Pedro Astete habría sido el primero "al menos de quien tenemos noticia" en inquietar los túneles de Marcahuasi.
Supuestamente, en algún lugar de esta meseta que ocupa cerca de 4 Km. cuadrados de superficie, halló una caverna, en cuyas profundidades se topó con “pergaminos que mostraban una escritura muy antigua”. Nadie sabe exactamente qué caverna vio Astete, y aún menos el paradero de los escritos que se hallarían en ella.
Sin embargo, no pocos piensan que aquella entrada subterránea no es más que la famosa caverna del “Infiernillo”, un tajo profundo en el suelo rocoso de Marcahuasi "cerca a la figura de la Anphichelidia o Tortuga Triásica" que actualmente se encuentra cerrado por los pobladores de San Pedro de Casta, pueblo campesino inmediato a la meseta.
Y como decía, hasta hoy en día la gente de Casta le cuenta al visitante cómo algunas personas que por “accidente” cayeron en esa caverna "antes que esta fuese tapiada" aparecieron a kilómetros de distancia, caminando desorientadas en el sector de Vikil, donde se hallan unas cataratas de agua.
Quienes sobrevivieron a esta experiencia afirmaron haber visto aquellos hombres con túnicas blancas, viviendo en paz en una impresionante “ciudad de cristal”.
Por si esto fuera poco, los más ancianos del Pueblo sostienen, además, haber visto extrañas luces desplazarse sobre Marcahuasi, y presenciar como éstas esferas luminosas “entraban” en la caverna del Infiernillo.
El mismo Manuel Olivares, quien fue mano derecha del Dr. Daniel Ruzo, nos confió que el célebre investigador de Marcahuasi intentó descender por esta caverna, convencido de la existencia de los archivos que vio Astete, pero más aún, de la “realidad imposible” de una humanidad subterránea, superviviente de un cataclismo, y cuyo misterio podría develar en las entrañas de la meseta.
Penosamente para Ruzo, por ausencia de un equipo adecuado para adentrarse en las profundidades, no logró su cometido.
Hoy es casi imposible intentarlo. La caverna ha sido brutalmente tapiada, sin tener en cuenta la vegetación que ha crecido copiosamente dificultando el acceso. Y los campesinos de Casta sugieren no acercarse al lugar, pues está “encantado”.
Sólo cuando llegue el momento el peregrino podrá entrar…
La entrada tapiada del infiernillo.
¿Un acceso al mundo subterráneo?
Tesoros ocultos y las energías magnéticas del ande
En una zona determinada de la meseta, el estudioso sabrá reconocer ciertas esculturas de roca que se miran, y que en su punto de unión visual demarcan una ubicación oculta: el acceso al tesoro de Marcahuasi.
Como siempre, el profano supuso que se trataba de oro, saqueando las diferentes chullpas preíncas de la meseta procurando saciar su ambición. Esta escena lamentable se dio en lugares como “La Fortaleza” y las ruinas de Huacracocha. No obstante, ciertos fenómenos en Marcahuasi pueden jugarle una “mala pasada” al huaquero.
Entre ellos, una chullpa que “aparece” en ciertos lugares de la meseta, y en donde no debería estar… Quienes entren en ella, sencillamente desaparecen. Al menos ello es lo que creen los más ancianos del Pueblo de Casta.
El encanto que transmite la Cordillera de los Andes no es gratuito. Como sabemos, actualmente el mundo andino cumple un papel de activación en Sudamérica, como otrora lo hicieron los Himalayas en Oriente.
Así fue dispuesto por la Jerarquía para el resurgir de un Tiempo Nuevo Planetario desde América.
Fotografía de un supuesto ser extraterrestre en Marcahuasi.
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No olvidemos que la declaración del “Año Geofísico Internacional” en 1957 por la UNESCO, permitió la visita al Perú de renombrados especialistas con el afán de realizar toda una amplia gama de mediciones geomagnéticas como se estaban llevando a cabo en otras partes del mundo.
Yendo al grano, los complejos cálculos geodésicos determinaron que el ecuador magnético recorría tierras peruanas, y que ya no se encontraba cruzando los Himalayas, habiéndose estabilizado desde 1940 en la latitud 12º a 15º grados sur.
Las montañas del Ande, pues, se constituyen ahora en una especie de “antena natural” de energías cósmicas y telúricas que en breve precipitarán un cambio extraordinario en el planeta y la criatura humana.
Marcahuasi, también conocido como el “Altar de los Dioses”, es un buen lugar para sentir todo ello.
Y cuento los días para volver a subir…
Laguna en Marcahuasi
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