noviembre 10, 2012

EL MOTÍN DE LOS ANUNNAKI...(1)


Después de que Enlil llegara a la Tierra en persona, el «Mando de la Tierra» fue transferido de Enki a Enlil. Es probable que fuera entonces cuando el epíteto o nombre de Enki se cambió por el de E.A («señor aguas»), en vez del de «señor tierra».


Los textos sumerios explican que en época tan temprana como la de la llegada de los dioses a la Tierra, se acordó una separación de poderes: Anu permanecería en los cielos y gobernaría el Duodécimo Planeta, Enlil mandaría en las tierras y Enki se haría cargo del AB.ZU (apsu en acadio). Dejándose llevar por el «acuoso» significado del nombre E.A, los expertos tradujeron AB.ZU como «profundidad acuosa», suponiendo que, al igual que en la mitología griega, Enlil representaba al descomunal Zeus y Ea era el prototipo de Poseidón, Dios de los Océanos.


En otros casos, se hacia referencia a los dominios de Enlil como los del Mundo Superior, y los de Ea como los del Mundo Inferior; una vez más, los expertos supusieron que Enlil controlaba la atmósfera de la Tierra, mientras que Ea era el soberano de las «aguas subterráneas» -el Hades griego en el que se supone que creían los mesopotámicos. El mismo término abismo (que se deriva de apsu) nos trae la idea de las aguas profundas, oscuras y peligrosas en las que uno se puede hundir y desaparecer.



Así, a medida que se iban encontrando textos mesopotámicos que hablaban del Mundo Inferior, los expertos los iban traduciendo con el término Unterwelt («mundo subterráneo») o Totenwelt («mundo de los muertos»).



Ha sido sólo en los últimos tiempos cuando los sumerólogos han mitigado de algún modo la ominosa connotación, traduciendo aquel término por la palabra netherworld.



Los textos mesopotámicos que mayor responsabilidad tuvieron en esta mala interpretación fueron los que constituyeron la serie de liturgias que lamentaban la desaparición de Dumuzi, mejor conocido como el dios Tamuz de los textos bíblicos y cananeos. Fue con él con quien Inanna/Ishtar tuvo su amorío más famoso y, cuando desapareció, al que fue a buscar en el Mundo Inferior.



El enorme Tammuz-Liturgen und Verwandtes de P. Maurus Witzel, una obra maestra sobre los «textos de Tamuz» sumerios y acadios, sólo ayudó a perpetuar el error. Los relatos épicos de la búsqueda de Ishtar se tomaron por un viaje «al reino de los muertos, y su posterior retorno a la tierra de los vivos».



Los textos sumerios y acadios que describen el descenso de Inanna/Ishtar al Mundo Inferior nos dicen que la diosa decidió hacer una visita a su hermana Ereshkigal, señora del lugar. Ishtar no fue allí ni muerta ni contra su voluntad; fue viva y sin que la invitaran, abriéndose paso ante el guardián a base de amenazas:

Si no abres el pórtico para que pueda entrar, 

haré pedazos la puerta, destrozaré el cerrojo, 
haré pedazos las jambas, arrancaré las puertas.
Una a una, Ishtar abrió las siete puertas que llevaban a la morada de Ereshkigal y, cuando por fin llegó y Ereshkigal la vio, literalmente, montó en cólera (el texto acadio dice, «estalló en su presencia»). El texto sumerio, vago en cuanto al propósito del viaje o en cuanto a las causas de la ira de Ereshkigal, revela que Inanna esperaba este recibimiento, pues se esforzó por notificar su viaje con antelación al resto de divinidades principales, y se aseguró de que harían por rescatarla en caso de que fuera hecha prisionera en el «Gran Abajo».


El esposo de Ereshkigal -y Señor del Mundo Inferior- era Nergal, El modo por el cual llegó al Gran Abajo y se convirtió en su señor no sólo ofrece luz sobre la naturaleza humana de los «dioses», sino que también nos demuestra que este mundo podía ser cualquier cosa menos un «mundo de los muertos».



El relato, del cual se han encontrado varias versiones, comenzaba con un banquete en el cual los invitados de honor eran Anu, Enlü y Ea. El banquete se celebraba «en los cielos», pero no en la morada de Anu en el Duodécimo Planeta. Quizás tenía lugar a bordo de una nave orbital, pues cuando Ereshkigal no pudo ascender a reunirse con ellos, los dioses le enviaron un mensajero que «descendió la larga escalera de los cielos, llegó a la puerta de Ereshkigal». Tras recibir la invitación, Ereshkigal dio instrucciones a su consejero, Namtar:

«Asciende, Namtar, la larga escalera de los cielos; 

coge el plato de la mesa, toma mi parte; 
todo lo que Anu te dé, tráemelo a mí.»
Cuando Namtar entró en la sala del banquete, todos los dioses, excepto «un dios calvo, sentado en la parte de atrás», se levantaron para darle la bienvenida. Luego, cuando volvió al Mundo Inferior, Namtar informó del incidente a Ereshkigal. Ella y todos los dioses menores de sus dominios se sintieron insultados, y la diosa pidió que se le enviara al dios ofensor para castigarlo.


Sin embargo, el ofensor era Nergal, hijo del gran Ea. Tras ser severamente reprendido por su padre, Nergal recibió instrucciones para que hiciera el viaje solo, armado nada más con un montón de consejos paternos sobre cómo comportarse. Cuando Nergal llegó a la puerta, Namtar lo reconoció y lo condujo al «amplio patio de Ereshkigal», donde fue sometido a varias pruebas. Más pronto o más tarde, Ereshkigal fue a tomar su baño diario.

... ella mostró su cuerpo.

Lo que es normal para hombre y mujer,
él... en su corazón ...
... se abrazaron,
apasionadamente yacieron en la cama.
Durante siete días y siete noches hicieron el amor. En el Mundo Superior, había saltado la alarma por el desaparecido Nergal. «Déjame ir», le dijo a Ereshkigal. «Iré y volveré», le prometió. Pero, tan pronto partió, Namtar fue a Ereshkigal y acusó a Nergal de no tener intención de volver. Una vez más, Namtar fue enviado arriba hasta Anu. El mensaje de Ereshkigal era claro:
Yo, tu hija, era joven;

no he conocido el juego de las doncellas...
Ese dios al que enviaste,
y que ha tenido relaciones sexuales conmigo-
Envíamelo, para que pueda ser mi marido,
para que viva conmigo.
Sin tener en mente todavía la idea de casarse, Nergal organizó una expedición militar y asaltó las puertas de Ereshkigal, con la intención de «cortarle la cabeza». Pero Ereshkigal declaró:
«Sé mi marido y seré tu esposa.

Te concederé el dominio 
sobre la amplia Tierra Interior. 
Pondré la Tablilla de la Sabiduría en tus manos. 
Tú serás Señor, yo seré Señora».
Y, entonces, llegó el final feliz:
Cuando Nergal escuchó sus palabras, 

tomó su mano y se la besó, 
enjugando sus lágrimas: 
«Lo que tú has deseado para mí 
desde hace meses -¡sea ahora!»
Los acontecimientos relatados no sugieren, en modo alguno, una Tierra de los Muertos. Todo lo contrario: era un lugar donde los dioses podían entrar e irse, un lugar donde se podía hacer el amor, un lugar lo suficientemente importante como para confiárselo, a una nieta de Enlil y a un hijo de Enki. Reconociendo que los hechos no apoyan la idea primitiva de una región sombría, W. F. Albright (Mesopotamian Elements in Canaanite Eschatology) sugirió que la morada de Dumuzi en el Mundo Inferior era «un hogar brillante y fértil en el paraíso subterráneo llamado 'la boca de los ríos', el cual estaba estrechamente asociado con el hogar de Ea en el Apsu».


Era un lugar lejano y difícil de alcanzar, para poder estar seguro, una especie de «zona restringida», pero no era, ciertamente, un «lugar sin retorno». Al igual que Inanna, otras divinidades importantes también fueron a, y volvieron de, ese Mundo Inferior. Enlil fue desterrado al Abzu por un tiempo, después de violar a Ninlil. Y Ea se trasladaba constantemente entre Eridü en Sumer y el Abzu, llevando al Abzu «la artesanía de Eridú» y haciendo allí «un noble santuario» para sí mismo.



Lejos de ser un lugar oscuro y desolado, fue descrito como un lugar brillante de aguas fluentes.

Una tierra rica, amada por Enki; 

rebosante de riquezas, perfecta en plenitud... 
Cuyo poderoso río recorre la tierra.
Hemos visto las muchas representaciones que hay de Ea como Dios de las Aguas Fluentes. En los textos sumerios se ve que estas aguas fluentes existieron realmente -no en Sumer y en sus llanuras, sino en el Gran Abajo. W. F. Albright llamó la atención sobre un texto que trata del Mundo Inferior como del País de UT.TU -«en el oeste» de Sumer. En él, se habla de un viaje de Enki al Apsu:
A ti, Apsu, tierra pura,

donde fluyen con rapidez grandes aguas,
a la Morada de las Aguas Fluentes
el Señor acude...
La Morada de las Aguas Fluentes 
Enki en las aguas puras se estableció;
en medio del Apsu, 
un gran santuario estableció.
A decir de todos, el lugar se encontraba más allá del mar. En un lamento por «el hijo puro», el joven Dumuzi, se dice que fue llevado al Mundo Inferior en un barco. Un «Lamento sobre la Destrucción de Sumer» cuenta que Inanna se las ingenió para subir furtivamente en un barco. «De sus posesiones partió. Descendió al Mundo Inferior».


Un largo texto, poco comprendido por causa de no haberse encontrado una versión intacta, trata de un gran conflicto entre Ira (título de Nergal como Señor del Mundo Inferior) y su hermano Marduk. Durante el transcurso del conflicto, Nergal dejó sus dominios y se enfrentó a Marduk en Babilonia; Marduk, por otra parte, le amenazó: «Al Apsu descenderé, a vigilar a los anunnaki... mis armas furiosas contra ellos levantaré». Para llegar al Apsu, Marduk dejó la Tierra de Mesopotamia y viajó sobre «aguas que se elevaban». Su destino era Arali, en el «basamento» de la Tierra, y los textos ofrecen una pista muy precisa sobre el lugar donde estaba este «basamento»:

En el distante mar,

100 beru de agua [en la distancia]...
El suelo de Arali [está] ...
Está donde las Piedras Azules hacen enfermar,
adonde el artesano de Anu
lleva el Hacha de Plata, que brilla como el día.
El beru, tanto en su aspecto de unidad de medida terrestre como en el de cálculo de tiempo, se utilizaba, probablemente, en esta última faceta cuando se trataba de viajar por el agua. Como tal, consistía en una hora doble, de manera que cien beru significaría doscientas horas de navegación. No tenemos forma de determinar la velocidad de navegación media o supuesta que se empleaba en aquellos antiguos cálculos de distancias, pero no hay duda de que se podía alcanzar una tierra verdaderamente distante después de un viaje por mar de tres, cuatro o cinco mil kilómetros.


Los textos indican que Arali estaba situada al oeste y al sur de Sumer. Un barco que viajara cuatro o cinco mil kilómetros en dirección sudoeste desde el Golfo Pérsico sólo podía tener un destino: las costas del sur de, África.



Sólo una conclusión así puede explicar los términos de Mundo Inferior, dando a entender el hemisferio sur, donde se encontraba la Tierra de Arali; a diferencia del Mundo Superior, o hemisferio norte, donde estaba Sumer Esta división de los hemisferios terrestres entre Enlil (norte) y Ea (sur) se correspondería con la designación de los cielos septentrionales como el Camino de Enlil y los meridionales como el Camino de Ea.



La habilidad de los Nefilim para emprender viajes interplanetarios, orbitar la Tierra y aterrizar en ella debería de obviar la cuestión de si pudieron haber conocido el sur de África, además de Mesopotamia. Muchos sellos cilíndricos, en los que se ven animales propios de la zona (como la cebra o el avestruz), escenas de la jungla o soberanos que llevan pieles de leopardo en la tradición africana, atestiguan una «conexión africana».



¿Qué interés podrían tener los nefilim en esta parte de África, capaz de atraer el genio científico de Ea y de conceder a los importantes dioses encargados de la zona una única «Tablilla de la Sabiduría»?



El término sumerio AB.ZU, que los expertos aceptan como «profundidad acuosa», precisa de un nuevo análisis crítico. Literalmente, el término significa «fuente profunda primitiva» -no necesariamente de aguas. Según las reglas gramaticales sumerias, cualquiera de las dos sílabas de cualquier término podía preceder a la otra sin cambiar el significado de la palabra, con lo que AB.ZU y ZU.AB significarían los mismo. Pero este término sumerio, en esta ultima forma, nos permite identificar su paralelo en las lenguas semitas, pues za-ab siempre significó y sigue significando «metal precioso», concretamente «oro», en hebreo y en sus lenguas hermanas.



El pictograma sumerio para AB.ZU era el de una profunda excavación en la Tierra, con un pozo encima. Así, Ea no era el señor de una indefinida «profundidad acuosa», ¡sino el dios encargado de la explotación de los minerales de la Tierra! (Fig.  139)

De hecho, el griego abyssos, adoptado del acadio apsu, significa también un agujero sumamente profundo en el suelo. Los libros de texto acadios explicaban que «apsu es nikbu»; el significado de esta palabra, y el de su equivalente hebrea nikba, es muy preciso: un corte o perforación muy profunda en el suelo, hecha por el hombre.


P. Jensen (Die Kosmologie der Babylonier) ya observó en 1890 que el término acadio Bit Nimiku no debería de traducirse como «casa de sabiduría», sino como «casa de profundidad». Jensen citaba un texto (V.R.30,49-50ab) que decía: «Es de Bit Nimiku de donde el oro y la plata vienen». Otro texto (III.R.57, 35ab), explicaba, según Jensen, que el nombre acadio «Diosa Shala de Nimiki» era la traducción del epíteto sumerio «Diosa Que Entrega el Brillante Bronce». El término acadio nimiku, que se ha traducido como «sabiduría», concluyó Jensen, «tiene que ver con los metales». Pero por qué, simplemente admitió, «no lo sé».



Algunos himnos mesopotámicos a Ea lo ensalzan como Bel Nimiki, traducido «señor de la sabiduría»; pero la traducción correcta debería de ser, indudablemente, «señor de la minería». Del mismo modo que la Tablilla de los Destinos de Nippur contenía datos orbitales, la Tablilla de la Sabiduría confiada a Nergal y a Ereshkigal era, de hecho, una «Tablilla de la Minería», un «banco de datos» sobre las operaciones mineras de los nefilim.



Como Señor del Abzu, Ea estaba asistido por otro dios, su hijo GI.BIL («el que quema el suelo»), que estaba a cargo del fuego y de la fundición. Al Herrero de la Tierra se le suele representar como a un dios joven cuyos hombros emiten rayos rojos y calientes o incluso chispas de fuego, un joven dios que emerge del suelo o está a punto de sumergirse en él. Los textos dicen que Ea remojó a Gibil en «sabiduría», queriendo decir en realidad que Ea le enseñó las técnicas de la minería. (Fig. 140)

Él mineral de metal que los nefilim extraían en el sudeste de África era transportado hasta Mesopotamia en barcos de carga específicamente diseñados que recibían el nombre de MA.GUR UR.NU AB.ZU («barco para mineral del Mundo Inferior»). Desde allí, el mineral se llevaba hasta Bad-Tibira, cuyo nombre significa, literalmente, «la fundación de metalurgia». Fundido y refinado, el metal se vertía en lingotes que no cambiaron de forma durante milenios. Se han encontrado lingotes de estos en varias excavaciones de Oriente Próximo, confirmando la fiabilidad de los pictogramas sumerios como representaciones verdaderas de los objetos que plasmaban «por escrito»; el signo sumerio para el término ZAG («precioso purificado») era la imagen de un lingote. En épocas primitivas, parece ser que tenían un agujero que los recorría longitudinalmente, y por el cual se insertaba una vara. (Fig. 141)
Varias representaciones de un Dios de las Aguas Fluentes le muestran flanqueado por porteadores de estos lingotes de metal precioso, indicando que era también el Señor de la Minería. (Fig. 142)
Los diversos nombres y epítetos de la africana Tierra de las Minas de Ea están repletos de pistas sobre su localización y naturaleza. Fue conocida como A.RA.LI («lugar de las vetas brillantes»), la tierra de la que viene el mineral metalífero. Inanna, mientras estaba planeando su descenso al hemisferio sur, se refirió al lugar como la tierra donde «el metal precioso está cubierto de suelo» -está bajo tierra. Un texto del que informó Erica Reiner, en el que se hace una relación de montañas y ríos del mundo sumerio, dice: «Monte Arali: hogar del oro»; y en un texto fragmentario descrito por H. Radau, se confirma que Arali fue la tierra de la que dependía Bad-Tibira para seguir con sus trabajos.

bibliotecapleyades.net/sitchin

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