enero 27, 2013

EL INCIDENTE DE RENDLESHAM FOREST. EL ROSWELL BRITANICO 1




El bosque de Rendlesham, propiedad de la Comisión Forestal, es una zona de unas quince mil hectáreas situada en el condado de Suffolk,(Inglaterra) a unas dos horas en coche desde Londres en dirección nordeste y a poco más de 13 kilómetros de la ciudad Ipswich. A finales de diciembre del año 1980 este lugar fue el mudo testigo de uno de los casos ovni más espectaculares de los últimos años, no tan sólo por el encuentro en sí sino por las consecuencias que se derivaron posteriormente del mismo, hasta el extremo que algunos investigadores lo han calificado de “El Roswell británico”.

En aquella época (finales de 1980) en Rendlesham se ubicaban dos bases militares de la fuerza aérea británica (RAF), actualmente abandonadas, una situada al norte del bosque, la Royal Air Force Bentwaters, y la otra al oeste, la Royal Air Force Woodbridge. En diciembre de 1980, ambas estaban cedidas a la fuerza aérea norteamericana (USAF) en régimen de alquiler y se hallaban adscritas a la 81 Ala de Combate (Tactical Fighter Wing) bajo el mando del por entonces coronel Gordon E. Williams, actualmente retirado. (http://www.af.mil/information/bios/bio.asp?bioid=7597).

Las bases estaban bajo el mando del Coronel Theodore Conrad y su adjunto era el Teniente Coronel Charles I. Halt,que, como veremos, tuvo un papel destacado en esta historia. Fue, precisamente, este último el que redactó el informe describiendo el incidente y su intervención en la segunda noche en que se produjeron los avistamientos y que fue enviado al Ministerio de Defensa británico (MOD).

Pese a que hubo una cierta controversia con relación a la fecha exacta del primer avistamiento, (inicialmente se fechó el 27 de diciembre) actualmente y tras un análisis de la documentación existente, se acepta que el incidente tuvo lugar entre el 26 y el 28 de diciembre de 1980.

Todo sucedió una fría y húmeda noche del 26 de diciembre de 1980. Alrededor de las 3 de la madrugada una patrulla de la Policía de Seguridad militar, integrada por tres militares, Jim Penniston, John Burroughs y Larry Warren, estaban realizando una rutinaria misión de vigilancia en una zona situada a unos 1600 metros de la puerta este de la base de Woodbridge cuando informó de la existencia de una serie de luces extrañas que al principio creyeron que se trataba de un avión en dificultades. John Burroughs notificó lo sucedido a superior inmediato en la base desde un puesto de guardia cercano. Simultáneamente, llegó otra patrulla que verificó la presencia de las extrañas luces. Siguiendo instrucciones de su superior Burroughs, junto con dos hombres más salieron de la zona de jurisdicción de la base, motivo por el cual tuvieron que dejar las armas, para intentar averiguar qué eran esas luces.

Cuando se adentraron en el bosque para investigar pudieron ver, asombrados, gran cantidad de luces moviéndose entre los árboles. En ese momento, según declaran los testigos, recibieron una comunicación por radio pues al parecer desde el aeropuerto de Heathrow habían informado de la presencia de un tráfico no identificado sobre la base de Woodbridge y había desaparecido repentinamente.

Fue entonces cuando, de repente, en un claro del bosque pudieron ver asombrados una luz grande y brillante procedente de un objeto que no pudieron identificar. Los militares quedaron estupefactos cuando frente a ellos apareció un objeto de aspecto metálico y forma cónica, de unos tres metros de largo y dos de alto. Al parecer, el objeto iluminaba todo el bosque con una fuerte luz blanca. El objeto tenía también una luz roja pulsante en su parte superior y varias luces de color azulado en la base. Pese a que el objeto parecía estar suspendido en la niebla, observaron la presencia de lo que parecía ser una especie de tren de aterrizaje de forma triangular. Cuando los militares intentaron acercarse al objeto, éste parecía rehuirles, alejándose de ellos, como si jugaran al gato y al ratón. Durante más de dos horas los tres hombres persiguieron el extraño objeto que parecía jugar con ellos. Estaba encima del suelo, sobre el horizonte, encima de los arboles… pero cuando intentaban acercarse, el objeto se apartaba.

Posteriormente, en declaraciones no recogidas en los informes oficiales, los testigos que intentaron acercarse al objeto declararon que sufrieron de aturdimiento y de una extraña sensación de alteración de la realidad. Asimismo, Burroughs dijo que durante el incidente escuchó un ruido que identificó como “una mujer gritando” así como ruidos de animales También se llegó a afirmar que daba la sensación de que todo discurría más lento, con una extraña percepción de la realidad: del cielo, de las estrellas del mismo bosque… pero todo volvió a la realidad cuando el objeto desapareció. También los vecinos de la zona declararon que los animales de una granja cercana mostraron un estado de gran excitación a la misma hora en sucedía este incidente.

Al parecer y según se conoció mucho después, en un momento determinado, Jim Penniston se habría podido acercar a la nave y tocarla y ésta le “transmitió” una especie de mensaje binario que él anotó en una libreta tal y como explicaremos más adelante. Sin embargo nada de todo esto figura en el informe oficial redactado en su día.

Cinco horas después de producirse este extraño avistamiento, John Burroughs informó al teniente coronel Charles Halt que decidió formar un equipo de trabajo para investigar el incidente.

Los militares pudieron comprobar la existencia de tres pequeñas marcas en el suelo de forma triangular, como las que hubiera podido dejar el supuesto tren de aterrizaje que habían observado la madrugada anterior. También pudieron comprobar que el suelo aparecía quemado y los árboles cercanos tenían sus ramas rotas.

A las 10:30 de aquella misma mañana Burroughs acompañó a un oficial de la policía local para revisar el terreno a plena luz del día. La policía comprobó la existencia de las tres extrañas marcas en el suelo y descartó que éstas fueran obra de algún animal. Asimismo, midieron la distancia entre ellas y comprobaron que ésta era exacta formando un perfecto triángulo equilátero

Aquella noche, las extrañas luces volvieron a verse. El comandante de la base, el teniente coronel Halt, ordenó colocar potentes reflectores orientados hacia el bosque. A las 21.30 y de forma inexplicable los reflectores dejaron de funcionar sin causa aparente.Deciden entonces poner en marcha un segundo juego de reflectores. Mientras, Halt, dispuesto a verificar el origen de las extrañas luces, reúne a un equipo de hombres, entre los que había el fotógrafo de la base, el sargento Monroe Nevilles y el sargento primero Bobby Bal. También les acompañaba el teniente de la policía local Bruce Englund. Se llevan gafas infrarrojas para mejorar la visión de noche y contadores geiger puesto que querían verificar que no existía radiación en la zona. No en vano, en Woodbridge se almacenaban armas nucleares, aparte de ser la sede del 67 Escuadrón de Recuperación y rescate Aeroespacial. Y un detalle importante que tendrá trascendencia: Halt se llevó una pequeña grabadora con el fin de grabar en ella el relato de los acontecimientos de aquella noche así como sus impresiones sobre la investigación. Es, precisamente, gracias a la meticulosidad de sus anotaciones grabadas que fue posteriormente posible reproducir con la máxima exactitud lo ocurrido aquella noche.

Pueden escuchar el contenido de dicha grabación en el siguiente documento sonoro. Debemos destacar que la calidad del sonido es deficiente debido a los años transcurridos y al soporte utilizado en su día. Pese a ello lo incluímos por su enorme valor documental:

Halt y sus hombres y se dirigen al lugar en el que tuvo lugar el incidente. Cuando llegan ahí, el segundo juego de reflectores deja de funcionar, los vehículos empiezan a fallar y la radio también se estropea.

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