octubre 22, 2012

INFORME....SOBRE LA CRUCIFIXIÓN.......



La palabra griega que se traduce “cruz” en muchas versiones modernas de la Biblia (“madero de tormento”) es stau·ros´. En el griego clásico, esta palabra significaba simplemente un madero, o palo, vertical. Posteriormente también se llegó a usar para referirse a un madero de ejecución que tenía un travesaño. El Diccionario Ilustrado de la Biblia, de Wilton M. Nelson, 1977, bajo “Cruz”, señala: “La palabra griega stauros (“cruz”), significa palo o estaca vertical”. El diccionario bíblico en inglés The Imperial Bible-Dictionary reconoce lo mismo, al decir: “La palabra griega para cruz, stau·ros´, significaba apropiadamente un madero, un poste en posición vertical, o palo de una estacada, del cual se podía colgar cualquier cosa, o que se podía usar para empalizar cercar un pedazo de terreno. Hasta entre los romanos la crux (de donde se deriva nuestra palabra cruz) parece haber sido originalmente un palo en posición vertical” (edición preparada por P. Fairbairn, Londres, 1874, tomo I, pág. 376). ¿Fue ese el caso con relación a la ejecución del Hijo de Dios? Es digno de mención que la Biblia también usa la palabra xy´lon para identificar el instrumento que se usó. Un diccionario, A Greek-English Lexicon, por Liddell y Scott, define esta palabra con el siguiente significado: “Madera cortada y lista para usarse, leña, madera de construcción, etc. palo, leño, viga, poste garrote, cachiporra madero en que se colgaba a los criminales de madera viva, árbol”. También dice “en el NT, de la cruz”, y cita Hechos 5:30 y 10:39 como ejemplos (Oxford, 1968, págs. 1191, 1192). Sin embargo, en esos versículos NC, Str, VV y VM traducen xy´lon como “madero”. (Compárese esa manera de verter el término con Gálatas 3:13; Deuteronomio 21:22, 23.) El libro The Non-Christian Cross (La cruz no cristiana), por J. D. Parsons (Londres, 1896), dice: “No hay ni una sola oración en ninguno de los numerosos escritos que componen el Nuevo Testamento en la que, en el griego original, haya siquiera prueba indirecta en el sentido de que el staurós usado en el caso de Jesús haya sido algo más que un ordinario staurós; mucho menos en el sentido de que haya consistido, no en un solo madero, sino en dos clavados juntos en forma de cruz. No es poco engañoso por parte de nuestros maestros el traducir la palabra staurós como ‘cruz’ cuando vierten en nuestra lengua nativa los documentos griegos de la Iglesia, y el apoyar esa acción al poner ‘cruz’ en nuestros léxicos como el significado de staurós, sin explicar cuidadosamente que de todas formas ese no era el significado primario de la palabra en los días de los Apóstoles, ni llegó a ser ese su significado primario sino hasta mucho tiempo después, y que llegó a serlo entonces, si acaso llegó a serlo, solo porque —a pesar de la ausencia de prueba corroborativa— por una razón u otra se supuso que el staurós particular en el cual Jesús fue ejecutado tenía esa forma particular” (págs. 23, 24; véase también The Companion Bible, Londres, 1885, Apéndice Núm. 162).

INFORME....SOBRE LA CRUCIFIXIÓN.......


El martirio de la cruz es ya citado por fuentes asirias, egipcias, griegas, persas, cartaginesas, etc., mucho tiempo antes de la era cristiana, aún a pesar de que no se haya datado con exactitud su origen. Cuenta Flavio Josefo que el rey asirio Antioco IV Epifanes, en su persecución de los judíos, entre el 174 y 164 a JC, sometió a intensos tormentos a quienes no acataban sus leyes, "hiriéndoles a latigazos, mutilando sus cuerpos y, estando todavía vivos, colgándolos de cruces". Esta tortura, junto con la horca, fueron denominadas "arbor infelix" o "infelix lignum", que significan "árbol siniestro" y "leño o tronco siniestro", a pesar de que tiempo después la horca pasó a denominarse genéricamente "furca". Esta utilización de la definición "infelix lignum", tanto para la muerte en cruz como en horca, ha llevado a algunas comunidades religiosas, como las Iglesia de los Testigos Cristianos de Jehová, a la convicción de que Jesús murió clavado a un solo tronco vertical, sin el leño horizontal que forma la clásica cruz latina. Pese a esta singular concepción de la crucifixión, lo cierto es que en ambas denominaciones latinas antes citadas, al igual que en la "infamis stipes patibulum", los vocablos "arbor" (árbol), "lignum" (leño, tronco), y "stipes" (palo, tronco de árbol), se hace alusión al elemento básico de la cruz: el tronco de árbol de poco grosor. ¿Pero quién pudo ser el inventor de tan atroz forma de muerte? Ya Cicerón indicaba a un tal Tarquino como su creador, sin embargo, investigadores contemporáneos, como el padre Medina u otros prestigiosos teólogos, exégetas y arqueólogos bíblicos, documentan que el suplicio de la cruz se usaba en Roma antes de Tarquino. La opinión más extendida en la actualidad es que esta cruel forma de ejecución es de origen asiático, concretamente persa, a pesar de que algunos estudiosos como Cecil Powney mantengan que su origen es fenicio. Pero lo importantes es que la cruz ya era utilizada por griegos, egipcios, cartagineses, y en otras áreas orientales antes de su introducción en Roma. Actualmente algunos escépticos, como casi siempre desinformados, cuestionaban la existencia de este tipo de ejecución creyendo que tan sólo se citaba en los evangelios del Nuevo Testamento. Sin embargo, la arqueología ha venido a confirmar el texto evangélico como en otras ocasiones. En 1968 un grupo de arqueólogos halló en Giv`at Ha-Mitvar (al noroeste de Jerusalén), la tumba de un hombre que había muerto crucificado. Las marcas de violencia eran sólo patentes en sus talones, atravesados por un clavo de 18 centímetros; en sus muñecas taladradas, y en sus tibias y peronés intencionadamente rotos a la altura del tercio inferior y radio derecho, que presentaba una fisura por clavo. El hecho de que no descubriesen otras evidencias de tortura en Juan el Crucificado, que según los expertos murió a la edad de entre 24 y 28 años, también resulta de gran valor teológico. Reconstruida por los técnicos, la posición de Juan en la cruz sería la siguiente: piernas colocadas una sobre otra ligeramente flexionadas. Los pies, juntos por los talones, son atravesados por un solo clavo (lo que confirmaría la tradición de los tres clavos en la cruz, y no cuatro como han supuesto algunos autores). La caja torácica levemente contorneada y los brazos fijados al palo horizontal (stipe) mediante dos clavos que atraviesan los antebrazos. Además de Juan hijo de Haggol, los arqueólogos han encontrado otras evidencias de la muerte en cruz. Por ejemplo, en unas excavaciones realizadas en 1940 en Herculano y Pompeya, fueron descubiertas varias cruces litúrgicas. Cúal fue la cruz de Jesús Dado que estas antiguas villas veraniegas romanas fueron sepultadas por el Vesubio -según carta de Plinio El Joven a Tácito- el 24 de agosto del año 79, estas cruces se suponen bastante más antiguas que ese año, y tal vez fueron contemporáneas a la utilizada contra Jesús de Nazaret. Pero esto no quiere decir que sean exactamente iguales a la cruz de Jesús, ya que se han catalogado 385 tipos de cruces diferentes. Algunos teólogos afirman que la cruz es anterior a Jesús basándose simplemente en el texto evangélico. En Mt. 16-24 leemos: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame". Respecto de la cruz empleada en la muerte del fundador del Cristianismo, los autores plantean dos hipótesis fundamentales: la cruz Tau (en forma de T) y la cruz latina, clásica representación de la imaginería popular. Los partidarios de la cruz Tau alegan que este tipo de cruz era la más utilizada en la antigua Roma, pero los detractores de esta hipótesis argumentan que esto no es posible, ya que el texto evangélico afirma que fue colocado un letrero con las iniciales INRI (Jesús Nazareno Rey de los Judíos) en la parte superior de la cruz, sobre la cabeza de Jesús (Mt. 27-37, Lc. 23-38, y Jn 19-19), y esto es imposible en una cruz Tau, que no tiene extremo superior. La hipótesis más popular es que Jesús hubiese sufrido calvario en la clásica cruz latina, pero no la típica y estilizada cruz artesana que la iconografía religiosa plantea. Con seguridad la cruz en que murió Jesús de Nazaret no estaba construida con dos pulidos tablones perfectamente ensamblados, ya que los árboles de Jerusalén (pinos primordialmente) eran demasiado enclenques para parir unos tablones lo suficientemente grandes para confeccionar una cruz mortuoria. Por otro lado, pulir, lijar y luchar contra los nudos de la madera era algo demasiado complicado para confeccionar una herramienta de muerte considerada maldita, y que la mayoría de las veces sería pasto de las llamas debido a las supersticiones populares que rodeaban aquellas despiadadas formas de tortura. Los romanos denominaban genéricamente "crux" a todo instrumento de suplicio en que, el condenado a la pena capital, era fijado, alzado y sometido a una muerte lenta y cruel. En este sentido la palabra latina "crux" significa simplemente tormento, martirio, y "cruciare", atormentar. Según autores como M. Hernán, los romanos despreciaban a los reos de crucifixión. Tras dejarles un par de días para despedirse de sus familias y zanjar sus deudas, eran conducidos, sin ningún tipo de tormento o tortura adicional, al lugar en que eran crucificados. No se desperdiciaba tiempo ni energía en el condenado a la muerte en cruz. Recordemos que Juan el Crucificado no presentaba más síntoma de tortura que los clavos que lo fijaban a la madera y la rotura de las piernas. El desprecio romano Era tal el desprecio sentido para con los crucificados, que esta humillante tortura era reservada a los criminales de más baja ralea. Un condenado que pudiese mostrar el "Civis romanus sum" -salvoconducto que demostrase su ciudadanía romana- disfrutaría del "privilegio" de ser decapitado. Ejecución más digna, rápida y "humanitaria", que la agonía lenta e insoportable de la crucifixión. Desde el punto de vista teológico, el hecho de que Jesús escogiese morir en la cruz alcanza dimensiones de trascendencia cósmicas. De no poder demostrar su ciudadanía romana, y ser condenado a la cruz, el reo habría de cargar con el leño (casi siempre de pino vulgar) de unos 190 ó 200 centímetros, llamado "stipes", hasta el lugar de ejecución. Una vez allí, tal y como llegaba atado al "stipes", era izado en el "patibulum" (parte horizontal de la cruz que podía ser un tronco clavado allí, o un árbol al que se habían podado las ramas), utilizando cuerdas que pasaban por encima de dicho tronco. Una vez izado, se fijaban ambos troncos, "stipes" y "patibulum" (que ya adoptan la forma de cruz latina clásica), y se dejaba al crucificado morir lentamente de hambre, sed, insolación, dolor, asfixia, etc. No solía descenderse el cuerpo del crucificado hasta que había sido totalmente descompuesto, para que sirviese de ejemplo y advertencia al pueblo. En conjunto la cruz era bastante baja, y el reo podía tardar entre 3 y 5 días en morir. En ese tiempo los crucificados solían ser atacados, y sus extremidades inferiores parcialmente devoradas por las alimañas, por lo que con el tiempo, en una muestra de paradójica "misericordia", los ejecutores decidieron hacer las cruces un poco más altas, lo que alargaba la agonía del crucificado. Posteriormente los verdugos adoptarían la "piadosa" medida de romper las piernas del crucificado, con lo cual el cuerpo quedaba suspendido exclusivamente de los clavos de las muñecas. Según han experimentado médicos forenses, un cuerpo humano en esta situación sufre una asfixia gradual, y para obtener cada bocanada de aire el crucificado ha de izarse a pulso sobre los clavos, que desgarran la carne y los nervios del antebrazo. Y tras cada titánico esfuerzo para respirar una vez más, el cuerpo vuelve a caer suspendido de los brazos, al no poder sostenerse sobre las piernas rotas. Así, en pocos minutos, el crucificado muere por asfixia.

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