La Enciclopedia Británica coincide: “Los factores responsables por la desaparición de la población neandertal son un problema importante para el cual desafortunadamente todavía no hay una clara solución”. La historia sumeria de la creación ofrece una clara solución al acertijo, pero es una solución que a mucha gente se le haría difícil de aceptar: la repentina aparición del Homo sapiens sapiens acompañada de la abrupta desaparición del homo neandertal fue causada por una intervención inteligente. Se puede conjeturar que el hombre neandertal o bien fue exterminado o bien fue sacado de la Tierra para hacer espacio a una nueva raza de esclavos; y quizá para prevenir un cruce entre las dos sub-especies. Cualquiera que pueda ser la verdad precisa, nosotros conocemos dos hechos con certeza: la antropología moderna ha descubierto un repentino reemplazo del hombre neandertal por el hombre moderno; y los registros mesopotámicos establecen que una planificación inteligente de una raza extraterrestre yace en alguna parte detrás de este acontecimiento. Los humanos al parecer somosn seres espirituales animando cuerpos físicos. El espíritu parece ser la verdadera fuente de la conciencia, de la personalidad y de la inteligencia. Sin una entidad espiritual que lo anime, un cuerpo humano puede ser poco más que un animal reactivo o un muerto. La gente de la antigua Mesopotamia comprendía completamente este hecho crítico cuando ellos mencionan a un ser espiritual en conexión con la creación del Homo sapiens sapiens: “Tú has matado a un dios junto con su personalidad (ser espiritual). Yo he eliminado su trabajo forzado. Yo he impuesto su afán sobre el hombre”.
Los gobernantes Annunakis sabían que ellos necesitaban mantener seres espirituales vinculados a los cuerpos humanos a fin de animar aquellos cuerpos y hacerlos suficientemente inteligentes para realizar sus labores: “En la arcilla dios (una entidad espiritual) y el hombre (cuerpo físico del homo sapiens sapiens) estarán atados en una unidad hecha única: así hasta el final de los días,la carne y el alma, las cuales en un dios han madurado, esa alma en un parentesco de sangre estará unida”. Las tablillas no explican que tipo de “personalidades” eran escogidas para animar los cuerpos de los esclavos. Basados en la observación de cómo se hacen las cosas en la sociedad humana, podemos suponer que la sociedad Annunaki usó grupos marginales para obtener los seres espirituales necesarios para animar la nueva raza de esclavos de la Tierra. Los humanos eran ciertamente tratados como convictos sentenciados a trabajo forzado: “Con picos y palas ellos (los seres humanos) construían los sepulcros, ellos construían los grandes muros de canales, para alimentar a la gente para el sustento de [los dioses]”.
Los humanos de aquella época eran tratados brutalmente como bestias de carga por sus creadores extraterrestres. Las tablillas de arcilla explican la vasta crueldad perpetrada por los Annunakis contra sus sirvientes humanos. A sangre fría se imponían con frecuencia las medidas de control: “Mil doscientos años se habían pasado cuando la Tierra extendida y los pueblos multiplicados. La Tierra estaba bramando como un toro, el dios fue molestado con su alboroto, Enlil (medio hermano y rival de Ea) oyó su ruido y se dirigió a los grandes dioses: “El ruido de la humanidad se ha hecho demasiado intenso para mí. Con su escándalo yo estoy desprovisto del sueño. Córtale los alimentos al pueblo. Mándale escasez de comida para satisfacer su hambre. Adad (otro Annunaki) le ocultará la lluvia y, desde abajo, las corrientes (para el riego regular de la tierra para su fertilidad) no subirán desde los abismos. Haz soplar el viento y secar el terreno. Haz espesas las nubes pero no liberes ni una gota de agua. Haz disminuir la producción de los campos…. No debe haber ningún regocijo entre ellos””.
Una tablilla Asiria añade: “Ordene que haya lluvia; Haga a Namtar disminuir su ruido; Haga que la enfermedad, vómito, plaga y pestilencia caiga sobre ellos como un tornado. Ellos ordenaron y hubo plagas; Namtar disminuyo su ruido; La enfermedad, el vómito, la peste y la pestilencia cayeron sobre ellos como un tornado”. Las tablillas describen las condiciones espantosas de aquella época: fue cortado el suministro de alimentos; la gente contraía enfermedades que estrechaban los vientres de las mujeres e impedía el nacimiento de niños; y el hambre llegó a ser tan insoportable que los seres humanos se vieron forzados a recurrir al canibalismo. Las enfermedades menores, como una parecida a la gripe, hacían también su visita al Homo sapiens, lo cual sugiere que los “dioses” Annunakis llevaban a cabo verdaderas guerras biológicas, de manera similar a las siete plagas de Egipto. Cuando este genocidio no producía suficiente disminución de la población humana, los Annunakis volvían a la carga. Al final tomaron la decisión de destruir totalmente a la raza humana mediante una gran inundación.
Muchos arqueólogos hoy en día creen que hubo una terrible inundación en el cercano Oriente hace miles de años.Recientemente se hizo un sensacional hallazgo en la colina de Kuyunjik, Irak, en donde estuvo ubicada Nínive, una de las ciudades míticas de Mesopotamia. Consistía en una heroica epopeya grabada en doce tablillas de arcilla y que pertenecían a la biblioteca de rey asirio Ashurbanipal. La epopeya fue escrita en acadio; más tarde se encontró una segunda copia de la época del Rey Hammurabi. En la “Epopeya de Gilgamesh”, anterior a la Biblia, se encuentra una descripción de una gran inundación.Es un hecho que la versión original de la epopeya de Gilgamesh tiene su origen en los sumerios, ese pueblo misterioso que dejó asombrosos números de quince dígitos y una astronomía muy avanzada. También está claro que el hilo principal de la epopeya de Gilgamesh corre paralelo al libro bíblico del Génesis. La primera tablilla de arcilla de los hallazgos de Kuyunjik relata que el héroe victorioso Gilgamesh construyó una muralla alrededor de Uruk. Leemos que el “dios del cielo” vivió en una majestuosa casa que contenía graneros y que los guardias se colocaron en la muralla. Leemos que Gilgamesh era una mezcla de “dios” y hombre – dos tercios dios y un tercio hombre. Los peregrinos que llegaban a Uzuk lo miraban con temor.
De acuerdo a esta epopeya, a un sumerio de nombre Utnapishtim se le acercó el príncipe Ea, quien se oponía a la destrucción de su creación, el Homo sapiens sapiens. Ea le dijo a Utnapishtim que los otros “dioses” planeaban causar un diluvio para aniquilar a la raza humana. Ea, quien es descrito en otros registros como un maestro constructor de barcos y marino, dio instrucciones a Utnapishtim de cómo construir un barco que pudiese sobrevivir a la inundación. Utnapishtim siguió las instrucciones de Ea y con la ayuda de sus sirvientes artesanos y familiares completó el navío antes de que comenzara la inundación. Utnapishtim cargó enseguida el barco con su oro, su familia, sus sirvientes artesanos, su ganado y animales salvajes, y zarpó. Las tablillas babilónicas y asirias relatan que justo antes de la inundación, los Annunakis arrasaron la tierra con fuego. Luego inundaron la región mediante una larga tempestad con lluvias y rompieron el complejo sistema de diques y represas que habían construido en Mesopotamia para controlar las erráticas inundaciones de los ríos Tigris y Eufrates.
La Epopeya de Gilgamesh relata que Utnapishtim y su tripulación sobrevivieron a la dura prueba. Cuando todo terminó, buscaron tierra seca soltando una serie de tres pájaros. Si uno de ellos no regresaba al barco, Utnapishtim sabría que había encontrado tierra seca cerca en la cual posarse. Utnapishtim, una vez en tierra firme, fue abordado de nuevo por varios Annunakis que regresaban del cielo. Pero, en vez de destruir a los sobrevivientes, los Annunakis transportaron a los humanos sobrevivientes a otra región para que vivieran. El relato de Utnapishtim coincide con la historia bíblica de Noé y el arca. Esto es porque la historia de Noé, como muchas otras historias del Antiguo Testamento, estaba basada en las más antiguas escrituras mesopotámicas. Los autores bíblicos simplemente alteraron los nombres y cambiaron los muchos “dioses” de los escritos originales, por un solo “Dios” o “Señor” de la religión judía.
Las antiguas escrituras mesopotámicas nos dan otra versión (distinta de la del Antiguo Testamento) de la famosa historia de Adán y Eva. En efecto, la narración de Adán y Eva se deriva de las fuentes mesopotámicas más antiguas que describen su vida bajo los “dioses” Annunakis. El “Dios” o ”Señor” de la historia de Adán y Eva en la Biblia puede ser traducido como un equivalente a los gobernantes Annunakis en la Tierra. La historia de Adán y Eva es única en cuanto a que es totalmente simbólica. Y a través de sus símbolos presenta un relato intrigante de la historia antigua de la Humanidad. De acuerdo a la Biblia, Adán, quien simboliza al primer hombre, fue creado por “Dios” a partir de “polvo de la tierra”. Esta idea refleja la creencia mesopotámica muy antigua de que el homo sapiens fue creado parcialmente de “arcilla”. La mujer de Adán, Eva, fue creada artificialmente también. Ambos vivían en un exuberante paraíso conocido como el Jardín del Edén. Las versiones modernas de la Biblia ubican al Jardín del Edén en la región de los ríos Tigris y Eufrates, en Mesopotamia.
El Antiguo Testamento nos habla de que Adán, el primer hombre, fue creado para ser un sirviente. Su función fue la de labrar el suelo y cuidar los exuberantes jardines y cultivos pertenecientes a su “Dios”. Mientras Adán y Eva aceptaron su estatus de sirvientes y obedecieron a sus dueños y maestros, todas sus necesidades físicas fueron satisfechas y se les permitió la permanencia indefinidamente en el “paraíso”. Sin embargo, había un pecado imperdonable que ellos no debían nunca cometer. Ellos nunca debían intentar conseguir cierto tipo de conocimiento. Aquellas formas de conocimiento prohibidas están simbolizadas en la historia como los dos árboles: el “árbol del conocimiento del bien y del mal” y “el árbol de la vida”. El primer “árbol” simboliza el conocimiento de la ética y la justicia. El segundo “árbol” simboliza el conocimiento de cómo uno puede recuperar y retener la identidad espiritual y la inmortalidad. Adán y Eva obedecían las órdenes de sus maestros y vivían en la abundancia material hasta que otro participante entró en escena. Este participante es simbolizado como una serpiente.
La serpiente convenció a Eva de comer el fruto del “árbol del conocimiento del bien y del mal”.Esta fruta es usualmente dibujada como una manzana, pero esto es una invención posterior. La misma Biblia no menciona una fruta específica porque la “fruta” era solo un símbolo para representar el conocimiento. Eva siguió los consejos de la serpiente y convenció también a Adán. “Dios” (el líder Annunaki) se alarmó inmediatamente. Según el Génesis: “Y el señor Dios dijo: mira, el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo del bien y del mal; y ahora, ¿qué si pone después sus manos y toma también del árbol de la vida y come, y vive por siempre?”. El pasaje de arriba revela una importante verdad repetida por muchas religiones. Una comprensión verdadera de la ética, la integridad y la justicia es un prerrequisito para recuperar la libertad espiritual así como la inmortalidad. Sin un fundamento ético, la completa recuperación espiritual no es más que una noción fantástica.
Los Annunakis no querían que la humanidad comenzara a recorrer el camino hacia la recuperación espiritual. La razón es obvia. La sociedad Annunaki quería esclavos. Es difícil hacer esclavos a gente que mantiene su integridad y sentido de la ética. Llega a ser imposible cuando aquellos mismos individuos no son acobardados por amenazas físicas debido a que han captado el despertar de nuevo de su inmortalidad espiritual. Más importante, si los seres espirituales no pudieran ser atrapados más en cuerpos humanos, sino que en su lugar usaran y abandonaran los cuerpos a voluntad, no habría seres espirituales disponibles para animar a los cuerpos de los esclavos. Las tablillas sumerias revelan una intención Annunnaki para vincular constantemente seres espirituales a cuerpos humanos. En la antigüedad el hombre intentó escaparse de su esclavitud espiritual “comiendo de los árboles bíblicos” y por lo tanto había que pararlos… Y rápido. El Génesis dice: “Por consiguiente el Señor Dios lo echó (a Adán) del jardín del Edén, para preparar la tierra de la cual él había sido hecho. Así él expulsó al hombre; y él colocó en el Este del jardín del Edén a los querubines (ángeles), y una espada brillante que rotaba por todos lados, para proteger el camino (prevenir el acceso) al árbol de la vida”.
La “espada brillante” simboliza las medidas que los Annunakis tomaron para asegurarse de que el conocimiento espiritual genuino nunca pudiesen estar disponibles para la raza humana. Para mejor evitar el acceso a tal conocimiento, el Homo sapiens sapiens fue condenado a un castigo adicional: Ya lo dice el Génesis: “Y para Adán, él (Dios) dijo: porque tú has oído los consejos de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené no lo hicieras, diciéndote, tú no comerás de este; maldito es el terreno para ti, del trabajo tú comerás su producto por todos los días de tu vida; espinas también y cardos se te brindarán, así comerás tú las plantas del campo. Comerás el pan con el sudor de tu frente hasta que retornes a la tierra de la cual saliste, porque polvo eres y en polvo te convertirás”. Esta fue una manera muy efectiva para tratar con el “pecado original” de Adán y Eva. Los gobernantes Annunakis intentaban hacer que los humanos vivieran toda su vida hasta la muerte sin subir por encima del nivel de una ardua existencia material. Esto dejaba poco tiempo a los humanos para buscar la comprensión que necesitaban para llegar a ser espiritualmente libres.
Una mala interpretación de la historia de Adán y Eva es que el “pecado original” tiene algo que ver con el sexo o la desnudez. Esta confusión viene de aquella parte de la historia en la cual Adán y Eva comen del “árbol del conocimiento del bien y del mal” e inmediatamente se admiran de su desnudez. Sin embargo, no era su desnudez lo que ellos admiraban. Adán y Eva estaban mortificados por lo que su desnudez representaba. Los registros mesopotámicos antiguos describen a los seres humanos completamente desnudos cuando hacían sus tareas para sus amos Annunakis. Los Annunakis, por otra parte, eran pintados completamente vestidos. La implicación es que Adán y Eva se sintieron degradados por su desnudez porque era el signo de su esclavitud, no porque el desnudo en sí mismo fuera malo. Como hemos visto, se decía que los antiguos humanos eran un constante dolor de cabeza para sus amos Annunakis. Las criaturas esclavas no sólo desobedecían a sus gobernantes sino que frecuentemente se convertían en bandas y se rebelaban. Esto hizo que la unidad humana fuera indeseable para los gobernantes Annunakis de la Tierra y era mejor que los humanos estuvieran desunidos.
Una de las formas mediante la cual el problema de la unidad humana fue resuelto es descrito en la historia bíblica de la Torre de Babel, un relato que también tiene sus raíces en las escrituras mesopotámicas antiguas. De acuerdo al Génesis, esto fue lo que ocurrió después del Gran Diluvio: “Y la Tierra completa hablaba un lenguaje y usaba las mismas palabras. Y sucedió que cuando ellos emigraron desde el Este, ellos encontraron una planicie en la tierra de Sh’nar (Babilonia), una región de Mesopotamia y se asentaron allí… Y ellos dijeron: vamos, construiremos por nuestra cuenta una ciudad y una torre cuyo tope alcanzará los cielos, y tomaremos un nombre para nosotros de tal forma que nosotros estemos esparcidos todos sobre la faz de la Tierra. Y el Señor bajó para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo. Y el Señor dijo: mira, el pueblo está unido y ellos tienen un mismo lenguaje; y ellos empiezan a hacer esto; y ahora nada los detendrá de hacer lo que ellos tengan en su mente hacer. Vamos, bajemos y confundamos allí su lenguaje de tal forma que no puedan entenderse uno con otro. Así Dios los esparció a ellos por toda la faz de la Tierra; y ellos pararon la construcción de la ciudad. Así el nombre de ella es Babel porque el Señor confundió el lenguaje de toda la Tierra y el Señor los esparció a todo lo ancho de toda la faz de la Tierra”
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