Diferentes culturas a lo largo de todo el planeta Tierra han legado creencias de este recóndito y revelador Misterio. Y es que según cuenta la leyenda se trata de un reino formado por numerosos corredores subterráneos que conectan con ciudades bajo la tierra habitadas por seres de almas muy avanzadas con altísimo nivel intelectual, almas que custodian y resguardan el rumbo de la evolución del planeta. Dichos corredores son factibles gracias a la teoría de que la tierra es hueca, y de forma plana, no al de una esfera como estamos habituados. Estos seres fueron quienes trajeron el “arca de la alianza”, un mecanismo para el control de la gravedad, para la evolución y proliferación de las civilizaciones en el planeta tierra.La obra póstuma de Saint-Yves d´Alveydre titulada Mission de l´Inde, que fue publicada en 19101, contiene la descripción de un centro iniciático misterioso designado bajo el nombre de Agarttha; por lo demás, muchos lectores de este libro debieron suponer que eso no era más que un relato puramente imaginario, una suerte de ficción que no reposaba sobre nada real. En efecto, si se quiere tomar todo al pie de la letra, hay en eso inverosimilitudes que, al menos para aquellos que se atienen a las apariencias exteriores, podrían justificar una tal apreciación; y sin duda Saint-Yves había tenido buenas razones para no hacer aparecer él mismo esta obra, escrita desde hacía bastante tiempo, y que verdaderamente no estaba puesta a punto. Por otra parte, hasta entonces, en Europa no se había hecho apenas mención del Agarttha y de su jefe, el Brahmâtmâ, más que por un escritor muy poco serio, Louis Jacolliot2, cuya autoridad no es posible invocar; por nuestra parte, pensamos que éste había oído hablar realmente de estas cosas en el curso de su estancia en la India, pero que después las ha arreglado, como todo lo demás, a su manera eminentemente fantasiosa. Pero, en 1924, se ha producido un hecho nuevo y un poco inesperado: el libro titulado Bêtes, Hommes et Dieux, en el que M. Ferdinand Ossendowski cuenta las peripecias de un viaje accidentado que hizo en 1920 y 1921 a través de Asia central, encierra, sobre todo en su última parte, relatos casi idénticos a los de Saint-Yves; y el ruido que se ha hecho alrededor de este libro proporciona, creemos, una ocasión favorable para romper finalmente el silencio sobre esa cuestión del Agarttha.La leyenda hace alusión que las coordenadas de su capital Shambala estarían situadas debajo del desierto de Gobi, uno de los desiertos o zonas desérticas más grandes e imponentes de todo el mundo, ubicada entre el norte de China y el sur de Mongolia. El mito de este disfrazado universo en las profundidades de la tierra nos traslada hasta a la religión Brahamánica. Incluso autores de la talla de Julio Verne, James Hilton, C. W. Leadbeater, John G. Fuller, el controvertible Raymond Barnard; e investigadores como Ferdinand Ossendowski y Nicholas Roerich, han hecho alusión de estos reinos subterráneos a través de sus novelas.En el libro “El rey del Mundo” (1927), por ejemplo, el esoterista René Guénon relata gran cantidad de costumbres antiguas de esta tierra santa localizada en el curso de los milenios en lugares verdaderos o legendarios como la Atlántida, la mítica ciudad de Camelot, La Isla de Ávalon, entre otros. “Los pueblos de Agartha saldrán de sus cavernas subterráneas y aparecerán en la superficie de la Tierra”, profecía del Rey del Mundo.Incluso los nazis organizaron una gran expedición en busca de esta incógnita con el objetivo de entablar lazos con los misteriosos habitantes de la cavernas, pertenecientes al pueblo de Agartha, pero no fueron ellos los únicos interesados.
Otros exploradores dejaron a la posteridad extraordinarias fábulas que avalan la posible existencia de este reino subterráneo.Los Anunnaki y los Annu (pobladores del las ciudades intraterrestres) ayudaron a construir las grandiosas civilizaciones de la Atlántida y Lemuria. Tiempo más tarde los Anunnaki marcharon dejando la tierra en manos de los Annu que se habían asimilado con terrícolas. Posteriormente los Annu comenzaron percibir que corrían peligro, que la destrucción de la Atlántida estaba cerca y es por eso que huyeron a otros países especialmente a Egipto donde ayudaron a construir las pirámides con sus “arcas de la alianza” además de utilizar estas herramientas para perforar profundamente, construir corredores y ciudades bajo la tierra.Los Annus se habían preparado y estaban expectantes al momento que llegó el gran diluvio universal. En aquel momento ingresaron en su ciudades subterráneas a través de la gran pirámide que una vez dentro, sellaron para imposibilitar el ingreso de los terrícolas y asi mismo imposibilitar localizar sus pasajes subterráneos, manteniendo fuera las aguas de la inundación y quedando excluidos de este mundo, inmersos en las profundidades de la tierra…
Otros exploradores dejaron a la posteridad extraordinarias fábulas que avalan la posible existencia de este reino subterráneo.Los Anunnaki y los Annu (pobladores del las ciudades intraterrestres) ayudaron a construir las grandiosas civilizaciones de la Atlántida y Lemuria. Tiempo más tarde los Anunnaki marcharon dejando la tierra en manos de los Annu que se habían asimilado con terrícolas. Posteriormente los Annu comenzaron percibir que corrían peligro, que la destrucción de la Atlántida estaba cerca y es por eso que huyeron a otros países especialmente a Egipto donde ayudaron a construir las pirámides con sus “arcas de la alianza” además de utilizar estas herramientas para perforar profundamente, construir corredores y ciudades bajo la tierra.Los Annus se habían preparado y estaban expectantes al momento que llegó el gran diluvio universal. En aquel momento ingresaron en su ciudades subterráneas a través de la gran pirámide que una vez dentro, sellaron para imposibilitar el ingreso de los terrícolas y asi mismo imposibilitar localizar sus pasajes subterráneos, manteniendo fuera las aguas de la inundación y quedando excluidos de este mundo, inmersos en las profundidades de la tierra…
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