octubre 23, 2012

EGIPTO Y EL DILUVIO UNIVERSAL.....



La historia sobre un cataclismo por aguas, al estilo del mito griego de Deucalión o el del Noé bíblico, brilla por su ausencia en el país del Nilo. Este detalle, no menor, ya había sido notado por Platón en su Timeo, quien afirmaba que el Diluvio Universal "no había alcanzado a la tierra de Egipto".

Sin embargo en un fragmento del Libro de los Muertos (Capítulo CLXXIV), que es frecuentemente citado por los defensores del mito del Diluvio en Egipto, encontramos unas enigmáticas palabras del dios Atón, que se han asociado con nuestro tema:
(...) han destruído secretamente cuanto has creado (...) esta Tierra ha desaparecido con el alba de la existencia, en el océano del cielo (Diluvio), surgiendo del Caos de los primeros tiempos.
Aunque este oscuro pasaje no nos permite formular ninguna conclusión a priori, no podemos pasar por alto el hecho de que existen documentos provenientes de varias tumbas reales del Reino Nuevo, donde se muestra el tema del castigo contra la Humanidad por parte de los dioses Ra y Hathor.
Los textos lo cuentan más o menos así. Al buen gobernante Ra (en esta versión del mito es un dios solar activo), descendiente de Nun (las Aguas pre-creacionales), ante quien se inclinaban las Dos Tierras, le llegó una noticia perturbadora: los hombres estaban planeando una conspiración contra su soberanía divina. Ra inmediatamente convocó a las divinidades principales de las Enéadas para inquirir en su sabiduría. Para ello, se hizo presente el Ojo, Shu, Tefnut, Nut y Gueb.
El consejo decide llamar a la diosa Sejmet, "la leona poderosa", aquella que se deleita con la sangre de sus víctimas, para destruir a los hombres. Sin embargo, el buen Ra se compadece de la Humanidad y le pide a Hathor que tome una mandrágora y con ella forme licor en muchísimas cantidades, a saber siete mil jarras de cerveza (o vino), para inundar los campos. Mediante el ardid de verter el licor sobre la tierra detuvo aquella conspiración contra la clase divina y real e hizo creer a la sanguinaria Sejmet que era la sangre de los hombres, salvando de esta manera a la raza humana.Veamos un segundo caso, el relato del "Mar voraz", que data de la Decimoctava Dinastía (Gardiner, 1932: p. 76- 81). Allí se nos cuenta como las aguas cubrieron la tierra de Egipto.
Ptah había prometido a la Tierra que la casaría con el Cielo; ésto hizo muy feliz a la Tierra y dio alabanzas al dios. La situación encolerizó al Mar, quien también reclamó casarse con la Tierra. Ptah se vio en un brete: ahora debía manejar la situación con cautela para mantener el orden cósmico. Para tratar el caso, propuso construir un trono tan alto que rivalizara con los Cielos, a los cuales el Mar debía subir. Este alcanzó rápidamente el trono y se apoderó de las cosas valiosas; Egipto yacía inundado. Ante esta catástrofe los dioses convocaron a una asamblea; decidieron llamar a la diosa extranjera Astarté para que los librara. Ella accedió y, mediante su lujuriosa belleza, logró llevarse al Mar tras de sí. De esta manera fue como se retiraron las aguas de Egipto.

Sergio Fuster, "Egipto y el diluvio Universal"

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