enero 18, 2013

SOBRE ...ZECHARIAS SITCHIN....


Zecharia Sitchin y la maldición de Nibiru o el Planeta X
El peor crimen de Zecharia Sitchin fue afirmar que en el Sistema Solar existe un planeta llamado Nibiru, cuya gigantesca órbita elíptica, que sólo se acerca a la Tierra cada 3,600 años, lo ha mantenido escondido de nuestros telescopios. Nibiru, popularizado como el Planeta X, es el lugar de donde vinieron los Anunnaki.
Zecharia Sitchin desarrolló esta teoría a partir de sus interpretaciones de la tablillas babilónicas llamadas “Enuma Elish” y del análisis de varias representaciones pictóricas sumerias, en particular de sus sellos cilindro. Para la mayoría de académicos, el “Enuma Elish” es un mito que narra un enfrentamiento entre los dioses. Para Sitchin, es un texto histórico que describe en detalle la colisión entre el planeta Nibiru (denominado Marduk en el relato) y el planeta Tiamat, que dio origen al planeta Tierra, a su único satélite y al cinturón de asteroides.
“El Señor (Marduk o Nibiru) puso un pie sobre la parte superior de Tiamat; con su arma le separó el cráneo, cercenó las arterias de su sangre e hizo que el Viento Norte lo llevara a lugares hasta entonces desconocidos. ¡La Tierra había sido creada! La parte inferior tuvo otra suerte: en la segunda órbita, Marduk golpeó convirtiéndola en pedazos La [otra] mitad la levantó como pantalla para los cielos: encerrándolos juntos, como vigías los estacionó…Dobló la cola de Tiamat para formar la Gran Banda como un brazalete.”
Este es un buen ejemplo para ilustrar una de las acusaciones más comunes de las que es objeto Zecharia Sitchin.
“Sitchin malinterpreta las tablillas sumerias”.En este extracto del “Enuma Elish”, Zecharia Sitchin ve cómo el planeta Nibiru colisiona con el planeta Tiamat, partiéndolo en dos mitades. La mitad superior se convertiría en el planeta Tierra y la mitad inferior daría lugar a la Luna y al cinturón de asteroides. Luego, las órbitas de todos los planetas se estabilizarían hasta llegar al Sistema Solar que conocemos hoy en día. A causa de la colisión, el planeta Nibiru desarrolló una gigantesca órbita de 3,600 años.
Si bien Sitchin se pierde, y seguramente se equivoca en los detalles, la esencia de su propuesta es difícil de descartar. El “Enuma Elish” podría ser, en efecto, un relato que narra explosiones o colisiones estelares relacionadas con la creación del universo y del Sistema Solar.
En 1902, setenta años antes que Sitchin, el estudioso de la civilización sumeria Leonard William King sostuvo que los dioses y monstruos del relato representaban componentes astronómicos. En su interpretación, Tiamat representa una estrella o constelación y Marduk representa al planeta Júpiter.
Al margen de la interpretación de Leonard King y de la habilidad lingüística de Sitchin, quien leía hebreo desde su infancia y dedicó la mitad de su vida al estudio de los textos cuneiformes grabados en las tablillas de barro sumerias, es pertinente hacerse la siguiente pregunta: ¿qué tan exacta puede ser la interpretación de estos textos sumerios de más de 5,000 años de antigüedad?
James B. Pritchard, autoridad en textos antiguos del Medio Oriente, nos cuenta con qué precisión se puede interpretar los textos de las tablillas sumerias. En este caso, específicamente el mito de Enki y Ninhursag.
“Desafortunadamente, el propósito principal de este mito, como un todo, no queda claro de ninguna manera, y las implicancias mitológicas y literarias de sus numerosos y variados motivos no son fácilmente analizables”.
Elegante manera de admitir que la interpretación de estos textos admite más de una versión. Peor aún, cuando muchas de las tablillas están dañadas y son difíciles de reconstruir. El terreno para la especulación se hace cada vez más amplio.La vida novelada de los Anunnaki
Este es el error que ha hecho que muchos crean que Zecharia Sitchin es un escritor de ciencia ficción, y que lo asocien erróneamente con escritores de dudosa reputación, como Maximilien de Lafayette, y con aquellos que sostienen que un grupo de reptiles domina el planeta.
Revisemos el siguiente pasaje de un relato sumerio citado en su libro “Hubo gigantes en la Tierra”:
“Alalu estaba sentado en el trono. El poderoso Anu, primero entre los dioses, estaba ante él, postrado a sus pies, con la copa de la bebida en la mano… en el noveno periodo, Anu le presentó batalla a Alalu.”
Sitchin lo interpreta de la siguiente manera:
“Sirviendo, por tanto, como copero real (labor que exigía la máxima lealtad), Anu traiciona la confianza del rey y se apodera del trono en un sangriento golpe de Estado.”
¿Copero real?
Sitchin no necesita explicar que Anu es el copero real. No tiene como saberlo pero, en aras de proveer a sus lectores de un relato pormenorizado, lo asume y probablemente se equivoca.
Así, Zecharia Sitchin ha convertido la vida y obra de los Anunnaki en algo parecido a la trilogía de la “Guerra de las Galaxias’, con traiciones, intrigas, romances y guerras.
Si pudiéramos editar a Sitchin, omitiendo la novela de los Anunnaki, la impresión general sería otra.
Alan Brain

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