El 30 de diciembre de 1975, las zonas del parque nacional del Manú eran fotografiadas por el satélite geoestacionario de la N.A.S.A. Landsat II, el cuál se encargaba de explorar los sectores selváticos de esta reserva del Perú.La zona era cubierta por fotografías que podían hasta precisar el caminar de un hombre por esas zonas tan exuberantes de vegetación.
Para sorpresa de los científicos una de sus fotografías denotaba la extraña presencia de unos puntos perfectamente simétricos que se extendían en un diámetro aproximado de 3 kilómetros en la cordillera del Pantiacolla - una de las últimas estribaciones andinas -. Estos puntos a los que bautizaron "dots", parecían enseñar una geografía bastante diferente - a las accidentadas zonas del Madre de Dios -, ya que se podía llegar a observar lo que al parecer no correspondía a fallas naturales, sino a construcciones increíblemente desarrolladas, y en un sector totalmente inexplorado por ser humano alguno.
Al principio la incertidumbre era presa de todos los científicos por lo que decidieron utilizar el método del rayo infrarrojo que lograba captar más que el ojo humano. Y el misterio se elevó cada vez más, ya que los dots aparecían de color blanco, demostrando que había algo más indescriptible en esos parajes del bosque tropical.
De esta manera se hicieron análisis de todo tipo tratando de llegar a una conclusión objetiva detrás de tan importante descubrimiento, así fue que decidieron enviar las fotos satelitales al "Interamerican Geographic Institute" donde el ingeniero cartográfico A.T. Tizando recalcó lo sorprendente de las estructuras y defendió la teoría de que no podían haber sido creadas por la naturaleza, sino por el hombre...
Estas colosales manifestaciones describían las figuras de pirámides tan grandes como las de Egipto aproximándose a un tamaño de entre 150 y 200 metros de diámetro, y que se dividen en 2 grupos de 5, alineadas de dos en dos.Sin duda que esta información llegó a oídos de exploradores, científicos e investigadores de lo insólito, quienes no dudaron de la veracidad de dichos descubrimientos y decidieron armar expediciones a las zonas selváticas anteriormente mencionadas.Muchas de esas expediciones jamás volvieron...
¿Una cultura más avanzada?
Las extrañas formaciones que se presentan en el Pantiacolla, han dado para las más diversas interpretaciones. Algunos investigadores han planteado su origen en ciertas civilizaciones antiguas, que controlando una gran tecnología, crearon estos colosos para habitarlos. Por otra parte algunos escépticos aún creen que estas son formaciones netamente naturales, generadas a partir de la erosión, y que sus formas piramidales no son más que el roce de los ríos y el viento con la roca. En algunas ocasiones se han tratado de hacer análisis directos de estas arquitecturas en plena selva, pero el esfuerzo ha sido en vano, puesto que han alcanzado las primeras construcciones, sin llegar a los sectores claves como serían las últimas edificaciones
Thierry Jamin arqueólogo y explorador de origen francés, después de dos semanas de investigación en la zona del pantiacolla quedó convencido que la clave del lugar queda aún por descubrir. Existe en la cumbre de la Sierra de Pantiacolla - en quechua "el lugar donde se pierde la princesa"- mil lugares donde podría construirse un observatorio o un templo consagrado al culto de los "pirámides-apus". Y este templo podría tener relación con la Ciudad Perdida de los Inkas, el legendario Paititi, que se oculta quizá aún en alguna parte hacia el oeste del parque nacional del Manú.
“No lejos de allí debe ocultarse en alguna parte en este océano de vegetación, un lugar consagrado a la adoración de las pirámides. Fuimos hasta la cumbre de la cordillera, allí donde la vista del lugar permite visualizar el sitio en su conjunto. Un lugar religioso con relación seguramente a una ciudad importante, situada más al oeste en la selva.” Enfatizó el explorador. Para el grupo de expediciones Andesenios Explorers, en sus diversas investigaciones por el lugar han captado la versión de los indígenas quienes han mencionado en muchas ocasiones la existencia de una imponentes pirámides hacia la zona de Paratoari en donde nadie puede acceder, ya que fenómenos naturales como lluvias, vientos y hasta movimientos telúricos impiden el paso a los extranjeros. Incluso se habla de extraños símbolos en las paredes de estas arquitecturas, lo que denotaría su construcción por algún tipo de cultura antigua.. Para sorpresa de los exploradores este relato calza completamente con antiguas investigaciones que han realizado en otros lugares del mundo y que para las tradiciones locales son sagrados, y en donde cualquier persona que intente traspasar las zonas prohibidas se encontrará con el flagelo de la naturaleza o de los dioses custodios.
Cabe destacar que la posible ubicación de estas construcciones es casi imposible teniendo en cuenta que esas zonas se consideran como uno de los lugares más inhóspitos de la Tierra, ya sea por la gran cantidad de vegetación exuberante, como por los peligros comunes de la selva, ya sean serpientes, arañas, jaguares y un sin número de bichos desconocidos.
En nuevas investigaciones se ha seguido utilizando la fotografía satelital, en este caso con apoyo de Spot Image en Francia, quienes a través de sus laboratorios han podido descartar formaciones naturales, dándole a la zona de Paratoari una importancia trascendental en pos de nuevos descubrimientos.......
Al principio la incertidumbre era presa de todos los científicos por lo que decidieron utilizar el método del rayo infrarrojo que lograba captar más que el ojo humano. Y el misterio se elevó cada vez más, ya que los dots aparecían de color blanco, demostrando que había algo más indescriptible en esos parajes del bosque tropical.
De esta manera se hicieron análisis de todo tipo tratando de llegar a una conclusión objetiva detrás de tan importante descubrimiento, así fue que decidieron enviar las fotos satelitales al "Interamerican Geographic Institute" donde el ingeniero cartográfico A.T. Tizando recalcó lo sorprendente de las estructuras y defendió la teoría de que no podían haber sido creadas por la naturaleza, sino por el hombre...
Estas colosales manifestaciones describían las figuras de pirámides tan grandes como las de Egipto aproximándose a un tamaño de entre 150 y 200 metros de diámetro, y que se dividen en 2 grupos de 5, alineadas de dos en dos.Sin duda que esta información llegó a oídos de exploradores, científicos e investigadores de lo insólito, quienes no dudaron de la veracidad de dichos descubrimientos y decidieron armar expediciones a las zonas selváticas anteriormente mencionadas.Muchas de esas expediciones jamás volvieron...
¿Una cultura más avanzada?
Las extrañas formaciones que se presentan en el Pantiacolla, han dado para las más diversas interpretaciones. Algunos investigadores han planteado su origen en ciertas civilizaciones antiguas, que controlando una gran tecnología, crearon estos colosos para habitarlos. Por otra parte algunos escépticos aún creen que estas son formaciones netamente naturales, generadas a partir de la erosión, y que sus formas piramidales no son más que el roce de los ríos y el viento con la roca. En algunas ocasiones se han tratado de hacer análisis directos de estas arquitecturas en plena selva, pero el esfuerzo ha sido en vano, puesto que han alcanzado las primeras construcciones, sin llegar a los sectores claves como serían las últimas edificaciones
Thierry Jamin arqueólogo y explorador de origen francés, después de dos semanas de investigación en la zona del pantiacolla quedó convencido que la clave del lugar queda aún por descubrir. Existe en la cumbre de la Sierra de Pantiacolla - en quechua "el lugar donde se pierde la princesa"- mil lugares donde podría construirse un observatorio o un templo consagrado al culto de los "pirámides-apus". Y este templo podría tener relación con la Ciudad Perdida de los Inkas, el legendario Paititi, que se oculta quizá aún en alguna parte hacia el oeste del parque nacional del Manú.
“No lejos de allí debe ocultarse en alguna parte en este océano de vegetación, un lugar consagrado a la adoración de las pirámides. Fuimos hasta la cumbre de la cordillera, allí donde la vista del lugar permite visualizar el sitio en su conjunto. Un lugar religioso con relación seguramente a una ciudad importante, situada más al oeste en la selva.” Enfatizó el explorador. Para el grupo de expediciones Andesenios Explorers, en sus diversas investigaciones por el lugar han captado la versión de los indígenas quienes han mencionado en muchas ocasiones la existencia de una imponentes pirámides hacia la zona de Paratoari en donde nadie puede acceder, ya que fenómenos naturales como lluvias, vientos y hasta movimientos telúricos impiden el paso a los extranjeros. Incluso se habla de extraños símbolos en las paredes de estas arquitecturas, lo que denotaría su construcción por algún tipo de cultura antigua.. Para sorpresa de los exploradores este relato calza completamente con antiguas investigaciones que han realizado en otros lugares del mundo y que para las tradiciones locales son sagrados, y en donde cualquier persona que intente traspasar las zonas prohibidas se encontrará con el flagelo de la naturaleza o de los dioses custodios.
Cabe destacar que la posible ubicación de estas construcciones es casi imposible teniendo en cuenta que esas zonas se consideran como uno de los lugares más inhóspitos de la Tierra, ya sea por la gran cantidad de vegetación exuberante, como por los peligros comunes de la selva, ya sean serpientes, arañas, jaguares y un sin número de bichos desconocidos.
En nuevas investigaciones se ha seguido utilizando la fotografía satelital, en este caso con apoyo de Spot Image en Francia, quienes a través de sus laboratorios han podido descartar formaciones naturales, dándole a la zona de Paratoari una importancia trascendental en pos de nuevos descubrimientos.......
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