octubre 03, 2012

Marcahuasi...Supervivientes del Diluvio en los Andes...(4)



Daniel Ruzo recorrió por primera vez la meseta de Marcahuasi, a finales de Agosto de 1952, inspirado por la fotografía que, en el año 1935, tomara Kuroki Riva de la majestuosa figura denominada por los pobladores de la región: "La Cabeza del Inca... Peca Gasha". Había cumplido 52 años el 3 de junio. Cuando se enfrentó con esa escultura la bautizó con el nombre de "Monumento a la Humanidad" al reconocer en ella perfiles de diversas razas humanas.

El año 2002 se cumplieron cincuenta años de esa aventura que lo llevó a estudiar concienzudamente la meseta y que resultó ser la clave para ilustrar la teoría de la protohistoria como Daniel la concebía. Desarrolló ampliamente su tesis en conferencias en el Centro de Instrucción Militar del Perú, en la Academia Nacional de Ciencias de México, en la Universidad de La Sorbona en París, y en la Sociedad de Estudios "Atlantis" de Londres.


Poeta desde su juventud, premiado en Lima en 1917 como ganador de "Los Juegos Florales", su espíritu reconoció siempre la sabiduría que encierran los conocimientos calificados por Jacques Bergier como "realismo fantástico". Tropezó constantemente -como se puede deducir de sus publicaciones- con la que él denominaba "ciencia oficial". Sus conocimientos, iluminados por sus intuiciones, hacían surgir terrenos que investigaba entregándose a la verdad que le ofrecían.


Así ha Cantado la Naturaleza, se llamó su primer libro de poemas. De su relación armoniosa con el universo nació su interés por recorrer el Perú y relacionarse con los caminos y los cerros. Su deseo de profundizar el sentido de los símbolos que reconocía en las montañas peruanas, lo acercó en 1924 a Don Pedro Astete y Concha, investigador de tradiciones y leyendas.


Astete regresaba en esa fecha de Argentina, donde había recopilado datos, desde 1915, en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, y llegaba a Lima con innumerables notas sobre símbolos, signos, leyendas, letras y números estudiados en diversas culturas. Ruzo se unió a esos estudios y ambos trabajaron juntos hasta 1940, fecha del fallecimiento de don Pedro. Daniel se ocupó de que las notas minuciosas que Astete había hecho a mano y con lápiz en eternos cuadernillos, fueran mecanografiadas. También se ocupó de editar Los Signos, obra que Astete dejó preparada para su publicación.


Testigo de sus reuniones y coloquios fue el Cerro de San Cristóbal, primera montaña en la que comenzaron a estudiar esculturas, caminos trazados, símbolos y leyendas. Por eso ilustramos esta reedición con la foto del balcón de la casa de la familia de Don Pedro, donde se reunían casi diariamente.


Daniel comenzó entonces a elaborar su tesis sobre la existencia de una humanidad como la nuestra que dejó sus mensajes esculpidos en la roca natural. Astete colaboraba en esa investigación, aunque no compartía la teoría completa. Reconocía, si, un mensaje en la palabra "Masma", (ver el capítulo "El Sueño de Masma") palabra que inundó el trabajo de ambos de tal modo que la primera denominación con la que Daniel inició sus exposiciones fue: "La Cultura Masma".


Esta reedición de su primera publicación de 1974, conserva el texto original y en ella se expresa su mensaje como Daniel lo manifestó. Incluye las palabras que dirigió a la juventud del Perú en 1980. Se ilustra con fotografías tomadas por el propio Daniel entre 1952 y 1960; pretende ser un homenaje a la devoción con que emprendía todos los caminos de su vida.


Sin detallar toda la colaboración que Daniel recibió, quiero agradecer muy especialmente la ayuda que aportaron, desde el primer momento y hasta la fecha, dos
pobladores nativos de San Pedro de Casta, que hoy lo recuerdan y viven como propia esta singular investigación de la protohistoria. Son ellos: don Manuel Olivares y don Miguel Bautista.

Débora Goldst

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