diciembre 23, 2012

LA ATLANTIDA..... EXISTIÓ...


La Atlántida no es un mito, es algo real, existió una civilización precursora de las civilizaciones que hoy estudiamos, que construyeron las ciudades y erigieron los monumentos que hoy nos asombran y están envueltos en un halo de misterio. Esta civilización ha estado aquí desde hace miles de años, hace 35.000 años, rompiendo las barreras preconcebidas del pensamiento actual, y por supuesto, yendo contra la historia que nos han inculcado.

Era una civilización poderosa, de rasgos fuertes, nada primitivas, capaz de crear mapas precisos con exactas coordenadas, conocimientos de longitud, de trigonometría esférica, empleando instrumentos geodésicos a la perfección. Muchos cartógrafos han llegado a la conclusión que estos mapas se cartografiaron antes de que la tierra  hubiera sido cubierta por el hielo, es decir, hace más de 10.000 años, y varios expertos, como Mallery, Hapgood y Stracham, se atreven a asegurar que su diseño y las líneas costeras fueron coordinadas desde el aire.

Antiguos escritos como el Chilam Balam maya, el Código Dresde, el Popol Vuh, el Código Cortesianus, el Manuscrito Troano, etc… nos hablan de la Atlántida y de Lemuria (un continente-civilización anterior a la Atlántida). Plutarco, Platón, Herodoto, Plinio, Virgilio… ya nos hablan de esta civilización (seguramente tenían acceso a escritos, textos y pruebas que desaparecieron con la Biblioteca de Alejandría), así como de la civilización Thule, que se remontaría a épocas que el simple hecho de decir, tildaría a cualquiera de estado de locura.  Nos hablan de una raza hiperbórea, muy altos (12 pies de altura), de rasgos imposibles en aquella época, ya que eran blancos, de ojos claros, cabellos dorados, y que vivían en consonancia y equilibrio con la naturaleza.

La vida en la Tierra ha sido controlada por una evolución dirigida, cuyo objetivo aún no sabemos cuál es, por qué fuimos creados. De los millones de estructuras creadas a través del azar y de la casualidad, la naturaleza desecha las que carecen de valor vital, y esto es como decir que la naturaleza, lo que busca es la vida, y que existe una finalidad, un antiazar, el cual es manipulado por fuerzas que desconocemos. Existe una determinación absoluta de perpetuar la vida en la dirección del tiempo, hacia el futuro.

La vida se inició hace 4.600 millones de años, y desde ese preciso instante, todo ha sido una evolución perfecta, sin fallos ni errores, donde el azar siempre ha estado de parte de la evolución, donde de los miles de millones de probabilidades en contra, siempre ganaba la única probabilidad posible para la evolución. La evolución es un esfuerzo para desarrollar el cerebro humano, buscando un tamaño crítico que sustente conciencia y espíritu.

El cerebro posee una media de 100.000 millones de neuronas (10 elevado a 11), de la cuales, 10.000 millones de neuronas están relacionados con los procesos conscientes. Los cerebros por debajo de esta cantidad de neuronas, no parecen tener una conciencia autoreflexiva. El tamaño crítico es el del ser humano, capaz de tener un lenguaje y conceptos abstractos. Así que la evolución, es una “búsqueda” de crear un soporte perfecto para el cerebro adecuado. El cerebro, en muchos aspectos, es igual que nuestro universo, donde millones de galaxias están conectadas, en el cerebro son millones de neuronas para crear un mundo en un intento de comprender el todo.

En la zona mítica ocurrió el Diluvio Universal, el momento donde nacieron los mitos de los dioses, la leyenda de Gilgamesh, de Noé, de Utnapishtin. Nos encontramos con reyes que gobernaron durante cientos de años, titanes, hombres blancos poderosos que enseñan a la humanidad a progresar a pasos agigantados, dioses que bajaron de los cielos y que cambiaron nuestro entorno y nuestro conocimiento para siempre.

En en Capítulo VII de Cronologías Bíblicas, se dice: “no permanecerá por siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne, 120 años serán sus días“. Esta frase que puede no resultar esencial, plasma algo que ahora sí sabemos, que el código genético humano está diseñado para no sobrepasar los 120 años de vida, y esto hace más de 4.000 años ya se sabía. Moisés, la figura principal de las tres religiones más seguidas en el mundo (judaísmo, islamismo y cristianismo), fue el primero en vivir 120 años de todas las generaciones a partir de Adán.

Si medimos en unidades los latidos del corazón, todos los mamíferos viven el mismo tiempo. Desde un animal pequeño como el ratón, hasta el animal más grande como el elefante, todos viven como máximo un período de 2.000 millones de latidos. La única excepción entre los mamíferos, es el ser humano, cuyo corazón está diseñado para el doble de latidos, es decir, 4.000 millones.

El hombre de Cro-Magnon, apareció hace 30.000 años, y el Diluvio tuvo lugar hacia el 8.500 a.C. Se necesitan aproximadamente 10.000 años para alcanzar una civilización relativamente organizada, así que existe un período comprendido entre el 20.000 a.C. y el 10.000 a.C. totalmente misterioso, y donde todo indica que fue la época donde surgieron realmente civilizaciones como la atlante y la ciudad de Tiahuanaco.

Todas las civilizaciones que hoy estudiamos, contienen múltiples coincidencias, demasiadas para pensar que, simplemente, sus ideas convergieron por azar. Todas las civilizaciones desaparecieron, como exterminadas, hasta llegar a la última, la egipcia. En ese instante, empezaron a surgir movimientos espirituales rápidamente. En el año 650 a.C., apareció el zoroastrismo, en el 500 a.C. el jainismo, budismo y confucionismo. Zaratustra (el fundador del zoroastrismo), fue un profeta que se consideraba ser el enviado del único dios, llamado Ahura Mazda, y su misión era alertar a la humanidad contra las fuerzas del mal.

¿Es la consciencia cósmica la que hace que surja la consciencia personal en las neuronas de una persona?. Parece que el antiazar juega un papel decisivo en la evolución, y la probabilidad de lo pequeño, a nivel subatómico, sea una continuación en el mundo físico en el que vivimos. Es decir, todo aquello que consideramos azar, que la vida surgió por azar, que las mutaciones y los procesos de selección “natural” que no has llevado a la actualidad, son procesos dirigidos para un fin específico.

La vida en la tierra, el ser humano, no es una casualidad. Los titanes, los atlantes, esos gigantes que originaron un salto cuántico de conocimientos y evolución, no surgieron ellos mismos como un proceso evolutivo en la Tierra. Algo pasó que no debió pasar, algo hicieron que no debieron hacer, y fue el comienzo de un proceso de exterminio continuo que dura hasta la actualidad.

Creo que vd. lector, si cree que todo ha sido un continuo suceso de coincidencias, de que el azar siempre nos ha sonreído, que las probabilidades más adversas nunca se cumplieron, que si existía una posibilidad entre miles de millones de que algo ocurriera en nuestro beneficio como especie, ocurrió, que la naturaleza, siempre ha acertado en el paso a dar, que todos los componentes químicos y físicos que se dieron, fueron los ideales para el proceso evolutivo… que todo este increíble azar, realmente no lo es, nos encontramos en una tesitura de difícil explicación, donde los mejores matemáticos, científicos y estadistas, les sería imposible explicarle que todo es casual, porque no lo es.

Imaginemos, que cada persona, para conocer realmente la felicidad (su felicidad como ser individual), solo existiera una opción de entre las miles de miles de miles de miles de miles de miles de miles de miles de miles de millones de probabilidades que existen en su destino. Es decir, si tú deseas conocer tu vida perfecta, y vivirla, deben darse una serie de “casualidades”, una tras otra y tras otra… de forma secuencial, cada una más inverosímil e improbable que la otra, y así sucesivamente, hasta llegar a tu destino perfecto.

Si se dieran todas esas casualidades remotas, sólo serían un porcentaje ínfimo próximo al cero, de toda la secuencia evolutiva en la historia de la humanidad. Los mitos nos narran acontecimientos y hechos que ocurrieron, las pruebas nos revelan que todo azar conlleva su antiazar, al igual que toda materia conlleva la antimateria. Pero así como sólo vemos la materia, sólo estamos “programados” para ver el azar.

La Atlántida fue una civilización esencial para crear todas las demás, donde su devenir y su desaparición no fue una casualidad, sino que conlleva un propósito que aún no logramos comprender. Y llegará el día donde nuestra civilización será exterminada, porque parece ser un proceso primordial para un nuevo salto cuántico, donde surgirá un nuevo homo más evolucionado, a nivel espiritual, cerebral, y que conseguirá un avance nuevo para la comprensión de nuestro sitio en el universo, de por qué estamos aquí, y cuando lleguemos a la total comprensión de ello, será el momento donde todo el azar se desvele no sea tal, y que el proceso evolutivo de los dioses, es una interconexión a nivel cósmico.

Es más que posible que la evolución tan acelerada que vivimos sea dirigida, y que nuestro cerebro sea el punto esencial de esa evolución, hasta que llegue el punto crítico de un salto cuántico de pensamiento, de realidades, de universos, de percepción de nuestro entorno, allí donde residen las respuestas ahora tan lejanas, y que sólo poseen los dioses, o eso parece.

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