Se han preguntado alguna vez ¿Por qué los antiguos imperios como el persa, el babilónico, el mongol, el imperio romano o más cercano en nuestro tiempo, el imperio español con sus conquistas y colonias fallaron en su intento de dominar el mundo? ¿Por qué los grandes dictadores de la historia humana terminaron por ser derrocados, odiados y en algunos casos satanizados per saecula saeculorum? Y más importante aún, ¿Por qué la élite todavía no consigue su tan deseado nuevo orden mundial? Para comenzar recién a vislumbrar la respuesta es necesario conocer y reconocer la existencia de un “cuarto poder” en el mundo. Sabemos muy bien cuáles son los poderes que conforman a una república, a saber: el poder legislativo, el poder judicial y el poder ejecutivo. El cuarto poder sería aquel ejercido por los “medios de comunicación”. Claro, no es un poder establecido por decreto ni mucho menos por participación popular. No obstante,pienso que nadie podría negar el poder, tal vez debería decir “el inmenso poder” de los medios mundiales de comunicación e información en la actualidad. A la gran mayoría nos gusta estar informados de la actualidad mundial y pensamos que al hacerlo podremos tomar mejores decisiones… ¿En realidad lo hacemos?, ¿Somos aún tan ingenuos de pensar que existe la prensa libre en el planeta?¿Cuánto de lo que leemos, escuchamos y/o vemos a diario en cualquier medio de comunicación es real, tendencioso o ficticio? La manipulación de la mente es una herramienta tan vieja como el primer ser humano del planeta y uno de los medios para moldear las voluntades es precisamente el preferido de la tiranía invisible mundial: el control y flujo de la información.
En nuestros días vemos cómo los gobiernos en nombre de la paz, la justicia y la inexistente guerra contra el terrorismo coartan nuestros movimientos y mutilan nuestras libertades haciéndose con el control de todo medio de comunicación. Internet es una herramienta que comienza a desaparecer de nuestras manos y en breve, para nuestra desgracia, será censurado. No obstante ese control no se ejerce en contra de los ciudadanos al estilo de los antiguos imperios o de exdictadores. Por el contrario. Han aprendido de los errores y es más: han ensayado escenarios en diversos países antes de llevar a cabo el plan maestro. El control es casi imperceptible, casi sutil y no muchos se dan cuenta de ello. Aplican el arte de hacer creer y parecer que aunque las cosas [políticas de gobierno] sean las mismas, en su esencia sean muy diferentes. No es secreto que la manera más eficiente de ocultar una información no es silenciarla de la opinión pública, sino todo lo contrario: contarla, pero mezclarla con mentiras de todo tipo. Tomen como ejemplo todo lo que se dice que ocurrirá el presente año 2012… muchas de las teorías, hipótesis, vaticinios y cataclismos no ocurrieron,pero aún quedan muchas otras que sí tendrían que ocurrir. Bajo esta realidad, ¿Todos los argumentos son automática y susceptiblemente descartables? ¿Por qué negamos, ridiculizamos o descartamos a priori cualquier teoría o idea sin importarnos cuán correcta o auténtica sea?
En definitiva, ¿Qué es cierto y qué es mentira? ¿Cuánta información entre toda la maraña de datos es real y cuanta de ella es tan solo propaganda? John Swinton, periodista y jefe de redacción del periódico estadounidense The New York Times durante la década de 1860, pronunció un audaz comentario el día de su jubilación cuando uno de sus colegas brindaba por la independencia de la prensa. Swinton le responde: “No existe una prensa independiente, a no ser en una pequeña ciudad de provincias: ustedes lo saben y yo también. No hay ninguno entre ustedes que ose escribir su honesta opinión y, si lo hiciera, saben muy bien que su texto jamás sería publicado. El oficio de periodista en Estados Unidos consiste en destruir la verdad, en mentir abiertamente, en pervertir, en envilecer… ¿Qué locura es esa de beber a la salud de una prensa independiente? Somos herramientas y criados de hombres ricos que se ubican tras bambalinas. Somos solo títeres: ellos tiran de los hilos y nosotros bailamos. Nuestro talento, nuestras posibilidades y nuestras vidas mismas son propiedad de otros hombres. Somos unos prostitutos espirituales”. Aunque parezca increíble, estas palabras formuladas hace ya 140 años atrás, no podrían estar más en boga en nuestros días. El autor español Joaquín Bochaca en su libro “La manipulación de la mente” nos entrega pistas para descubrir el velo que yace sobre nuestros ojos. Bochaca nos dice que para llevar a cabo y ejercer este “control”, al poder oculto en las sombras le basta tan solo con aplicar 8 pasos. Quien tenga oídos…
Paso 1. La constante afirmación. El emisor nunca discute ni cuestiona aquello que se dice, simplemente se limita a escoger ese único aspecto de la información que le interesa para luego repetirlo hasta la saciedad. Un ejemplo claro de esto es la afirmación por parte de las autoridades estadounidenses que el ataque al Pentágono el 11 de septiembre de 2001 fue un avión. Las pruebas que existen y que fueron inclusive presentadas por la CNN muestran claramente que el objeto que impactó el edificio gubernamental no fue un avión, sino otra cosa. Pero por toda respuesta hacia los periodistas a preguntas tales como ¿Por qué no aparecen la cola ni las alas del avión?, ¿Por qué el césped cercano al edificio no sufrió daño? o ¿Por qué no podemos ver los restos de lo que realmente impactó el edificio?, siempre obtenían la misma respuesta: el pentágono fue atacado por un avión secuestrado por terroristas de Al Qaeda, ¡y ya! No hay más que decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario