noviembre 01, 2012

¿Qué misterios esconde la sagrada montaña de Montserrat? (2)


A lo largo de la Edad Media, las imágenes de las Vírgenes de rasgos europeos pero de piel negra, fueron abundantes. Tanto es así, que algunas de ellas han llegado hasta nuestros días. Buenos ejemplos lo constituyen las Vírgenes francesas de Marsat y Rocamadour, las alemanas de Altötting y Colonia, las británicas de Glastonbury y Walsingham, las italianas de Loreto y Nápoles y las españolas de Montserrat y Solsona (Catalunya), la de Atocha (Madrid) o las de Peña de Francia y Guadalupe (Extremadura), por mencionar tan solo unas cuantas. La realidad es que en cada lugar donde hubo un santuario a la Madre Tierra se instaló una Virgen Negra. Los autores de esta substitución fueron miembros de órdenes esotéricas, integrados en importantes órdenes religiosas, como las de San Antón, San Benito o el Temple. Oriente Medio siempre fue un punto de confluencia donde se dieron cita tanto las grandes como las pequeñas religiones mistéricas de la antigüedad. En tiempos de las Cruzadas, Tierra Santa conservaba aún restos de cultos iniciáticos a Dionisos, Mithra e Isis, que se entremezclaban con las prácticas de algunos grupos de cristianos orientales. Entre los cultos de Oriente Medio sobresale el de la Diosa Madre, que aparece en todas las grandes religiones de la antigüedad aunque su origen es anterior a ellas. Encontramos así, bajo diversas formas, una Gran Madre o Diosa Tierra, cuyos más antiguos antecedentes son las “Venus paleolíticas” de la prehistoria. Estas diosas (Isis, Astarté, Cibeles o Artemisa), fueron representadas generalmente de color negro porque eran el símbolo de laTierra primigenia que, una vez fecundada por el Sol, se convertía en fuente de toda vida. Pero también porque muchas de esas imágenes substituían a una Piedra Negra de origen meteorítico, que había sido venerada en esos santuarios desde tiempo inmemorial.
Tanta llegó a ser la fama de poder divino de tales rocas meteóricas que los romanos las requisaron en los países conquistados para venerarlas todas juntas en un templo dedicado a laMagna Mater (la Gran Madre) que construyeron en el Palatino de Roma. Allí lograron reunir la piedra Kybele de Frigia, la Lapis Lineus de Anatolia y El Gebel de Siria entre otras. Y a ellas acudía el pueblo en general para solicitar favores, especialmente relacionados con la fecundidad, tanto como con la fertilidad intelectual y espiritual. Esta veneración por las piedras negras celestes llegó hasta la Edad Media. El ejemplar más famoso, puesto que su culto persiste hasta nuestros días, es el de la negra roca basáltica conservada en el valle de Arabia donde se le adora en el templo llamado Kaaba (ver figura anterior). Cuando los musulmanes conquistaron La Meca en el año 683 y se apoderaron del templo de la Kaaba, destruyeron 360 ídolos que se encontraban en su interior, pero respetaron, sin embargo la mencionada piedra negra. Por su parte, cuando los templarios entraron en posesión de Chipre, hacia el 1191, encontraron que todavía los habitantes bizantinos de la isla rendían culto, en Pafos, a una Piedra Negra que para los fenicios había personificado a Astarté y que los dorios habían identificado con Afrodita Cipris. Los templarios levantaron allí una iglesia dedicada a Nuestra Señora y pusieron en su altar a unaVirgen Negra,  en cuyo trono cúbico guardaron la piedra como una reliquia preciosa.
Así, tanto musulmanes como cristianos, demostraban una especie de temor reverente ante la idea de destruir una piedra negra que se consideraba sagrada. Atendiendo a diversos simbolismos,  parecería que esta adoración de piedras caídas del cielo explicaban de cierta forma el origen de la Vida y su renovación cíclica, por constituir la plasmación material del estado espiritual. Según el simbolismo cabalístico tradicional, por ejemplo, la Piedra Negra Celeste está relacionada con todas las formas derivadas de la Diosa Madre Tierra o asimiladas a ella. En laCábala Hebraica encontramos: “El mundo solo comenzó a existir cuando Dios cogió la Piedra de Fundación y la lanzó al abismo de las posibilidades, para que pudiera construirse el mundo sobre ella“. Encontramos también ideas afines en el mito griego del Diluvio y entre los celtas.  Los antonianos y los benedictinos del Siglo XI y, tras ellos, los cistercienses y templarios en el Siglo XII asimilaron el sincretismo a través de los contactos que tenían con Anatolia, Siria, Chipre y Egipto,  y llenaron Occidente de imágenes de la Virgen Negra,  que tenían ocultas en su interior piedras de ese color. Estas vírgenes no fueron instaladas al azar.
Los santuarios de las imágenes negras occidentales se levantan sobre las ruinas de templos paganos, que a su vez fueron edificados sobre sitios de adoración prehistóricos megalíticos y son herederos no sólo de sus piedras, bosques, manantiales y pozos, sino de sus ritos, tradiciones, mitos y folklore, que aun están presentes en las celebraciones que honran a las Vírgenes Negras. Hoy día encontramos Vírgenes Negras diseminadas por todo el mundo: En Europa: Francia ( que es el país que tiene mayor número de Vírgenes Negras), Alemania, Austria, Bélgica, República Checa, Holanda, Hungría, Inglaterra, Irlanda, Italia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Suiza o España. Aparecen igualmente en América, aunque no pueden considerarse rigurosamente como auténticas puesto que algunas son copias o llegaron después de la conquista española. Las vemos en Canadá, Bolivia, Brasil, Ecuador y México. Los hieráticos y morenos rostros de las Vírgenes Negras parecen invitarnos a una búsqueda iniciática personal tras la sabiduría y la suma de conocimiento que han encerrado durante siglos y que, en verdad, aunque requiere perseverancia y esfuerzo, se encuentra al alcance de nuestras manos.
Cada aniversario de la consagración de la Basílica de Montserrat, que tuvo lugar el 2 de febrero de 1592, se celebra su fiesta dentro del calendario litúrgico. Montserrat, además de ser un santuario mariano, destaca como uno de los más importantes “Santuarios Ufológicos” de España. Lluis José Grífol, desde 1977, concentra cada día 11 de mes a cuantas personas deseen tratar de avistar “naves trazadoras”. Montserrat es un macizo de impresionantes formaciones geológicas. Oficialmente la formación de la montaña se atribuye a explicaciones racionales y“lógicas”, pero ninguna de estas teorías da una explicación a sus extrañas formas. Montserrat ha inspirado a místicos, ermitaños y grandes artistas. ¿Cuál es el tesoro que se esconde en su interior? ¿Cuál es la energía o la fuerza que ha llegado a conformar tan hermosas formas que apuntan siempre hacia la verticalidad?  Pero uno de los mayores misterios de Montserrat es su mundo subterráneo. De la multitud de grutas y pasadizos que oculta la montaña en su interior, solamente pueden visitarse sin dificultad los 549 metros que conforman la “zona visitable” de laCueva del Salnitre (La Cova de Salnitre), que  se encuentra en el término municipal de Collbató, en la misma falda de la montaña de Montserrat,  que por las características geológicas de conglomerado es propicia a la existencia de cuevas y pozos.
Las “Cuevas del Salitre” son  cuevas de  sal nítrica. Son unas cuevas preciosas, con estalactitas y estalagmitas con formas realmente extraordinarias y fantásticas (columnas, un elefante y hasta la misma Moreneta). Esas cuevas están divididas por salas y cada cual tiene un nombre que a oídas parece misterioso, son nombres tales como el pozo del diablola cueva de las columnasla cueva del elefantela boca del infiernola cueva de la virgenla cueva de los murciélagosla sacristía y el confesionario, donde se dice que hay un misterioso secreto que puede ser trascendental. Las cuevas terminan en el pabellón de la virgen y el camino no va más allá. Pero gráficos, planos y testimonios de las exploraciones hechas en los siglos XV y XVI nos dicen que, efectivamente, debajo la montaña existe un fantástico lago. Hay archivos de la biblioteca del monasterio que constatan que un monje científico y doctor en farmacia recopiló la información necesaria para probar la existencia de este mundo subterráneo, descubriendo un gran río que cruzaba toda la sierra de arriba a abajo.  Sabemos que las cuevas tienen un final pero en este supuesto final hay ciertos corrientes de aire ascendiente que proceden del interior. Se sospecha que el camino que lleva al centro está cortado por desprendimientos de piedras y tierra y por eso es imposible de bajar.
Muy cerca de esta cueva se encuentra la Cova Freda (cerrada al público), donde en su interior se encontraron restos de cerámica neolítica. Ya se conocía de su existencia en el siglo XVIII,  y en la mitad del XIX fueron visitadas por personajes ilustres como por ejemplo Antonio Gaudí,  al que las formas de las estalactitas y estalagmitas le inspiraron en sus obras arquitectónicas. Para acceder a la cueva hay que subir por una escalera hasta la entrada de la misma. La longitud visitable de esta cueva es de 549m., con un desnivel de 20m. Tiene una temperatura interior constante de 14ºC y una humedad relativa del 97%. La parte superior no está adaptada para la visita turística y es la única zona que no es posible recorrer. El resto se va iluminando a medida que el grupo de visitantes va avanzando por su interior, siempre acompañados por un guía que comenta todas las historias y curiosidades de las formas geológicas que la integran. La Cova de la Catedral es la sala central, de grandes dimensiones,  que podría contener la Catedral de Barcelona. El Pou del Diable, donde por medio de una escalera descendemos a un pozo de 16m. En este punto se inicia  un recorrido horizontal de 549m. por las galerías de la cueva. Se camina  por diferentes salas con estalactitas y estalagmitas, como L’Ou Ferrat (El Huevo Frito),La Muntanya de MontserratEl Porc senglar (El Jabalí) o Les Busties (Los Buzones). Al final se llega a la sala Cova de la Verge, donde se encuentra una formación con la imagen de perfil de laVirgen de Montserrat. Después se inicia el retorno por el mismo itinerario.
Lo cierto es que Montserrat es una montaña en la que se producen inquietantes manifestaciones energéticas. Entre los sucesos más enigmáticos, figuran las desapariciones de varias personas sin dejar rastro. Se dice que en esta montaña existen puertas inter-dimensionales. Y se afirma que hay una conexión directa entre Agharta (El llamado reino subterráneo de los dioses) y Montserrat. Se dice que la energía que mana de la montaña mágica procede de este mundo intraterrestre. En definitiva, una puerta al otro mundo. Las leyendas dicen que cuando la Atlántida cayó destruida, desapareciendo de la faz de la tierra, un grupo de atlantes supervivientes creó este “portal”, conformándose así las audaces formas de Montserrat. Algunos registros antiguos afirman que Montserrat es una montaña hueca y que en su interior existe un lago subterráneo. En entornos ocultistas se afirma que en este lugar“intraterrestre”,  oculto al mundo, está conservado el Santo Grial, preciado objeto custodiado por ángeles y creador de toda la magia presente en la montaña barcelonesa. La mitología del Grial, tal y como fue conocida por la Europa de las Cruzadas, ubica la localización exacta del cáliz sagrado en el norte de España, junto a las estribaciones del Pirineo, en una cordillera o montaña llamada Mont-Salvat. Muchos creyeron que el Mont-Salvat mitológico es en realidad Montserrat, por lo que lo buscaron en sus grutas, aparentemente  infructuosamente. Los nazis recogieron este testigo y lo buscaron inspirados por doctrinas esotéricas. Otto Rahn, oficial de las SS, inspeccionó Montserrat desde 1934, tras su estancia en la región de Montsegur en el Pirineo francés. Y Himmler, el Reichführer SS, visitó Barcelona y Montserrat en 1940. Los nazis trataban de conseguir la Fuerza que emana del Grial para convertirse en invencibles.
Himmler mostró especial interés por las formaciones geológicas de la montaña, así como por el acceso a su mundo subterráneo. Montserrat se halla unida a otros diversos lugares diseminados por el mundo, conformando posibles puertas de entrada a Agharta. Se dice que Agartha no fue siempre subterránea, y no permanecerá siempre oculta; vendrá un tiempo en el que los «pueblos de Agartha saldrán de sus cavernas y aparecerán sobre la superficie de la tierra». Se hizo subterráneo «hace más de seis mil años», y ocurre que esta fecha corresponde, con una muy suficiente aproximación, al comienzo de la «edad de hierro». La leyenda explica que hay una conexión directa entre Agharta (El Reino Subterráneo de los dioses) y Montserrat y la energía que mana de la montaña mágica procede de este mundo intraterrestre. Las profecías de Agartha dicen que “cuando el ser humano olvide la divinidad, la corrupción reinará y dominará el mundo. Entonces los hombres serán seres sedientos de la sangre que despreciarán a sus hermanos y las coronas de los reyes caerán. El caos traerá una terrible guerra que azotará y destruirá todo el mundo. Sucederá en tal escenario dantesco que el Soberano de Agartha y sus leales saldrán a la superficie de la tierra para establecer el reino del espíritu… verticalidad, sabiduría, paz. Y los demonios serán arrojados al fuego que consume todas las impurezas…”.
Y en este punto, queremos hacer mención de un interesante libro   “Leonardo, los años perdidos”, escrito por el investigador José Luís Espejo y que explica una misteriosa relación entre el genial Leonardo da Vinci y la montaña de Montserrat. Según explica, entre  1479  y  1485  se  suceden  las  pestes  en  Florencia  y  en  Milán.  Durante  esos  años  no  se  sabe prácticamente nada de  Leonardo. Sin embargo, en 1483, pinta su famoso cuadro  La  Virgen de  las  Rocas  y,  en  1484, comienza a escribir sus célebres Cuadernos. Giulio  della  Rovere  (futuro  papa  Julio  II)  era  por  entonces  abad  comandatario  de  Montserrat,  si bien  había  cedido  sus  poderes  al  padre  Llorenç  Maruny.  En  marzo  de  1483  Giulio  della  Rovere hace  una  permuta  con  el  abad  de  Santa  Maria  della  Grotta  (Sicilia),  el  catalán  Joan  de  Peralta. Éste  pretende  hacer  venir  unos  monjes  de  Padua, pero no  lo  consigue  y  encarga  al  italiano  Jacopo Verginali  la  construcción  de  un  nuevo  edificio  en  lo  que  hoy  día  es  Montserrat.  Fernando  II  de Aragón  (Fernando  en  Católico)  se  empeña  en  pasar  este  monasterio  a  la  obediencia  de  la  orden de los Jerónimos. Es por ello que sus nuevos monjes se proponen adquirir un cuadro en honor de este  santo,  traductor  de  la  Biblia  latina  (la  conocida  Vulgata).  Éste  es  el  contexto  histórico  que enmarcaría la visita de Leonardo a Barcelona, entre 1481 y 1483: sus “años perdidos”. Montserrat  había  tenido  anteriormente  monjes  italianos.  En  1443  llegaron  seis  monjes  de Montecassino (Frater Henricus de Alamania, Frater Ciprianus, Frater Simplicius, Frater Baptista, Frater Antonii, Frater Natalem).
En  tiempos  de  Fernando  el  Católico,  Catalunya  se  llena  de  intelectuales  italianos.  Entre  ellos: Antonio  y  Alejandro  Geraldino,  Pedro  Martir  d’Angleria,  o  Lucio  Marineo  Siculo.  Pere  de Cardona  los  atrae  desde  la  corte  pontificia  (en aquel tiempo catalana  y  valenciana)  de  los  Borja  (o  Borgia,  como son conocidos en Italia). Antonio Geraldino, embajador de Florencia en Barcelona, era un Geraldini, familia muy  cercana a  Leonardo,  pues  no  en  vano  la  célebre  “Mona  Lisa”, de  la  que  habla  Vasari,  se  llamaba  Lisa Geraldini  del  Giocondo  (la  Gioconda).  Su  otro  hermano,  Alejando  Geraldino,  fue  con  Colón  a América,  y  allí  sería  el  primer  obispo  de  Santo  Domingo.  Americo  Vespuccio  (en  realidad, Aimerich  Despuig,  descendiente  –como  Leonardo-  de  catalanes)  visitó  la  ciudad  en  repetidas ocasiones.  Como  los  Geraldini,  fue  amigo  tanto  de  Colón  como  de  Leonardo.  Ésta  es  una circunstancia  que  abre  prometedores  interrogantes  acerca  de  la  vida  de  ambos  personajes históricos.
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