junio 10, 2012

EL QUINTO EVANGELIO...


Existe un quinto Evangelio, «El Evangelio según Tomás», descubierto en Nag Hammadi (Alto Egipto) en 1945, y traducido del copto por primera vez en 1959. Según la opinión de los expertos de la Escuela Bíblica de Jerusalem, este texto sorprendente es más antiguo que los «Sinópticos». Así el Evangelio según Tomás nos trasmite, posiblemente, las palabras exactas pronunciadas por Jesús y al mismo tiempo cuestiona una gran parte de las bases del cristianismo. El nos revela un Maestro espiritual en todos los aspectos semejante a los del Asia tradicional; desborda las fuentes del esoterismo cristiano, y puede incluso incentivar una renovación de la espiritualidad occidental.El comienzo de este Evangelio es el siguiente: «He aquí las palabras secretas que Jesús el Viviente ha dicho y que ha transcrito Didyme Judas-Tomás ... ». Se puede suponer que Jesús, sintiéndose amenazado a la vez por los fariseos y por los romanos, ha dictado lo esencial de su mensaje al discípulo susceptible de preservarlo. Estamos en presencia de un texto que fue enterrado casi tan pronto como fue divulgado, y que ha permanecido al abrigo de toda manipulación. No se encuentra allí ninguna de esas amplificaciones propias de los Sinópticos, las cuales son el resultado de las sucesivas redacciones. Las versiones que tenemos son de tercera o cuarta mano.En el Evangelio de Tomás, donde Jesús otorga su verdadero lugar a la mujer, rehabilita a la Madre divina: «El reino del Padre es semejante a una mujer...».Muy diferente al de Pablo,en sus Epístolas, la mujer lleva el peso del pecado original. La carne está identificada al mal. No habla de la mar sino para mencionar sus naufragios; de la noche sólo para subrayar el aspecto negativo; no hace ninguna mención a la madre de Jesús….Los judíos, y los discípulos de Jesús por consiguiente, esperaban un Mesías, y Jesús no presentaba las características requeridas. El Mesías debía aparecer en las nubes del cielo al son de trompetas, en una especie de zafarrancho cósmico... 0 si no, a los ojos de un no iniciado, nada distingue a un iniciado de uno que no lo es. A todo lo largo de la vida de Jesús, constatamos que los discípulos no lo comprenden. Ellos se habían forjado un personaje en función de las profecías; viven sobre prejuicios, sobre proyecciones... En realidad, esta espera mesiánica no era más que una prodigiosa utopía; esta fuga en la ensoñación tenía por finalidad descargar al alma colectiva de su culpabilidad.En relación a los milagros, existía desde hacía largo tiempo relatos de milagros; es a ellos que han recurrido los evangelistas, agregando la imaginación oriental, para elaborar sus mitos. La Resurrección me parece como un fenómeno explicable, pero perteneciendo, como todo fenómeno, al orden de la manifestación, y entonces secundario desde el punto de vista esotérico. Jesús ha dicho: «Por las cosas que os he dicho, ¿no sabéis quién soy?”. El atrae la atención sobre su palabra, no sobre el aspecto maravilloso de los milagros. Se ha querido hacer de él un fakir, siendo que él rehusaba todo medio de acción física. Todos los sabios han sido investidos de «poderes», aun si han renunciado a ellos, y él probablemente los tenía. Si había salido del medio esenio, como algunos lo pretenden, se sabe por los textos del Corán que los esenios eran sanadores. Jesús bien ha podido ser un terapeuta.El Evangelio según Tomás obliga a una revisión completa de los dogmas de la Iglesia.
La pregunta que podría plantearse es: ¿qué va a quedar del edificio?

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