La historia del primer asentamiento en la Tierra de unos seres inteligentes es una impresionante saga no menos inspiradora que el descubrimiento de América o la circunnavegación de la Tierra. Y, ciertamente, fue algo de la máxima importancia, pues, gracias a esta aventura, nosotros y nuestras civilizaciones existimos hoy en día.
«La Epopeya de la Creación» nos dice que los «dioses» llegaron a la Tierra gracias a una decisión deliberada de su líder. La versión babilonia atribuye la decisión a Marduk, y explica que este dios esperó hasta que el suelo de la Tierra se secó y endureció lo suficiente como para permitir el aterrizaje y las operaciones de construcción.
Después, Marduk anunció su decisión al grupo de astronautas:
En lo profundo de Arriba,
donde habéis estado residiendo,«La Regia Casa de Arriba» he levantado.Ahora, una imagen de éstavoy a construir en El Abajo.
Entonces, Marduk explicó su propósito:
Cuando desde los Cielos
a la asamblea descendáis,habrá un sitio de descanso por la nochepara recibiros a todos.Lo llamaré «Babilonia»-La Puerta de los Dioses
Así pues, la Tierra no iba a ser, meramente, objeto de una visita o una breve estancia exploratoria; iba a ser «un hogar lejos del hogar» permanente.
Por viajar a bordo de un planeta que, en sí mismo, ya era una especie de nave espacial, cruzando los senderos de la mayoría de los demás planetas, no hay duda de que los nefilim explorarían los cielos, en primer lugar, desde la superficie de su propio planeta. A esto, le seguirían exploraciones no tripuladas y, más pronto o más tarde, lograrían la capacidad necesaria para enviar misiones tripuladas a otros planetas.
Dado que los nefilim buscaban un «hogar» adicional, debieron pensar que la Tierra era un lugar favorable. Sus tonos azules serían un indicio de que tenía agua y aire, sustentadores de vida; sus marrones revelaban tierra firme; sus verdes, vegetación y una base para la vida animal. Sin embargo, cuando los nefilim llegaron por fin a la Tierra, debió de parecerles un tanto diferente de lo que les hubiera parecido a unos astronautas en la actualidad, pues, cuando los nefilim llegaron aquí, la Tierra estaba en mitad de una época glacial, un período que se convertiría en una de las fases más congelantes y descongelantes del clima en la Tierra.
Primer período glacial -comenzó hace unos 600.000 años.
Primer calentamiento (período interglacial) -hace 550.000 años.Segundo período glacial -hace 480.000 a 430.000 años.
Cuando los nefilim llegaron a la Tierra, hace unos 450.000 años, alrededor de la tercera parte del suelo firme estaba cubierto de capas de hielo y glaciares. Con tantas aguas de la Tierra heladas, las lluvias eran escasas, pero no en todas partes. Debido a las peculiaridades de los patrones de viento y al terreno, entre otras cosas, algunas zonas de la tierra que en la actualidad están bien provistas de agua eran estériles entonces, y algunas zonas que en la actualidad sólo tienen lluvias estacionales, tenían lluvias durante todo el año por aquel entonces.
Los niveles del mar también eran más bajos, debido a la gran cantidad de agua capturada como hielo sobre las masas de tierra. Las evidencias indican que, durante las dos eras glaciales principales, los niveles del mar estaban entre 180 y 215 metros más bajos que en la actualidad. De ahí, que hubiera tierra firme donde ahora hay mares y costas. Donde los ríos seguían corriendo, creaban profundas gargantas y cañones, si sus cursos les llevaban por terrenos rocosos; si sus lechos discurrían por terrenos blandos y arcillosos, llegaban a los mares glaciares a través de inmensas tierras pantanosas.
Llegando a la Tierra en mitad de una situación climática y geográfica de este tipo, ¿dónde iban a establecer su primera morada los nefilim?
Sin duda, buscarían un lugar que tuviera un clima relativamente templado, donde unos simples refugios fueran suficientes, y donde se pudieran mover con ropas ligeras, y no con pesados trajes aislantes. También debieron buscar agua para beber, lavarse y otros propósitos industriales, así como para el sostenimiento de la vida vegetal y animal necesarias para la alimentación. Los ríos servirían tanto para facilitar la irrigación de grandes extensiones de tierra, como para proporcionar un medio de transporte adecuado.
Sólo una estrechísima zona templada de la Tierra reunía todos estos requisitos, así como ofrecía los grandes terrenos llanos necesarios para los aterrizajes. Así pues, los nefilim centraron su atención, como ahora sabemos, en los tres principales sistemas fluviales y en sus llanuras: el Nilo, el Indo y el Tigris-Eufrates. Cada una de estas cuencas fluviales reunía las condiciones necesarias para la primera colonización; con el tiempo, cada una de ellas se convertiría en el centro de una antigua civilización.
Los nefilim difícilmente habrían ignorado otra necesidad: una fuente de combustible y energía. En la Tierra, el petróleo ha sido una fuente versátil y abundante de energía, calor y luz, así como una materia prima vital en la elaboración de infinidad de bienes esenciales. Los nefilim, a juzgar por las prácticas y los registros sumerios, hicieron un amplio uso del petróleo y de sus derivados, y sería razonable pensar que, en su búsqueda del habitat más adecuado en la Tierra, los nefilim prefirieran un lugar rico en petróleo.
Con esto en menté, probablemente dejarían el valle del Indo como última elección. Al valle del Nilo le darían el segundo lugar; geológicamente, se encuentra en una importante zona rocosa sedimentaria, pero el petróleo de la zona se encuentra a cierta distancia del valle y requiere de una profunda perforación. La Tierra de los Dos Ríos, Mesopotamia, era, sin duda, el lugar al que se le dio la primera posición. Uno de los campos petrolíferos más ricos del mundo se extiende desde el Golfo Pérsico hasta las montañas donde nacen el Tigris y el Eufrates. Y mientras que, en la mayoría de los lugares, uno tiene que perforar profundamente para sacar el crudo, en la antigua Sumer (ahora el sur de Iraq), los betunes, los alquitranes, las Peces y los asfaltos borboteaban o manaban en la superficie de forma natural.
(No por casualidad, los sumerios tenían nombres para todas las sustancias bituminosas -petróleo, crudos, asfaltos naturales, rocas asfálticas, alquitranes, asfaltos pirogénicos, masillas, ceras y peces. Tenían nueve nombres diferentes para los distintos betunes. En comparación, en la lengua de los antiguos egipcios sólo había dos de éstos, y en sánscrito, tres.)
El Libro del Génesis describe la morada de Dios en la Tierra -el Edén- como un lugar de clima templado, cálido aunque aireado, pues Dios salía a pasear por las tardes para refrescarse con ia brisa. Era un lugar con buena tierra, que se prestaba para la agricultura y la horticultura. Obtenía su agua de una red de cuatro ríos. «Y el nombre del tercer río [era] Hidekel [Tigris]; éste es el que fluye hacia el este de Asiria; y el cuarto era el Eufrates».
En tanto que las opiniones referentes a la identidad de los dos primeros ríos, el Pishon («abundante») y el Gihon («el que mana») no son concluyentes, no existe duda con respecto a los otros dos, el Tigris y el Eufrates. Algunos estudiosos sitúan el Edén en el norte de Mesopotamia, donde tienen su origen los dos ríos y dos afluentes menores; otros (como E. A. Speiser, en The Rivers of Paradisé) creen que los cuatro ríos convergían en la cabecera del Golfo Pérsico, de manera que el Edén no estaba en el norte, sino en el sur de Mesopotamia.
El nombre bíblico Edén es de origen mesopotámico, y proviene del acadio edinu, que significa «llano». Recordemos que el título «divino» de los dioses antiguos era DIN.GIR («los justos de los cohetes»). Un nombre sumerio para la morada de los dioses, E.DIN, habría significado «hogar de los justos», algo que se habría adaptado perfectamente a la descripción.
La elección de Mesopotamia vendría probablemente motivada por, al menos, otra consideración importante. Aunque, con el tiempo, los nefilim construyeron un espaciopuerto en tierra firme, hay algunas evidencias que sugieren que, al menos al principio, amerizaban en el interior de una cápsula herméticamente cerrada. Si éste fue el caso, Mesopotamia ofrecía la proximidad no a uno, sino a dos mares –el Océano índico al sur y el Mediterráneo al oeste- de modo que, en caso de emergencia, el amerizaje no habría dependido de una sola opción. Como veremos, también era esencial una buena bahía o un golfo desde donde poder emprender grandes viajes.
En textos y dibujos antiguos, a las naves de los nefilim se les llamaba inicialmente «barcos celestes». Uno puede imaginar que el aterrizaje de estos astronautas «marítimos» podría haberse descrito en los antiguos relatos épicos como la aparición de una especie de submarino de los cielos en el mar, del cual emergieran unos «hombres-pez» y desembarcaran.
De hecho, los textos mencionan que algunos de los AB.GAL que gobernaban las naves espaciales iban vestidos como un pez. En un texto que habla de los viajes divinos de Ishtar, se nos muestra a ésta buscando al «Gran gallu» (navegante jefe), que se había ido en «un barco hundido». Beroso nos transmitió leyendas relativas a Oannes, el «Ser Dotado de Razón», un dios que apareció desde «el mar eri-treo que bordeaba Babilonia», en el primer año del descenso del Reino del Cielo.
Beroso informó que, aunque Oannes parecía un pez, tenía una cabeza humana debajo de la cabeza de pez, y tenía pies humanos debajo de la cola de pez. «Su voz y su lengua también eran articulados y humanos». (Fig. 126)
Los tres historiadores griegos, a través de los cuales sabemos lo que Beroso escribió, decían que estos hombres-pez divinos aparecían periódicamente, llegaban a la costa desde el «mar eritreo» -la masa de agua que conocemos ahora como Mar Arábigo (la parte occidental del Océano índico).
¿Por qué amerizaban los nefilim en el Océano índico, a cientos de kilómetros del lugar elegido en Mesopotamia, en vez de en el Golfo Pérsico, que está mucho más cerca? Las crónicas antiguas confirman indirectamente nuestra conclusión de que los primeros aterrizajes tuvieron lugar durante, el segundo período .glacial, cuando el Golfo. Pérsico de hoy no era un mar, sino una gran extensión de tierras pantanosas y lagos poco profundos, en los cuales era imposible el amerizaje.
Después de descender en el Mar Arábigo, los primeros seres inteligentes en la Tierra se trasladaron a Mesopotamia. Las tierras pantanosas se extendían más allá de lo que en la actualidad es la costa. Y allí, al filo de los pantanos, establecieron su primer asentamiento en nuestro planeta.
Le llamaron E.RI.DU («casa construida en la lejanía»).¡Qué nombre más apropiado!
Hasta el día de hoy, la palabra persa ordu significa «campamento». Es una palabra cuyo significado ha echado raíces en todos los idiomas: a la poblada Tierra se le llama Erde en alemán, Erda en antiguo alto alemán, Jórdh en islandés, Jord en danés, Airtha en gótico, Erthe en inglés medio; y volviendo, geográficamente y en el tiempo, «Tierra» -Earth en inglés- era Aratha o Ereds en arameo, Erd o Ertz en kurdo, y Eretz en hebreo.
En Eridú, en el sur de Mesopotamia, los nefilim establecieron la Estación Tierra 1, un solitario puesto avanzado en un planeta medio congelado. (Fig. 127)
Los textos sumerios, confirmados por las posteriores traducciones acadias, hacen una relación de asentamientos originales o «ciudades» de los nefilim en el orden en el que se fundaron. Incluso, se nos dice a qué dios se puso al cargo de cada uno de estos asentamientos. Un texto sumerio, que se cree que fue el original del acadio «Las Tablillas del Diluvio», dice lo siguiente al respecto de cinco de las primeras siete ciudades:
Después de que el reino fuera bajado desde el cielo,
después de que la sublime corona, el trono del reinofuera bajado desde el cielo,él... perfeccionó los procedimientos,las divinas ordenanzas...Fundó cinco ciudades en lugares puros,les dio sus nombres,las dispuso como centros.La primera de estas ciudades, ERIDÚ,se la dio a Nudimmud, el líder.La segunda, BAD-TIBIRA,se la dio a Nugig.La tercera, LARAK,se la dio a Pabilsag.La cuarta, SIPPAR,se la dio al héroe Utu.La quinta, SHURUPPAK,se la dio a Sud.
El nombre del dios que bajó el Reino desde el Cielo, planificó el asentamiento de Eridú y de cuatro ciudades más, y nombró a sus gobernadores o comandantes, desgraciadamente, se ha perdido. No obstante, todos los textos concuerdan en que el dios que caminó por el agua hasta la orilla de los pantanos y dijo «Aquí nos instalaremos» fue Enki, apodado «Nudimmud» («aquel que hace cosas») en el texto.
Los dos nombres de este dios -EN.KI («señor del suelo firme») y E.A («cuya casa es el agua»)- eran de lo más apropiados. Eridú, que quedó como centro de culto y sede del poder de Enki a lo largo de toda la historia de Mesopotamia, se construyó sobre un terreno elevado artificialmente por encima de las aguas pantanosas. Las evidencias se encuentran en un texto llamado (por S. N. Kramer) «El Mito de Enki y Eridú»:
El señor de la profundidad acuosa, el rey Enki...
construyó su casa...En Eridú construyó la Casa de la Ribera del Agua...El rey Enki... ha construido una casa:Eridú, como una montaña,ha elevado desde la tierra;en un buen lugar la ha construido.
Éste y otros textos, en su mayor parte fragmentarios, sugieren que una de las primeras preocupaciones de los «colonos» en la Tierra tuvo que ver con lagos poco profundos y ciénagas. «Él trajo...; estableció la limpieza de los ríos pequeños». El dragado de los lechos de riachuelos y afluentes para mejorar el flujo de las aguas se hizo con el propósito de drenar las ciénagas, conseguir agua limpia y potable, y poner en marcha un sistema de irrigación controlada. Las narraciones sumerias ofrecen indicios también del rellenado con tierra o de la construcción de diques para proteger las primeras casas de las omnipresentes aguas.
Hay un texto, llamado por los expertos el «mito» de «Enki y la Ordenación de la Tierra», que es uno de los poemas narrativos sumerios más largos y mejor preservados que se hayan descubierto. El texto se compone de 470 líneas, de las cuales 375 son perfectamente legibles. Desgraciadamente, el inicio (unas 50 líneas) está roto. Los versos que siguen se dedican a la exaltación de Enki y al establecimiento de sus relaciones con Anu (su padre), la divinidad jefe, con Ninti (su hermana) y con Enlil (su hermano).
Después de estas introducciones, el mismo Enki «coge el micrófono». Por fantástico que pueda parecer, lo cierto es que el texto viene a ser un informe en primera persona en el que Enki relata su llegada a la Tierra.
«Cuando llegué a la Tierra,
estaba todo inundado.Cuando llegué a sus verdes praderas,montones y montículos se levantaronbajo mis órdenes.Construí mi casa en un lugar puro...Mi casa-su sombra se extiende sobre el Pantano de la Serpiente...las carpas agitan sus colas en élentre los pequeños juncos gizi-»
El poema pasa entonces a describir y registrar, en tercera persona , los logros de Enki. He aquí algunos versos seleccionados:
El marcó el pantano,
puso en él carpa y... -pescado;Marcó el matorral de cañas,puso en él... -juncos y juncos verdes.A Enbilulu, el Inspector de Canales,lo puso al cargo de los pantanos.Fue él el que puso la red para que no escaparan los peces,de cuya trampa no... escapa,de cuyo cepo ningún pájaro escapa, .... el hijo de ... un dios al que le gustan los pecesEnki puso al cargo de los peces y los pájaros.A Enkimdu, el de la zanja y el dique,Enki lo puso al cargo de la zanja y el dique.Él cuyo ... molde dirige,a Kulla, el hacedor de ladrillos del País,Enki lo puso al cargo del molde y el ladrillo.
El poema enumera otros logros de Enki, entre los que se incluye la purificación de las aguas del Tigris y la unión (por medio de un canal) del Tigris y el Eufrates. Su casa, a la orilla del agua, tenía un embarcadero en el que podían amarrar embarcaciones y balsas de juncos, y desde el cual podía salir a navegar. No en vano, la casa se llamó E.ABZU («casa de lo Profundo»). El recinto sagrado de Enki en Eridú se conoció por este nombre durante milenios.
No hay duda de que Enki y su grupo exploraron las tierras de alrededor de Eridú, pero parece que preferían viajar por el agua. La tierra pantanosa, dijo en uno de los textos, «es mi lugar preferido; extiende sus brazos hacia mí». En otros textos, se mostraba a Enki navegando por los pantanos en su embarcación, llamada MA.GUR (literalmente, «barco en el que se da una vuelta»), es decir, un barco de paseo. Él mismo nos cuenta que su tripulación «remaba al unísono». En momentos así, se confiesa, «los conjuros y las canciones sagradas henchían mi Profundidad Acuosa». Hasta se ha registrado un detalle menor, como el del nombre del capitán del barco de Enki. (Fig. 128)
La lista de reyes sumerios indica que Enki y su primer grupo de nefilim estuvieron solos en la Tierra durante bastante tiempo. Ocho shar's (28.800 años) pasaron antes de que se nombrara al segundo comandante o «jefe de asentamiento».
Si examinamos las evidencias astronómicas, nos encontraremos con algunos aspectos interesantes sobre este asunto. Los expertos se han mostrado un tanto desconcertados ante la aparente «confusión» sumeria sobre cuál de los doce signos del zodiaco estaba asociado a Enki. El signo de la cabra-pez, que representa a la constelación de Capricornio, estaba relacionado, según parece, con Enki (y, de hecho, puede explicar el epíteto del fundador de Eridú, A.LU.LIM, que podría significar «cordero de las aguas relucientes»). Sin embargo, a Ea/Enki se le solía representar sosteniendo ánforas de aguas fluentes -el original Portador del Agua, o Acuario; y, ciertamente, también era el Dios de los Peces, estando relacionado así con Piscis.
A los astrónomos les resulta difícil explicar cómo los antiguos observadores del cielo pudieron ver en un grupo de estrellas el contorno de, digamos, unos peces o de un acarreador de agua. La respuesta que nos viene a la mente es que los signos del zodiaco no recibieron sus nombres por la forma que pudiera adoptar un grupo de estrellas, sino por el epíteto o actividad principal de un dios que estaría relacionado con el momento en el que el equinoccio vernal estaba en una zona zodiacal concreta.
Si Enki llegó a la Tierra -como creemos- a finales de una Era de Piscis, presenció un cambio precesional a Acuario y permaneció durante un Gran Año (25.920 años) hasta el comienzo de una Era de Capricornio, entonces Enki fue, ciertamente, el único mando en la Tierra durante esos supuestos 28.800 años.
El lapso de tiempo del que se habla nos confirma también en la idea de que los nefilim llegaron a la Tierra en mitad de una era glacial. El duro trabajo de levantamiento de diques y de excavación de canales comenzó cuando las condiciones climáticas aún eran severas. Pero a los pocos shar's de su aterrizaje, el período glacial comenzó a ceder terreno ante un clima más cálido y lluvioso (hace alrededor de 430.000 años). Fue entonces cuando los nefilim decidieron trasladarse tierra adentro y expandir sus asentamientos. Y, así, los anunnaki (los nefilim de base) nombraron al segundo comandante de Eridú, A.LAL.GAR («el que trajo descanso en tiempo de lluvia»).
Pero, mientras Enki estaba afrontando las adversidades de un pionero en la Tierra, Anu y su otro hijo, Enlil, estaban observando los movimientos desde el Duodécimo Planeta. Los textos mesopotámicos dejan claro que el que estaba realmente al cargo de la misión Tierra era Enlil; y tan pronto como se tomó la decisión de seguir adelante en la misión, Enlil descendió a la Tierra. Para él se construyó EN.KI.DU.NU («Enki cava profundo») una base o asentamiento especial llamado Larsa. Cuando Enki se hizo cargo, personalmente, de la plaza, se le apodó ALIM («carnero»), coincidiendo con la «era» de la constelación zodiacal de Aries.
La fundación de Larsa dio inicio a una nueva fase en la colonización de la Tierra por parte de los nefilim. Aquello marcó la decisión de proceder con los trabajos para los cuales habían venido a la Tierra, algo que precisaba del envío a nuestro planeta de más «mano de obra», herramientas y equipo, y el retorno de valiosos cargamentos al Duodécimo Planeta.
Los amerizajes ya no resultaban adecuados para bajar cargas tan pesadas. Los cambios climáticos hicieron el interior más accesible; era el momento de llevar el lugar de aterrizaje al centro de Mesopotamia. En esta coyuntura, Enlil llegó a la Tierra y, desde Larsa, procedió a levantar un «Centro de Control de la Misión» -un sofisticado puesto de mando desde el cual los nefilim en la Tierra podrían coordinar los viajes espaciales a y desde su planeta materno, dirigir el aterrizaje de lanzaderas y perfeccionar sus despegues y atraques en la nave espacial que orbitaba la Tierra.
El lugar que eligió Enlil para este propósito, conocido durante milenios como Nippur, fue llamado por él NIBRU.KI («el cruce de la Tierra»). (Recordemos que al punto celeste de mayor proximidad del Duodécimo Planeta a la Tierra se le llamó «Lugar Celeste del Cruce»). Allí estableció Enlil el DUR.AN.KI, el «enlace Cielo-Tierra».
La tarea, como es lógico, era compleja y llevaba tiempo. Enlil se estableció en Larsa durante 6 shar's (21.600 años) mientras Nippur estaba en construcción. La empresa nippuriana también resultó larga, como evidencian los apodos zodiacales de Enlil. Simbolizado por el Carnero (Aries) mientras estuvo en Larsa, se le asoció posteriormente con el Toro (Tauro). Nippur se fundó en la «era» de Tauro.
Un poema devocional compuesto como un «Himno a Enlil, el Bondadoso», y que glorifica a Enlil, a su consorte Ninlil, a su ciudad Nippur y a su «noble casa», el E.KUR, nos cuenta muchas cosas de Nippur. En primer lugar, Enlil tenía allí a su disposición algunos instrumentos altamente sofisticados: «un 'ojo' elevado que explora la tierra», y «un rayo elevado que busca el corazón de toda la tierra»-Nippur, nos dice el poema, estaba protegida con terribles armas: «Su sola visión inspira temor, pavor»; desde «su exterior, no se puede acercar ningún dios poderoso». Su «brazo» era una «vasta red», y en medio de ella se agazapaba un «pájaro de paso veloz», un «pájaro» de cuya «mano» no podía escapar el malvado. ¿Acaso estaba protegido el lugar con un rayo de la muerte o con un campo de energía eléctrico? ¿Había en el centro una plataforma para helicópteros, un «pájaro» tan rápido que uno no podía escapar a su alcance?
En el centro de Nippur, en la cúspide de una plataforma elevada artificial, estaba el cuartel general de Enlil, el KI.UR («lugar de la raíz de la Tierra») -el lugar donde el «enlace entre el Cielo y la Tierra» se elevaba. Éste era el centro de comunicaciones del Control de la Misión, el lugar desde el cual los anunnaki de la Tierra se comunicaban con sus camaradas, los IGI.GI («los que dan la vuelta y ven») de la nave en órbita.
En este centro, dice el antiguo texto, había un «alto pilar que llegaba hasta el cielo». Este altísimo «pilar», firmemente asentado en el suelo «como una plataforma que no se puede derribar», era utilizado por Enlil para «pronunciar su palabra» hacia el cielo. Es ésta una descripción muy sencilla de una torre de telecomunicaciones. Cuando la «palabra de Enlil» -sus órdenes- «llegaba al cielo, se derramaba abundancia en la Tierra». ¡Qué forma más sencilla de describir el flujo de materiales, alimentos especiales, medicinas y herramientas que bajaría la lanzadera, una vez se diera la «palabra» desde Nippur!
bibliotecapleyades.net/sitchin
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