junio 28, 2012

ESCRITOS SOBRE LA ATLÁNTIDA........



En su escrito de 1638 Nova Atlantis, el inglés Francis Bacon, uno de los primeros eruditos occidentales en interesarse por el tema, identificaba el entonces recién descubierto continente americano con el país descrito por Platón. Otro sabio, el jesuita alemán Athanasius Kircher, afirmaba 27 años más tarde que se habría tratado de una isla propiamente dicha, situándola, de un tamaño inmenso, entre Europa y América.Ya en siglo XIX, los franceses Brasseur de Bourbourg y Le Plongeon se mostraban convencidos de que algunos habitantes de la Atlántida hubieran conseguido llegar hasta Centroamérica tras el hundimiento de la isla, ejerciendo luego una influencia decisiva sobre las culturas olmeca, tolteca, maya y azteca. Es cierto que los descendientes de los mayas han conservado una tradición acerca de una isla llamada Aztlán, supuestamente la patria original de todas las tribus indígenas centroamericanas, pero investigaciones del fondo marino realizadas en la zona de la dorsal mesoatlántica en los años cincuenta revelaron que ahí no pudo haber desaparecido ninguna isla, ni siquiera hace millones de años. A partir de 1882 la Atlántida se convirtió en tema de conversación obligado para cualquier tertulia. Tal año, el novelista y erudito norteamericano Ignatius Donnelly publicó Atlantis, obra que conocería más de cincuenta ediciones y que sirvió de punto de partida para numerosas teorías posteriores. Donnelly estudió los enigmas de distintas culturas y elaboró a partir de tan misteriosos ingredientes una hipótesis irresistible: la Atlántida fue un continente entre Europa y América que se sumergió y que incluso llegó a constituir un puente terrestre entre ambos mundos. Existe una leyenda azteca que habla de la isla Aztlán, "tierra blanca" en lengua náhuatl; un término que proviene de "aztatl", "blanco", y de "tlan(tli)", "lugar de". Esa "tierra blanca", lugar original de los aztecas, se escribiría casi con la grafía "Aztlantli", presentando unas similitudes con la etimología de Atlántico que le pone a uno los pelos de punta.¿Pueden darse entre dos mundos teóricamente desconocidos entre sí esas etimologías tan afines del náhuatl "Aztlantli" y el griego "Atlántida", para referirse a territorios míticos de aztecas y helenos, o entre el griego "theou kalia" y el náhuatl "teocalli", para referirse a lo mismo, o entre el griego "pótamos" y el americano "potomac", para designar a los ríos de una parte y de otra del planeta? Estupor nos producen esas vecindades fonéticas y semánticas de voces griegas y voces náhuatl o de otra familia lingüística americana.Como estupor nos producen las coincidencias simbólicas de textos religiosos como el Popol Vuh de los mayas quichés de Guatemala y el Génesis del Antiguo Testamento de los cristianos, cuando se refieren, por uno y otro lado, a la creación del mundo.El Popol Vuh comienza diciéndonos "Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio […] No había nada que estuviera en pie […] No había nada dotado de existencia […] Sólo el Creador, el Formador… los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad […] De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios…"Si recordamos el Génesis: "Dios se cernía sobre la superficie difusa y vacía y las tinieblas cubrían las aguas".El tono de esas dos narraciones es el mismo, ambas parecen versiones de un texto que las precedió. Y todo eso ocurre en latitudes tan distintas y lejanas. Son libros religiosos que se hunden en tradiciones desconocidas entre sí; al menos todavía los creemos pertenecientes a tradiciones que nada tienen que ver una con la otra...

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