LA LLEGADA DE LOS CHITAURI
Y un día, arriba en el cielo, aparecieron terribles objetos. Eran como esferas
gigantes que parecían estar hechas de oro brillante. Estas esferas eran más
grandes que las montañas. Vinieron del cielo haciendo un ruido tremendo,
emanando fuego y un humo negro.
Y de esos enormes objetos, salieron
aparatos con formas de «platos hondos» que generaban mucho fuego, y ruido, y
vientos que levantaban tanto polvo, que cegaban la vista. Y de esos objetos
salieron ellos.
Y los Chitauri le dijeron a los Seres Humanos —quienes
fueron reunidos a la fuerza con látigos con forma de relámpago—, que ellos eran
los Grandes Dioses del Cielo, y que les darían a los Seres Humanos Grandes
Dones, siempre y cuando fueran adorados y aceptados como nuestros
Creadores.
Estos supuestos Dioses eran bien altos, con una cola larga, y
con terribles ojos ardientes. Algunos tenían dos ojos amarillos y brillantes.
Otros tenían tres ojos: un ojo rojo redondo estaba en el centro de la
frente.
Algunos de ellos dijeron a nuestra gente que eran nuestros
Hermanos Mayores, y que habían sido producidos por este Planeta varias
generaciones atrás. Dijeron que habían regresado al verde vientre de su madre, y
que nos convertirían en Dioses.
LOS DONES DE LOS
CHITAURI
Lo que hicieron fue crear un par de cuevas muy
extrañas en la zona. Cavaron dos cuevas. En una de ellas había una luz verde, y
en la otra, una roja. Trajeron a los Seres Humanos a estas cuevas y cada Ser
Humano tuvo que escoger la cueva a la cual iba a entrar.
Aquellos que
entraron a la cueva verde regresaron como mujeres. Aquellos que entraron a la
cueva roja salieron de ella como hombres. Y después de eso, los Chitauri dijeron
a la gente que ahora ya eran perfectos.
Pero en el momento en que el
primer hombre vio a la primera mujer, surgió una terrible inconformidad. Las
mujeres odiaron a los hombres porque al mirar entre sus piernas vieron lo que
parecían ser serpientes enredadas. Y los hombres odiaron a las mujeres porque al
mirar su pecho, vieron estas grandes cosas, sin saber lo que eran.
Para
los Chitauri, todo esto era un juego y les pareció muy gracioso. Luego los
Chitauri dijeron:
—Si aceptan servirnos, los convertiremos en
Dioses.
Y los humanos aceptaron.
Posteriormente, los Chitauri
dieron a los humanos un segundo Don: el Don del Lenguaje. La gente empezó a
hablar con sus bocas cuando anteriormente lo hacían con sus mentes. Y de ahí
surgió un gran problema, porque este hombre no sabía el lenguaje de este otro. Y
cuando este hombre saludó a este otro, él creyó que estaba siendo insultado, y
esto fue causa de homicidios.
Cuando a nuestra gente se le dio el
Lenguaje, encontraron para su horror que habían perdido la mayoría de sus
poderes mentales: el poder de hablar a través de la mente; el poder de mover
objetos con la mente; el poder de ver el futuro y el pasado; y el poder de
viajar, espiritualmente, a diferentes mundos.
Habían pagado un precio muy
alto.
EL CIELO
AZUL
Los Chitauri quitaron la sagrada niebla del cielo y por
primera vez desde la Creación, los Seres Humanos miraron arriba y vieron las
Estrellas, los Chitauri le dijeron a los humanos que estaban equivocados en
creer que Dios moraba bajo la Tierra.
Le dijeron a la gente de la
Tierra:
—De ahora en adelante la gente de la Tierra tiene que creer que
Dios está en el Cielo, y tienen que hacer cosas en esta Tierra para complacer a
este Dios que está en el Cielo.
Originalmente, los Seres Humanos creían
que Dios estaba bajo la tierra, que ella era una Gran Madre que dormía bajo la
tierra, porque veían que todo crecía desde abajo de la tierra: el pasto venía
desde abajo de la tierra, los árboles crecían desde abajo de la tierra, y la
gente creía que cuando uno moría, se iba debajo de la tierra.
Pero cuando
los Chitauri voltearon los ojos a los Seres Humanos hacia el cielo, la gente
empezó a creer, ahora, que Dios estaba en el cielo y que los que morían en esta
Tierra no iban hacia abajo de la tierra, sino hacia arriba en el cielo. Y hoy
día, por toda África, dondequiera que vaya como investigador, encontrará estas
dos fascinantes ideas, que entran en conflicto una con la otra.
MAI, LA
PIADOSA
Los Chitauri eran ahora los amos de los Seres Humanos.
Los Chitauri forzaron a los humanos a excavar la tierra, a minar metales: oro,
cobre, estaño, plata y todo tipo de metales. Los Chitauri ponían a trabajar
incluso a las mujeres y las obligaban a descubrir minerales y ciertos
metales.
Las mujeres descubrieron el cobre, el oro y la plata. Y,
eventualmente, fueron dirigidas por los Chitauri para alear estos metales y
crear unos nuevos que nunca antes habían existido en la naturaleza: metales como
el bronce, latón y otros.
Pero la gente estaba bastante triste, porque no
podían lidiar con las nuevas diferencias sexuales que eran ahora entre hombre y
mujer.
Y luego, entre los Chitauri surgió una mujer Chitauri con buenas
intenciones: su nombre era Mai Zarantuari Zamahongo, quien era la Esposa Oficial
del terrible jefe de los Chitauri, llamado Umbaba Gorrontuari
Zamahongo.
Esta mujer reptil se sentía muy mal por la Raza Humana. Ella
preguntó a la gente:
—¿Son infelices?
Y la gente
respondió:
—Sí, Su Grandeza, porque vamos a las cuevas todos los días.
Cavamos y traemos metales a los Dioses, pero no somos felices.
Y la mujer
Chitauri, rascándose la mejilla escamosa, comenzó a pensar y pensar. Ella era
terriblemente fea. Sus ojos eran como luces en la oscuridad. Pero había piedad
en su corazón, así es que enseñó a los hombres y mujeres a hacer el
amor.
Y dijo:
—Miren... Nosotros los hemos dividido entre hombres
y mujeres, y esta acción los unirá nuevamente.
Pero no fue así, porque
todos aquellos que reciban un regalo de los Hijos de la Serpiente, están siempre
en problemas.
Lo que ocasionó fue que, cuando un hombre empezó a
acostarse con su esposa, no se conformó y fue a robar a la mujer del vecino, y
esa fue la causa de un gran problema entre la gente. Así es que los hombres
comenzaron a robar a las esposas y novias de otros, y las mujeres hicieron lo
mismo.
Entonces, el Rey Umbaba, el terrible jefe de la Gente Reptil,
dijo:
—Mira lo que has hecho, mujer estúpida. Ahora esta gente está
haciendo tanto ruido. Escucha a todos los que gritan entre los arbustos. Están
entretenidos haciendo el amor, y no están haciendo su trabajo, y tú eres
responsable de esto.
Y la mujer reptil pensó y pensó, hasta que algo se
le ocurrió, y dijo:
—Los haré detenerse. Cuando estén haciendo el amor
entre ellos, las mujeres van a embarazarse, y una vez embarazadas, el hombre va
a dejarlas en paz, y ese ruido en los arbustos dejará de molestarte,
Señor.
Y Umbaba dijo:
—Más te vale, porque la producción está
detenida.
Y entonces, todas las mujeres del área se embarazaron, y Umbaba
se enfureció una vez más con su esposa.
MUERO, EL HÉROE
HUMANO
Estos eventos continuaron sucediendo, hasta que un día,
la mujer reptil activó a un héroe negro llamado Muero. Y Muero retó al jefe de
los Reptiles a una pelea, donde cortó el pene del Rey de la Gente Serpiente. Y
eso causó una gran guerra.
Muero huyó, pero Umbaba, el terrible Jefe
Chitauri, lo arrestó y lo llevó a su aldea, donde luego le
dijo:
—Cortaste mi pene, el cual he reemplazado por uno de oro, y no
puedo hacer más el amor. Piensas demasiado, pequeña escoria
humana.
Umbaba tenía una uña horrible en uno de sus dedos. Una garra. Lo
que hizo fue ensartar esta garra dentro de una de las ventanas de la nariz de
Muero, haciendo un terrible agujero en su cerebro. Y luego comenzó a beber su
cerebro, finalmente deshaciéndose de su cadáver.
Hasta este día, nosotros
creemos que los Chitauri suelen devorar el cerebro humano. Y misteriosamente,
los científicos han encontrado escamas, donde el cerebro humano ha sido removido
y devorado por alguien o algo.
LOS REYES DE LA
TIERRA
El Chitauri se unió al humano y después entregó un
pequeño grupo de mestizos con aspecto humano, y dijo:
—Estos son sus
Reyes. Estos son sus jefes. Ellos tienen nuestra sangre. Ellos son nuestros
hijos, y tienen que escucharlos, porque esta gente hablará por nosotros. Si no
lo hacen, los vamos a castigar de una forma horrible.
Ellos fueron los
futuros Gobernantes, Reyes y Emperadores de las futuras
Civilizaciones.
En el transcurso de los Siglos, hasta hoy, la mayoría de
los mestizos ha gobernado la mayor parte del mundo. Pero una minoría optó por no
hacerlo, huyó y se refugió en las selvas, cuevas, montañas, desiertos, etc.
Estos seres exiliados aún caminan errantes por la Tierra.
Otra cosa que
los Chitauri le dijeron a nuestra gente, es que nosotros los seres humanos
estamos aquí en la Tierra para cambiarla y hacerla aceptable para «Dios», quien
ha de venir un día a vivir en ella. Y se dice que aquellos que trabajen para
cambiar esta Tierra y hacerla segura para el Dios Serpiente, el Chitauri, quien
vendrá a habitarla, serán recompensados con grandes poderes y
riquezas.
Antes de la llegada de los Chitauri, los Seres Humanos eran
espiritualmente unidos. Pero cuando llegaron los Chitauri, se dividieron, tanto
espiritualmente como por el lenguaje. Entonces, los Chitauri le dieron extraños
sentimientos a los Seres Humanos.
Los Seres Humanos comenzaron a sentirse
inseguros, y empezaron a construir aldeas con fuertes cercas de madera. Los
Seres Humanos empezaron a crear países. En otras palabras, comenzaron a crear
tribus y terrenos, que tenían fronteras, que ellos defendían contra cualquier
posible enemigo.
Los Seres Humanos se volvieron ambiciosos y codiciosos,
querían adquirir riquezas en forma de ganado y conchas de mar...
Entre la mucha gente sabia que me honra con su
amistad, existe un hombre de gran inteligencia que vive en Israel, el Dr.
Sitchin.
[NX: Se refiere a Zecharia Sitchin, el principal
estudioso de la Tradición Sumeria sobre los Anunnaki, «Los Que Descienden del
Cielo a la Tierra»].
Según los escritos antiguos de la gente de
Sumeria, en arcilla, los Dioses vinieron del cielo y obligaron a los Seres
Humanos a trabajar por ellos, a buscar Oro por ellos. Esta historia es
confirmada por Leyendas Africanas acerca de Dioses que vinieron del cielo y nos
hicieron sus esclavos de tal manera que nunca nos diéramos cuenta que lo
somos.
cronicasdelgirku.blogspot.com.
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