octubre 12, 2012

Ish-rÁ - La Luz - Capítulo 6º -





Las doce tribus


La tribu de Is-RÁ-eL, detuvo su marcha.   Hacia varios ciclos que la salud de Mo-seS, era crítica y temiendo lo irremediable, acamparon para esperar el doloroso momento. Habían pasado varias Ekras desde que el Dios Creador, eligió a Mo-seS para que llevara al pueblo "que mira a Dios" hacia la tierra de Canaán con el fin de crear allí el segundo emplazamiento de los Hu-ma-dos-apienS en AquA. Durante el viaje, Mo-seS decidió que trece de sus más leales seguidores recopilaran las leyes y normas que serian la base de su religión y que él iba redactando. También ordenó que cada uno de ellos escribiera con su propia sangre, uno de los trece Mandamientos de Dios siendo depositario, por lo tanto, de un mandamiento cada uno de los Ra-bI, que fue así como fueron llamados. Josué tuvo el honor de ser el depositario del primer mandamiento y sucesivamente los otros doce del resto.
La gran tienda que acogía al moribundo Mo-seS, quedó en el centro del campamento y durante el día y la noche todos los que no tenían labores imprescindibles para la comunidad, daban vueltas alrededor de ella con súplicas al Dios de Is-RÁ-eL para que, llegado el momento, acogiera en su seno al líder por él elegido. La tribu, había crecido mucho debido a una alta natalidad y a ellos se unieron, gracias a la benevolencia de Mo-seS, una buena cantidad de errantes que procedían de descendientes de aquellos que pudieron escapar a la cólera de Dios y que, jurando arrepentimiento, aceptaron los Trece Mandamientos como único camino verdadero.

El cuerpo híbrido de Mo-seS dejó de respirar. En el preciso momento de exhalar, una deslumbrante luz se apoderó de su cuerpo y su alma fue elevada por Dios para llevarla junto a él. La envoltura física de Mo-seS, quedó en manos de su pueblo. Los trece Ra-bI amortajaron a su líder y lo llevaron a un lugar apartado del resto de la tribu para darle secreta sepultura. La obra de Dios viajó al planeta de luz y su forma sólida, fue devuelta a su cuna terrenal.

Los trece Ra-bI, quedaron reunidos cerca de donde quedó enterrado el cuerpo híbrido de su guía con el fin de elegir entre ellos quién debería sustituirle. Se dieron de tiempo seis ciclos de día y noche siendo al séptimo ciclo cuando debería ser elegido el más apropiado como nuevo líder pero, sin embargo, llegaron a la conclusión de que ellos mismos, no podían decidir el sustituto de aquél que fue elegido por el mismo Dios y que, por lo tanto, debería ser el Dios de Is-RÁ-eL quien tomara la decisión.

La llegada de un Pre-vA que transportaba un arca de energía y la comunicación de Mi Señor Ish-rÁ que era su voluntad que, el Ra-bI Josué fuera quien llevara al pueblo de Is-RÁ-eL a Canaán, activaron todos los resortes para que el camino se reiniciara, Con el Pre-vA viajó para ayudar al nuevo líder de la tribu de Mo-seS un guerrero del circulo de An-geL el poderoso Ma-geL que debería proteger al pueblo de Dios en su etapa final del camino y en su posterior asentamiento en la tierra de Israel. El arca de energía serviría para alumbrar las noches de acampada y como protección, con su poderoso contenido, contra las especies depredadoras que acosaban asiduamente al pueblo elegido, siendo ésta una señal inequívoca que el Dios de Israel protegía a su pueblo. Avisado Mi Señor por los exploradores del circulo de Tro-noS de que en Canaán se había observado la presencia de una raza de gigantes aliados del todopoderoso Ya-ha-vÉ, llamados Anac del planeta Nephilim y que eran utilizados por los El-oh-iM como avanzada de sus conquistas, se reforzó la presencia del circulo de An-gel con otro guerrero llamado Ga-breL que sería encargado de llegar a la tierra prometida en primer lugar y acompañado de un explorador del circulo de Tro-noS para valorar la situación.

Teníamos constancia de la llegada de los El-oh-iM a la zona conocida como Si-nar. En su momento, fue descartada por Nuestro Señor como posible emplazamiento para un asentamiento de los Hu-ma-dos-apienS y se encontraba entre dos grandes ríos que desembocaban en un mar que nuestros exploradores describieron como muy grande y al sur. El poder de la energía de Fu-er-sioN era la base del predominio del todopoderoso Ya-ha-vÉ en los universos conocidos pero la presencia de éste, se encontraba en una fase muy primaria en AquA aunque, no así, la de otras especies más pacificas como los Virbanas que se habían establecido muchas Ekras antes en una península al sur de la mayor masa sólida del planeta con la única finalidad de extraer minerales para transportarlos a su planeta y sin la más mínima intención de establecerse definitivamente ni influir en las especies nativas. Fueron los Virbanas los primeros que sufrieron el ataque demoledor de los El-oh-iM y la guerra entre ellos alumbró durante muchos ciclos las noches de AquA.

Los espías de la tribu de Mo-seS, llegaron a los límites de la tierra de Canaán. Ante sus sensores de visión se desplegaba lo que debía ser el hogar de los israelitas. El explorador del círculo de Tro-noS, se ocupó de acumular información para los que, a unos ciclos de viaje, esperaban noticias. En la frontera, el guerrero del círculo de An-geL, se mantenía preparado para recibir la orden de entrar en acción. La presencia confirmada de los gigantes de Nephilim causó entre los Ra-bI de la tribu un gran temor, pues eran conscientes que, si estaban allí, era por orden expresa del todopoderoso Ya-ha-vÉ y con buen criterio recelaban de la conveniencia de enfrentarse a él, mientras que Josué, que tenía conocimiento de la guerra que se estaba produciendo entre los El-oh-iM y los Virbana, consideraba que debería aprovechar ese momento para atacar a los Anac y exterminarlos para establecer al pueblo de Is-RÁ-eL en el territorio y esperar que, el respeto que existía por parte de Ya-ha-vÉ hacia Nuestro Señor, permitiera el hecho consumado.

La discusión en el campamento llegó a tal extremo que las distintas opciones que se barajaban fueron rechazadas sistemáticamente y el temor a un enfrentamiento con los El-oh-iM, decidió a tres Ra-bI a abandonar el campamento con sus seguidores, quedando así diez facciones que se mantuvieron fieles al liderazgo de Josué. Los que se fueron, tomaron la decisión de dirigirse hacia la tierra de Ke-M-eT y ponerse en contacto con el antiguo líder de los Hu-ma-dos-apienS, Ab-rÁ-aM, quien bajo la protección del Faraón Dar-meR y con el beneplácito de Nuestro Señor Ish-rÁ se hallaba en la ciudad de Ch-E-nI.

El informe que recibió Josué del explorador del círculo de Tro-noS, confirmó lo que se sabía de las tácticas de implantación que habitualmente utilizaban los El-oh-iM en los mundos que invadían. Primero llevaban a los Anac para que limpiaran el planeta de seres vivos potencialmente peligrosos y posteriormente, se establecían con el fin de aprovechar al máximo los recursos, creando colonias con los denominados esclavos cabezas negras traídos de su originario Efran para que realizaran todo el trabajo de extracción, dejando al terminar su labor de miles de Ekras, el planeta totalmente arrasado.

La decisión final fue la de atacar y exterminar a los gigantes. Los guerreros recibieron la orden de Josué y pasaron a la acción. Los combates se extendieron por todo el territorio y la mortandad resultó enorme. Las espadas de energía arrebataron las vidas de muchos Anac y los cuerpos quedaron esparcidos por doquier. Las colonias de cabezas negras fueron atacadas utilizando la energía del Valán o Arca de AshrÁ, que llenó las tierras de Canaán de terror y muerte obligando a muchos supervivientes a huir, esparciéndose por las zonas limítrofes. Muchos de los huidos, lo hicieron en dirección a la tierra de Ke-M-eT donde fueron capturados por los Hu-ma-dos-apienS que, posteriormente, los utilizarían para la construcción del primer gran templo y referencia de Ish-rÁ en Aqua, la Gran Pirámide.

Después de esperar a que los efectos de la energía del Valán no pudieran perjudicar a la gran tribu de Mo-seS, el victorioso Josué entró en la tierra de Canaán al frente del pueblo de los que miran a Dios. Llegaron a las inmediaciones de un importante asentamiento que los prisioneros cabezas negras llamaban Jer-cO y para celebrar su conquista, los israelitas hicieron sonar enormes trompetas durante muchos ciclos. Josué tomó la decisión de establecer su capital sobre los restos del asentamiento y llamó al lugar Jericó. El pueblo de Is-RÁ-eL había llegado a su tierra prometida.

La cólera del todopoderoso Ya-ah-vÉ por lo sucedido en la tierra de Canaán llegó a tal extremo que, por primera vez desde que los El-oh-iH entraron en el tercer universo, Mi Señor Ish-rÁ se vio obligado a aceptar las condiciones que fueron impuestas y que dejaban únicamente la tierra de Ke-M-eT y la de Canaán bajo el control de los Hijos de Dios ,quedando el resto de Aqua bajo control exclusivo del poder de Ya-ah-vÉ. De no aceptar esas condiciones, la presencia de los seres de luz sería considerada como una agresión y la supervivencia de la obra de Mi Señor correría un gran peligro de desaparecer, pero, desgraciadamente, al aceptar las condiciones impuestas se crearon las bases de lo que realmente sucedería, el control total de Aqua por los El-oh-iM y la derrota total del Dios RÁ.

Después de derrotar a los gigantes siervos de los El-oh-iM y habiendo exterminado y capturado un gran número de cabezas negras, Josué, envió rápidamente a sus mensajeros para transmitir sus condiciones a los Hu-ma-doS que se encontraban distribuidos por la tierra de Canaan y que habían sido llevados por los El-oh-iM desde sus posesiones al levante de las tierras de Mo-eB. El mensaje era simple y claro, someterse o sucumbir y la respuesta fue unánime, sometimiento total. Nada en las acciones del líder de los israelitas, representaba una intención de adueñarse de forma pacífica de los territorios y las gentes que en ellos se encontraban, si se presentaba el más mínimo acto de resistirse a su autoridad pero, el pacto al que llegaron Mi Señor Ish-rÁ y el todopoderoso Ya-ha-vÉ, facilitó de forma total sus intenciones y su autoridad, quedó establecida.

Ordenó que se formaran doce grupos que se repartieron todo el territorio y que se denominaron tribus. Sentó su capital en la destruida Jericó y reunió a los doce Ra-bI con el fin de tener bajo su absoluto control, las doce leyes del Dios Sol dejando las tres restantes que fueron llevadas a la tierra de Ke-M-eT, como olvidadas y sin valor para el nuevo pueblo. Este hecho dolió mucho a Mi Señor pero, decidió no intervenir y dejar que el sustituto de Mo-seS gobernara al pueblo de Israel con total libertad.

Los guerreros del círculo de Guar-dA, quedaron para garantizar las fronteras y el resto de los nuestros, marcharon en dirección a la tierra del Faraón Nar-meR. Una de aquellas las tribus, la de Benjamín, ocupó uno de los territorios más pequeños y nombró su capital en un asentamiento cercano a Jericó, y que, con anterioridad, había sido fundado por los cabezas negras que lo llamaron Salem. Con el tiempo, esta población tomó, gran relevancia y Josué decidió trasladarse a él y fue allí, donde vivió el resto de sus pocos días que le quedaban de vida debido a su muy avanzada edad lo que dejó al Pueblo que mira a Dios, sin un líder reconocido y comenzó un camino para cada tribu, cada vez más independiente y únicamente unidos por las doce leyes que quedaron de las trece que el patriarca Mo-seS, recibió de manos de Mi Señor Ish-rÁ.

Después de muchos Ekras, yo, Da-neL, explorador del círculo de Tro-noS, fui enviado a la tierra de Canaan con la orden de informar a Mi Señor de la situación en la que se encontraba una de las dos colonias de híbridos fruto de su creación en AquA. Viajé con un cuerpo sólido por todos los territorios de las doce tribus de Israel y pude constatar que, poco a poco, la infiltración de los El-ho-iM llegó a ser prácticamente total en la nueva sociedad y principalmente, en las clases dirigentes. Con la desaparición de los diferentes patriarcas originarios, sus sustitutos, quedaron bajo la influencia de aquellos que dominaban la mayor parte del planeta. Con la retirada de los guerreros del círculo de Tro-noS, terminó nuestra presencia en aquellas tierras y tal y como informé a Mi Señor, la situación era irreversible y debíamos dar nuestra presencia en Canaan como finalizada. Sólo quedaba bajo nuestra tutela la tierra de Ke-M-eT y cuando los descendientes del Faraón Nar-meR tomaron las riendas de su territorio, comenzó un declive de las ideas y formas que animaron a nuestro Señor a incidir en la más maravillosa obra creada por la naturaleza, el cerebro de los Humanos y con ello, su extraordinario salto evolutivo.

El planeta tierra quedó en manos de sus nativos y bajo la tutela de los El-oh-iM que se apoderaron de todo la obra de Mi Señor Ish-rÁ e hicieron suyas las enseñanzas y la hibridación que se realizó por parte de nuestra raza en AquA. Para la futura historia de los hombres, el único dios verdadero se llamaría Yavé.
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