Reveladores-retransmisores extraterrestres encarnados como humanos
La pregunta, entonces, es: ¿para qué una transmisión extraterrestre selectiva, a determinadas personas, que operen una retransmisión masiva por Internet, medios de prensa, libros, conferencias y otras vías de información? Si muchos seres de otros mundos han tomado cuerpos humanos, naciendo como cualquiera nace, sin ser conscientes de su procedencia (salvo algunos casos de quienes sí lo son), se supone que entonces los extraterrestres están aquí mismo, efectuando la transmisión masiva como humanos, pasando inadvertidos hasta para sí mismos. Sin necesidad de que bajen en una nave a decir las cosas, y asusten a medio mundo.
Si tal es la estrategia de transmisión de información, podría entenderse, entonces, por qué el mensaje llega en cuentagotas y por qué es retransmitido con tantas limitaciones y dificultades, siendo rechazado por la mayoría y aceptado por una minoría Se entendería que los extraterrestres que transmiten desde el cosmos, no están interesados en transmitir la información masivamente ellos mismos, porque esa tarea le corresponde a los extraterrestres que reciben y retransmiten viviendo como humanos en la Tierra. Por lo tanto, debería entenderse que el desarrollo y crecimiento de la divulgación mundial del conocimiento revelado no está en manos de seres que andan en vehículos espaciales, sino de seres que usan vehículos corpóreos con los pies sobre la tierra. Que son parte de la humanidad, por las circunstancias que los trajeron a este mundo procedentes de otros lugares. Que les corresponde hacer que la humanidad se entere de las verdades y de las mentiras de toda la historia del mundo, si consideran que es conveniente, y si no, hablarán lo estrictamente necesario en las situaciones adecuadas.
La revelación y el "orden establecido"
La ignorancia humana siempre ha sido más que suficiente para que debiera ser erradicada del planeta. Para que la sociedad funcione mejor. Para que el individuo tenga un pleno desarrollo biopsicoespiritual. Los que tienen el poder político, religioso, económico y militar, han procurado preservarla en los pueblos para beneficiarse con ella. Los que tienen el poder cósmico de transmitir conocimiento, no lo han hecho masivamente, porque saben que la ignorancia es a prueba de cualquier sabiduría que la amenace, por lo que ella tiene sus mecanismos de defensa, de supervivencia, y de ataque destructivo contra todo aquello que pueda traer luz donde está la oscuridad. Contra esos mecanismos, tanto los transmisores extraterrestres como los retransmisores humanos saben que no se puede, razón por la cual son partidarios de que el conocimiento revelado no sea para cualquiera.
Pero cuando cualquiera llega al conocimiento por alguna vía de información, como Internet, un programa o algún medio gráfico, es inevitable que a cualquiera que no esté a su altura le moleste, le parezca engañoso, ofensivo, peligroso para el orden público, para la estabilidad mental y emocional de quienes lean o escuchen eso. Y como es mayoría la gente que reacciona así, habría que preguntarse si es correcto exponerla a un conocimiento tan conflictuante que sólo una minoría está en condiciones de asimilar, y si por una minoría que sepa aprovecharlo, vale la pena poner las cosas al alcance de todos. A la vista y oídos de una mayoría a la que, de ese modo, no se le estaría respetando su derecho a seguir en la ignorancia y en creencias engañosas.
Tiempos y reglas
Habría que preguntarse si se le está dando a esa gente, miles o millones de años antes de tiempo, una información que algún día, en éste o en otro mundo, podrá recibir cuando las condiciones sean propicias, y no como ahora. Habría que preguntarse si una revelación efectuada en un mundo de ignorancia, no será acaso un salto que omite pasos, y si saltearlos va contra reglas cósmicas. Reglas por las cuales la ignorancia debería continuar, al igual que los poderosos de los gobiernos, de las religiones, de la economía y de las milicias, que se aprovechan de los pueblos ignorantes. En tal caso, habría que preguntarse a qué directrices obedecen tales reglas, y si romperlas es para mal o para bien del Universo. Si lo correcto es el ocultamiento o la revelación de la verdad. O ambas cosas según el caso y las circunstancias; según a quién, en qué situación.
Por lo pronto, estamos ante la evidencia de que a nadie fuera de la Tierra le parece que haya que revelarle al mundo, a todo el mundo, verdad alguna para que la ignorancia termine de la noche a la mañana. Por lo cual, los que estamos como humanos en este planeta, seamos o no de esos extraterrestres que han venido a tomar cuerpos, tampoco tenemos por qué tratar de evitar que sigan pasando miles de noches y mañanas con la ignorancia sustentando la cima del poder. Así que, aunque haya llegado un conocimiento cósmico que pueda desenmascarar la gran farsa de la obra de este mundo, y aunque esto esté a disposición para ser retransmitido, ignorarlo, dejarlo guardado, callarlo, son una alternativa respetable.
Si al final de esta existencia, algún jurado cósmico nos reclamara por qué no divulgamos esa verdad pudiendo hacerlo, tendremos la excusa de que "todo a su tiempo, paso a paso, y no era el momento… ya se sabrá todo dentro de miles o millones de años".
Pero en caso de hablar la verdad en forma masiva, si algún jurado cósmico nos recriminara por qué hablamos indiscriminadamente para todos, si el conocimiento no era para cualquiera, tendremos la excusa de que a nosotros no nos importaron los "cualquiera", sino los "no cualquiera" que estaban en medio de ellos, como la fina veta de oro en la roca. Y que al noble metal había que extraerlo a fuerza de golpes en la roca, por más que a la roca le doliera que no fuera a ella a quien se buscara, sino a lo que entre ella estaba aprisionado, escondido, invisible e inutilizado. Fuera de la roca, el oro va camino a ser joya. Evitando tener que esperar miles o millones de años para separarlo de lo impuro, lo que vive a gusto con lo falso, con lo engañoso, con la ignorancia.
Alternativas
Ambas opciones están dadas. El porvenir nos clasificará en el Gran Juicio, según nuestro respeto a las reglas de "paso a paso, tiempo al tiempo", o según nuestro desacato, movidos por el "demos el gran salto, ahora o nunca". Las dos alternativas parecen correctas. Por lo que el problema de las elecciones posibles no plantea cuál es la que corresponde y cuál la que no. Quizá no se vaya a medir con la misma regla al que habló que al que calló. Cada uno habrá tenido su razón, quizá las razones de ambos sean correctas, y la diferencia esté sólo en la metodología. Hay en el cosmos quienes emplean una metodología de transmisión de información que cambia las estructuras mentales del ser humano, y quienes emplean una metodología que deja esas estructuras como están.
Hay en la tierra personas con metodología transformadora, y otras con metodología preservadora. Hay mensajes llegados del cosmos, que se pueden usar para operar transformaciones, o que se pueden callar para que nada sea transformado antes de tiempo, considerando que vaya a existir tal tiempo futuro de transformación. Y el problema es tomar una posición absoluta: decir todo, o no decir nada. Porque, en general, estamos en posiciones relativas en que hablamos o callamos según la variabilidad de las situaciones.
Esa tendencia permite suponer que no habrá en lo sucesivo, como no lo hubo hasta ahora, ni un ocultamiento absoluto ni una revelación absoluta por parte de quienes posean el conocimiento cósmico. Y que, si como es abajo es arriba, tampoco podrá esperarse que el suministro de información desde el cosmos se corte del todo o llegue en torrentes; seguirá en cuentagotas. Goteo que seguirá provocando sed por escasez, a quien deseara que llegara más caudal de mensajes, pero que lo mantendrá irrigado al menos a niveles de subsistencia en un mundo donde eso ya es bastante.
Goteo que seguirá perturbando, como la gota de la tubería cuyo ruido fastidia, a quien deseara la paz de la ignorancia, de la ausencia de cualquier conocimiento que pueda cambiarle la visión de la realidad. Gotas de luz para saciar la sed de una minoría, y para pasar inadvertidas en medio de la oscuridad mental de la mayoría. Apenas una débil lluvia llegada desde el cosmos para el riego de muchos, que no son mayoría, pero que no son pocos, y que con la difusión creciente del mensaje, son más cada vez. Que vinieran de allá arriba a desparramar un gigantesco caudal de información para todos, no parece ser la idea. Y, como es arriba es abajo, tampoco la idea es que personas que tengan la información, abran las compuertas para que ella circule torrentosamente por el mundo.
Así, entre la tan medida provisión cósmica y la tan restringida difusión por los retransmisores humanos, esta información, a la mayoría, no tiene forma de parecerle tan real como la Coca-Cola o como cualquier cosa palpable del mundo de la materia. A quien sepa que esto es así, porque sabe cómo funciona el mundo, no le resultará incomprensible por qué un conocimiento tan revelador puede parecer increíble, discutible y falso, en un mundo hecho al revés, donde lo falso está implantado como verdadero.
bibliotecapleyades.
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