
"¡Oh hijos nuestros! Vamos a marcharnos, pero regresaremos. Ahora os dejamos sabias recomendaciones y consejos. Escuchadlos todos vosotros, que vinisteis de una lejana patria... no nos olvidéis nunca...". (Popol Vuh).
Muchos dudan sobre la influencia extraterrestre en las antiguas civilizaciones, pero las "huellas" o evidencias no sólo lo confirman, si no que son incontrastables. Dibujos, esculturas, escritos y leyendas hablan de seres venidos del cielo, sea en Nueva Zelanda, Egipto, los Andes o Mesoamérica; las similitudes son demasiadas para hablar de una pura o simple coincidencia. Ya no digamos los dibujos de Nazca, los ídolos de la Isla de Pascua, los templos de Teotihuacán y Chichen Itzá, las pirámides de Egipto y de Copán. Esas son apenas unas pequeñas muestras de todo el legado dejado por las más antiguas civilizaciones. La misma ciencia niega con ciega reiteración que haya presencia extraplanetaria, pero ante los hechos calla y no da una respuesta, y si la da, es teoría con poca base científica. Es negarse a una realidad que cada día nos hace escudriñar más el pasado para encontrar una respuesta sobre el futuro. Los enigmas de las pirámides, la Atlántida, las técnicas de la momificación, son misterios que poco a poco se van dilucidando, pero también hay otras hipótesis interesantes, como es la de que hubo remotas civilizaciones, desaparecidas hace millones de años por una catástrofe planetaria y la de que en un tiempo la tierra tuvo 2 satélites.El Kukulcán de los mayas y el Quetzalcóatl de los azte


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