El planeta Nibiru ha vuelto a ocupar las primeras planas de foros, blogs y algunos sitios web de noticias. El culpable de la resurrección de Nibiru es un estudio realizado por Rodney Gomes, astrónomo del Observatorio Nacional de Brasil, según el cual un planeta desconocido para los humanos podría estar orbitando escondido en los límites del Sistema Solar.
El estudio realizado por Rodney Gomes fue presentado el martes 15 de mayo en una reunión de la Sociedad Astronómica Americana en Oregon, Estados Unidos:
“Demasiado lejos para ser fácilmente visto por nuestros telescopios, el probable planeta aún no visto parece hacer sentir su presencia alterando las órbitas de los cuerpos celestes del cinturón de asteroides de Kuiper.” declaró Rodney Gomes.
Para entender la teoría de Gomes necesitamos comprender qué es y dónde se ubica el cinturón de Kuiper.
El Cinturón de Kuiper, también conocido como Cinturón de Edgeworth-Kuiper, es un grupo de pequeños cuerpos celestes, agrupados en forma circular, que orbitan alrededor del Sol más allá de la órbita de Neptuno. El cinturón de Kuiper está formado por cuerpos de hielo volátiles compuestos de agua, metano y amoníaco. Se cree que estos objetos son los remanentes del proceso de formación del Sistema Solar.
En el Cinturón de Kuiper existen más de 70,000 objetos de más 100 km de diámetro, entre ellos se encuentran los planetas enanos Plutón, Haumea y Make Make.
Segun el astrónomo Rodney Gomes, las órbitas de algunos objetos del Cinturón de Kuiper (en verde) son evidencia de que existe un planeta de nuestro Sistema Solar que permanece escondido más allá de la órbita de Neptuno.
El astrónomo Rodney Gomes analizó las órbitas de 92 objetos del Cinturón de Kuiper para determinar si estas tienen una explicación científica de acuerdo a los planetas que conocemos en el Sistema Solar. Gomes encontró seis objetos cuyas órbitas no se pueden explicar de acuerdo a las leyes gravitacionales y a los planetas que conocemos:
Estas órbitas, según Gomes, fueron provocadas o alteradas por un planeta que orbita alrededor del Sol y que aún no conocemos.
La explicación más probable para las extrañas órbitas de estos objetos celestes es la existencia de un planeta desconocido que orbita muy lejos del Sol pero con una masa tan grande que es capaz de producir efectos gravitacionales en estos objetos del Cinturón de Kuiper.
El astrónomo brasileño explicó que en las simulaciones de las órbitas de estos seis objetos que se realizaron sin incluir a un planeta adicional los objetos no presentaron la órbita que tienen actualmente.
Para Gomes, esta es la prueba de que existe un planeta desconocido orbitando más allá de Neptuno. Estas órbitas serían la prueba de la influencia de este planeta porque aunque no lo podamos ver podemos registrar los efectos de su presencia.
Rodney Gomes sostiene que el planeta que podría estar causando las alteraciones en las órbitas de algunos objetos del Cinturón de Kuiper sería del tamaño de Neptuno. (Foto por NASA)
Basándose en sus cálculos, Gomes especula sobre las dimensiones y ubicación de este planeta. La primera posibilidad es que este planeta sea cuatro veces más grande que la Tierra, casi del tamaño de Neptuno, y orbite a 140 billones de millas del Sol. Es decir, 1,500 veces más lejos del Sol que la Tierra. La segunda posibilidad es que el planeta sea del tamaño de Marte y orbite a 135 billones de millas del Sol.
Las dos posibilidades producirían los efectos gravitacionales necesarios para explicar las extrañas órbitas de los seis objetos estudiados en el Cinturón de Kuiper.
Rodney Gomes también trata de explicar los orígenes de este planeta. El planeta desconocido podría haber sido expulsado de su propio sistema estelar y luego, debido a la fuerza gravitacional de nuestro Sol, haber caído en nuestro Sistema Solar; o el planeta podría haber sido parte original de nuestro Sistema Solar y habría sido expulsado posteriormente a causa de las fuerzas gravitacionales de los demás planetas.
Sobre la posibilidad de localizarlo, Gomes sostiene que es muy difícil porque sus cálculos no dan información suficiente sobre su ubicación especifica y los astrónomos no tienen como determinar donde empezar la búsqueda.
Para algunos colegas de Gomes, como Rory Barnes, este estudio no presenta pruebas suficientes para afirmar que existe un planeta más en el Sistema Solar pero sí nos muestra el camino para encontrarlas:
Los hallazgos del astrónomo Rodney Gomes del Observatorio Nacional de Brasil (en la foto) podrían ayudarnos a comprender mejor el proceso de formación de nuestro Sistema Solar. (Foto por Observatorio Nacional de Brasil)
Hal Levinson, un astrónomo del Instituto de Investigación del Sudeste en Colorado, dice que no sabe que deducir de los hallazgos de Gomes:
¿Podríamos estar frente a un indicio de la existencia de Nibiru?
No lo creo.
Lo cierto es que Nibiru se ha convertido en el nombre de turno para cualquier objeto celeste desconocido y esto más que apoyar el estudio serio de las teorías de Zecharia Sitchin las caricaturiza.
Nibiru es, fundamentalmente, el nombre que Sitchin ha considerado más apropiado para denominar al planeta de los Anunnaki basándose en su interpretación de las tablillas y sellos cilindro sumerios.
La característica que comúnmente utilizamos para determinar si un cuerpo celeste puede ser considerado como el planeta Nibiru es su larga órbita de 3,600 años. Cualquier planeta cercano al Sistema Solar con una órbita que tenga alrededor de 3,000 años de duración es un posible Nibiru.
Si bien Zecharia Sitchin se atrevió a calcular la órbita de Nibiru (3,600 años) e incluso propuso que esta tiene una inclinación sobre la elíptica del Sistema Solar, esto no es la piedra angular de la investigación y no debería ser el detalle que nos permita discernir si un cuerpo celeste es el planeta Nibiru.
Para confirmar las teorías de Zecharia Sitchin necesitamos construir un caso sólido sobre la presencia Anunnaki en las civilizaciones antiguas del planeta Tierra. Tratar de confirmar el trabajo de Sitchin a través de la búsqueda de Nibiru es una empresa casi imposible.
Al ritmo que avanza la astronomía, en los próximos veinte años podríamos encontrar diez nuevos planetas en los extramuros del Sistema Solar que podrían ser considerados como Nibiru.
Es más, el mismo planeta Sedna con su órbita de 10,500 años podría ser Nibiru. Finalmente, 3,600 por tres es 10,800 y Sitchin podría haberse equivocado por unos cuantos miles de años.
No estoy afirmando que Nibiru no existe. Simplemente no tenemos como determinar si alguno de los planetas que detectamos en los límites del Sistema Solar es el planeta Nibiru.
Hasta dónde sabemos, el probable planeta Nibiru podría estar deshabitado. En ese caso, la única forma de confirmar que estamos ante el planeta de origen de los Anunnaki sería esperar cientos de años hasta que este planeta se acerque al centro del Sistema Solar si es que su órbita lo trae a nuestra vecindad cósmica.
En todo caso, al margen de que el posible planeta Nibiru esté cerca o lejos de nosotros, tendríamos que enviar una nave para explorar su superficie en busca de restos de civilización, específicamente restos de los Anunnaki.
Ahora, si el probable planeta Nibiru estuviera poblado por seres extraterrestres podríamos enviar un mensaje de radio para tratar de comunicarnos con ellos. Estos seres podrían confirmar que son los Anunnaki que crearon a la humanidad y convivieron con los sumerios, podrían revelarse como representantes de otra raza extraterrestre o podrían no respondernos dejándonos sumidos en el silencio estelar.
El estudio realizado por Rodney Gomes, astrónomo del Observatorio Nacional de Brasil (en la foto), podría ayudarnos a descubrir un nuevo planeta en los extramuros del Sistema Solar. (Foto por Observatorio Nacional de Brasil)
Siendo realistas, estamos muy lejos de poder llegar a la verdad sobre el planeta Nibiru. Por ahora, la búsqueda de los huellas de los Anunnaki en las civilizaciones antiguas terrestres se nos presenta como la posibilidad más cercana para confirmar las teorías planteadas por Zecharia Sitchin.
Lo importante es que estudios como el de Rodney Gomes nos muestran que la astronomía permanece, como una de las pocas disciplinas científicas en las que aún no se respira ese aire enrarecido que expelen las verdades que han permanecido resguardadas en la fortaleza del paradigma de turno.
No se trata de encontrar al planeta Nibiru sino de ser capaces de aceptar la posibilidad de que quizás la historia del Sistema Solar y de nuestro planeta sea más extraña de lo que creemos y estar dispuestos a replantearla frente a los nuevos hallazgos sin prejuicios ni limitaciones.
Fuentes:
http://news.nationalgeographic.com/news/2012/05/120511-new-planet-solar-sys...
http://www.digitaljournal.com/article/324934...
http://www.on.br/...
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