diciembre 28, 2012

LA MALDICIÓN DE LA MOMIA...


Para hacer más creíble la leyenda de la maldición circuló el rumor de que se había encontrado en la tumba del joven faraón una tablilla de arcilla con la siguiente inscripción: “La muerte rozará con sus alas a quien ose despertar el sueño eterno de nuestro faraón. Curiosamente aquella tablilla desapareció. Se dice que fue ocultada en el primer inventario para evitar que cundiera el pánico entre los trabajadores de la excavación.Hasta nuestros días han llegado muchos ejemplos de aquellas sentencias que se grababan en piedra, papel o metal advirtiendo del peligro que corría quien violase los enterramientos. “El que profane mi cadáver en la necrópolis y rompa mi estatua en mi tumba será un hombre odiado por Ra; no podrá recibir agua en el altar de Osiris, morirá de sed en el otro mundo y no podrá transmitir sus bienes a sus hijos’. Esta inscripción pertenece a la tumba de Ursu, un alto dignatario del reinado de Amenhotep III. Por su parte Peteti, un artesano que colaboró en la construcción de las pirámides, adornó su tumba con esta elocuente advertencia: “Nunca hice nada malo en mi vida, por eso los dioses me aman. Si alguien toca mi tumba se lo comerán un cocodrilo, un hipopótamo, un león, un escorpión y una serpiente.Las dos últimas muertes fueron muy sonadas. La primera fue la del propio descubridor de la momia, el turista alemán Helmut Simon, que no regresó de una excursión por la zona alpina de Salzburgo en octubre de 2004. El cadáver se encontró en 2006 tras varios días de búsqueda en la nieve. Un miembro del equipo de rescate que buscaba a Simon falleció de un infarto cardiaco pocas horas después de los funerales de éste.

Las maldiciones de las momias no son cosa del pasado. Hace apenas 15 años, en el Tirol austriaco, se encontró el cuerpo momificado de un cazador prehistórico que falleció hace unos 5.300 años. La momia, bautizada con el nombre de Oetzi, fue encontrada por una pareja de senderistas alemanes en septiembre de 1991. El encargado de su estudio fue Konrad Spindler, un investigador que pertenecía al Instituto de Prehistoria e Historia Antigua de Innsbruck y que murió en 2005 tras una larga enfermedad. No es la única muerte que se ha adjudicado a la maldición de Oetzi. La lista comenzó con el médico forense que tuvo que examinar la momia poco después de su descubrimiento; se trataba de Rainer Henn y falleció en un accidente de tráfico un año después del hallazgo, precisamente cuando se dirigía a dar una conferencia sobre la momia. Le siguió un guía alpino que se encargó de llevar hasta el lugar del hallazgo al renombrado alpinista Reinhold Messner: murió sepultado por una avalancha de nieve. También se relacionó con Oetzi la muerte por cáncer de un periodista que dirigió un filme sobre el descubrimiento.Son sólo algunos ejemplos de posibles maldiciones de momias. Los científicos han encontrado justificaciones para muchas de las muertes relacionadas. En el caso de Tutankamón se habló de bacilos del tipo Aspergullus flabus o Aspergullus niger Estos bacilos originan problemas respiratorios que suelen desembocar en muchos casos en una muerte segura, y pueden explicar muchos fallecimientos. Pero ¿y las demás? ¿Casualidades? Cada cual que saque sus propias conclusiones.

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