La interpretación oficial es: La escena representada sobre la lápida que cubre el sarcófago representa el instante de la muerte de Pakal y su caída al Inframundo. Todo el evento está enmarcado por una franja celeste, con kin (día, sol) en la parte superior derecha o noreste y akbaal (noche, oscuridad) en el extremo izquierdo o noroeste. El paso de Pakal de la vida a la muerte es representado con el movimiento del sol de este a oeste. El fondo de la escena está lleno de signos —conchas, abalorios de jade y otros— que se encuentran sobre volutas de sangre.
En la parte inferior se simbolizan las fauces abiertas del Inframundo. El
esqueleto de dos dragones, unidos por la mandíbula inferior, integran el
recipiente en forma de “U” que representa la entrada al mundo de los muertos.
Sus labios se curvan hacia adentro, como si estuvieran por cerrarse sobre el
cuerpo en caída de Pakal. De ahí arranca el Árbol del Mundo, centro del
Universo. Un Pájaro Celestial, símbolo del reino celeste, se halla sobre la copa
del árbol.
El Árbol del Mundo está marcado especialmente como una entidad sagrada: los
signos te (árbol) confirman que es una ceiba. Los signos nen (espejo) lo señalan
como algo brillante y poderoso. Una enorme figura del Dios C, símbolo de la
sangre y lo sagrado, está inserta en la base del tronco y unida al cuerpo de
Pakal. Los extremos de las ramas son los recipientes de la sangría del
sacrificio; los dragones de narices cuadradas que salen de aquéllos están
rodeados de cilindros y abalorios de jade, lo que los distingue como
especialmente sagrados. Cubiertos de joyas, estos dragones contrastan con los
dragones esqueléticos que tienen debajo. Los de arriba representan al Cielo, el
más sagrado de los tres niveles del cosmos maya; los otros al Inframundo, al que
cae Pakal.
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