, inspirada en la erupción volcánica del Santorini, y en la civilización minoico-cretense. Mera especulación que no tiene fundamento alguno documental, puesto que en las fuentes primarias (textos en griego del Timeo y Critias) no existe ninguna mención a nada parecido a una erupción volcánica ni a ningún desastre por fuego; sólo acuático, de tipo sísmico-tsunámico y fluvial. Por otro lado, la descripción de la Atlántida, especialmente de su metrópolis, apenas guarda relación con la civilización minoica más allá de lo meramente general, o común, a todas las antiguas civilizaciones y ciudades-estados de finales del Bronce. Por otro lado, es obvio que Creta -según las fuentes conservadas- jamás ha estado en un mar Atlántico ni al oeste de unas “Columnas de Hércules” ni ha tenido una región llamada Gadeira, tres puntos geográfico-toponímicos claves para la correcta localización e identificación de la Atlántida, que indudablemente ni la isla de Creta ni la de Santorini cumplen.


10. La Atlántida es una invención de Platón, inspirada en la catástrofe de Hélice, ocurrida en el año 373 AC. Otra simple especulación que, además, no tiene en cuenta las referencias de antiguos autores como el escéptico Timón de Fliunte (citado por Aulio Gellio), Jámblico, Proclo, y el autor desconocido de los “Prolegómenos a la filosofía de Platón”, quienes afirman que Platón había comprado un poema de un autor pitagórico (algunos creen que Timeo de Locris), el cual usó como base principal para redactar la mayor parte del Timeo. De ser ciertas estas referencias (y no hay pruebas que indiquen lo contrario), entonces la historia de la Atlántida podría ser más antigua que el 373 AC, a lo que debemos sumar también la referencia sobre la verificación que hizo en Egipto, Crantor, el primer exégeta de Platón, de la existencia de unas estelas con la misma historia sobre la Atlántida, según sus propias palabras; siendo más que evidente que estos textos egipcios no serían copias del Timeo o el Critias de Platón sino las fuentes originales usadas por Solón, o Platón mismo, tal y como es indicado en dichos diálogos.


11. La Atlántida era “más grande que toda la Libia y el Asia juntas, o reunidas”. Esta afirmación –si duda alguna la más extendida- de que la Atlántida era “más grande que Libia y Asia juntas” en realidad está sustentada en una deficiente lectura de las fuentes primarias, primero, porque la palabra griega para ‘juntas’, o ‘reunidas’ como tal ni siquiera existe (en ninguno de los códices conocidos) en tal secuencia del Timeo ni en el Critias; segundo, porque la palabra usada, μειζων, como comparativo de μεγας, tenía varios significados importantes y habituales como por ejemplo, ‘mayor’, ‘más poderosa’, ‘más potente’, ‘más importante’, ‘más rica o fértil’, e incluso ‘más vieja’ o ‘más antigua’, siendo este último significado de un uso bastante frecuente. De hecho, el contexto demuestra que las dos únicas veces que se usa μειζων en el relato –en cuanto a la descripción de la Atlántida- se hace dentro de un contexto relacionado con el “gran poder” de ‘expansión’ y ‘conquista’ de Atlantis, nunca en la parte de la descripción geográfica, por lo que una traducción mucho más correcta sería “más poderosa”, o sencillamente, ‘más grandiosa’ (en cuanto a grandeza, importancia o poderío), opción esta que creemos es la correcta, pues varias evidencias en autores antiguos, especialmente en Estrabón, Proclo y Olimpiodoro, confirman lo anterior. Estrabón, a través de una referencia donde al referirse al tamaño de Atlantis dice que era “no más pequeña que un continente”, lo que demuestra que Estrabón -quien con toda seguridad tendría copias bastante cercanas a los originales del Timeo y el Critias de la primera edición docta de la Academia- no leyó por ninguna parte que esta fuera “más grande que toda la Libia y el Asia juntas, o reunidas”, como se ha venido sosteniendo tradicionalmente, al menos desde el Renacimiento. Es evidente que una tierra insular (ya sea una isla o una península) que “no es más pequeña que un continente” (o sea, que un único continente), no puede ser a la vez “más grande que dos continentes juntos”. Estrabón es el testimonio más antiguo que tenemos, y por ello el más próximo a Platón, pero también tenemos a Proclo, el mayor exegeta de Platón que ha existido, y escolarca de la Academia platónica, quien afirma en su comentario al Timeo que μειζων es usado en la historia de la Atlántida por Platón en su sentido de “expansión y alcance del poder atlante”, explicación que también hallamos en el comentario platónico de Olimpiodoro; o sea, que la traducción correcta sería entonces, “más poderosa o más grandiosa (en poder) que Libia y Asia”, Con tal erudita explicación, sin dudas desaparece lo que siempre ha constituido uno de los mayores obstáculos presentados por los escépticos contra la posibilidad de una interpretación histórica de la Atlántida y su posible existencia física o real. Por Georgeos Díaz-Montexano

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