¿Cómo explicar la relación entre un relato del Antiguo Testamento y una publicación norteamericana contemporánea que describe las últimas investigaciones de un grupo de astrofísicos? ¿La Biblia puede contener información científica? ¿Acaso es posible detener la rotación de la Tierra para frenar el tiempo?Sin dudas, estos interrogantes son sólo algunos de los innumerables misterios de la humanidad que, en todo el planeta, despiertan los más apasionados debates, especulaciones y refutaciones.En su último trabajo “En busca de la edad de oro” (Plaza & Janes), el escritor y periodista español Javier Sierra rescata el conocido Libro de Josué, del Antiguo Testamento, en el que se cuenta cómo la mano de Yahvé se descargó contra los enemigos del pueblo elegido, interviniendo en episodios tan célebres como la misteriosa desecación del río Jordán para que los hebreos entraran en una zona cananea o la caída de las murallas de Jericó al son de las trompetas.La Biblia relata que Josué, queriendo acabar con sus enemigos de una vez por todas, suplicó algo imposible a “su” Yahvé: que detuviera el Sol y la Luna en el cielo, es decir, que parara la rotación de la Tierra, para disponer de más horas de luz con las que poder fustigar a sus oponentes. Por supuesto, sus ruegos fueron respondidos.“Esta historia –explica Sierra- me sedujo años antes de mi visita a Israel por una singular razón: en una revista norteamericana titulada The Gideon, se atribuía a Harold Hill, uno de los consejeros técnicos del programa espacial de Estados Unidos y presidente de la Curtiss Machinery Company de Baltimore, Maryland, unas declaraciones que me dejaron sin habla”.Al parecer, Hill había explicado que en Greenbelt, Maryland, un grupo de astrofísicos se encontraba calculando la posición de los principales cuerpos de nuestro sistema solar para los próximos siglos, cuando tropezaron con una insólita anomalía. Algo falló en los ordenadores y se detuvieron bruscamente, como si hubieran detectado algún error de cálculo insuperable.Inexplicablemente al pasado del cosmos le faltaba un día. Alguien o algo había robado veinticuatro horas al tiempo universal y ese hueco impedía proseguir con los cálculos. “Es decir, la Biblia, de ser cierta aquella apreciación, volvía a demostrar que contenía información científica de primer orden”, destaca el periodista e investigador español.
junio 17, 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Entradas populares
-
La policía fiscal italiana ha publicado un video donde se muestra la casa en Salerno de un Monseñor, una lujosa mansión de 17 habita...
-
Diversos han sido los investigadores que desde sus respectivas disciplinas han intentado aproximarse al problema, planteando diversas hipóte...
-
¿Qué es el Paititi realmente? ¿Puede un mito resistir quinientos años de historia y estar hoy, en el siglo XXI, más vivo que nun...
-
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial permanecen desaparecidos unos 120 submarinos alemanes de los que no se ha vuelto a saber nada...
-
Profesor Dr . Alaaeldin Shaheen, decano de la Facultad de arqueología, Universidad de El Cairo: "No puedo confirmar ni negar esto,...
-
La Biblia, mas allá de su lectura y consulta por los creyentes de distintas religiones derivadas de ella, es una permanente fuente de inf...
-
La Golden Dawn fue fundada por Samuel Mathers en Inglaterra, a finales del siglo XIX y prin cipios del XX, más precisamente en 1887.Su inici...
-
El antropólogo francés Marcel Griaule (1898-1956) estudió a los dogones durante los últimos 25 años de su vida. Analizó sus tradiciones ...
-
Los mitos ancestrales y textos sagrados originales de prácticamente todas las culturas coinciden en resaltar la ascendencia “celestial” ...
-
La llamada Visión Remota , fue un experimento llevado a la práctica hace casi 30 años por la CIA. En la práctica se basaba en accede...
No hay comentarios:
Publicar un comentario