marzo 02, 2013

El Génesis del Hombre Alexander Eleazar




Nosotros somos los artífices de nuestro destino y la vida solo es un plano de manifestación donde hacemos realidad nuestras aspiraciones, sean estas de la naturaleza que sean. Pero hemos de tener en cuenta en añadir a este axioma otro que especifica que aquello que tiene mayor fuerza arrastra hacía su centro de gravedad a lo más débil.

Ello significa, que si bien somos artífices de nuestro destino éste se puede ver determinado por fuerzas superiores a nuestra voluntad. Una fuerza o energía posee su propio foco de atracción, su centro de gravedad. Para que esta energía crezca debe atraer hacía sí otros núcleos de gravitación. Es así como nacen grandes centros de fuerza en el universo de las manifestaciones que generan poderosas líneas de atracción y producen tendencias que determinan el destino de quienes caigan dentro de su campo de energía.

El alma del hombre tiene libertad de acción que, no obstante, se ve condicionada por fuerzas superiores. Por eso el libre albedrío es pero no puede aplicarse sino desde una posición de fortaleza energética.

El hombre, analizado bajo su aspecto meramente físico es una sofisticada máquina biológica que ejerce el propósito de vehículo para ser comandado por un ente incorpóreo. Explicado de otra manera: el hombre, en su dimensión física, es un vehículo de expresión de entidades no físicas. Creer que el hombre es SOLO su cuerpo físico es tener una concepción miope y muy limitada de la realidad.

Por tanto: el cuerpo humano está comandado por un espíritu transfísico.

Reducir toda nuestra capacidad creativa e inteligente al producto de meros procesos cerebrales no es acertado y la ciencia ya empieza a vislumbrar que se necesita de la concepción “espiritual” para poder explicar muchos de los procesos de nuestro cerebro que hoy por hoy son incomprensibles.

El hombre, como entidad biológica, es una creación inteligente llevada a cabo por unos seres que, en un momento determinado de su bagaje histórico, decidieron hacerse presentes en el plano vital de existencia que comúnmente conocemos como el Cosmos.

No fue el hombre el único ente vivo que crearon, desde luego dieron vida a numerosas especies antes de llegar a lo que ellos declararon como su “obra más perfecta”, que eligieron para transmigrar sus almas. Pero antes de extendernos en explicar esto con más detalle debemos relatar, aunque sea brevemente, quienes son estos seres que crearon al hombre y cuales sus motivaciones.

Voy a citar el libro titulado Leendanik donde se expone todo esto.

Recordaré unas líneas:
3 También existía una estirpe de seres de gran inteligencia y alma desarrollada. Su ciencia era excelente, inmensa. Vivían y se movían a través del Cielo infinito.

4 Aquellos seres prosperaron en saber, riqueza y paz, empero, tenían un aspecto que ellos consideraban horrible, deforme.

5 Esta deformidad física les molestaba sobremanera y se esforzaban en encontrar el modo de transformar su aspecto y mejorarlo hasta alcanzar la perfección.

6 Después de varios intentos comprobaron que, cogieran el aspecto que escogieran, su imperfección seguía latente. Querían un cuerpo incorruptible, inmortal, ajeno al dolor y a las necesidades… Anhelaban liberarse de las cadenas impuestas por el espacio y el tiempo.

7 Así que, tras muchos intentos decidieron que la forma más perfecta que podían asumir era la ausencia de cuerpo material tomando el estado de Alma.
Se entiende que la forma física de estos seres era deforme y vamos a explicar en que se fundamenta la misma.

Los aspectos físicos que les preocupaban eran varios y todos tenían que ver con una mayor resistencia física, adaptabilidad al medio y, sobre todo una longevidad que se acercase a la vida eterna, buscando la regeneración constante de todas sus células y sistemas vitales. Este es el tipo de “deformidad” a la que se refiere el texto y no a que sus cuerpos sufriesen de otros tipos de taras.

Sin embargo, su físico no era como el humano y, a nuestros ojos, su aspecto sí que nos parecería deforme. Es por esto, que el escritor utiliza con un doble sentido la palabra “deformidad”, aunque hay que dejar claro que esta se refiere a las limitaciones de fuerza, resistencia, capacidades psíquicas y longevidad y no al aspecto meramente físico. Para ellos, su aspecto físico, aunque mejorable, era en esencia el aceptable.

¿Pero qué aspecto físico tenían?…

Pues estamos hablando de seres que existieron hace varios millones de años atrás, pertenecientes a las primeras oleadas de manifestación de la vida procesadas por el núcleo creador de nuestra galaxia y por tanto, su aspecto nos recordará mucho a algunas especies de reptiles que podemos ver en la actualidad y a la de ciertos saurios hoy desaparecidos añadiendo otras características que poseen otros animales no reptoides.

Pero no dejemos volar nuestra imaginación visualizando extrañas criaturas al estilo que nos tienen acostumbrados los estudios de cine cuando nos representan a monstruosos alienígenas. Decir que eran semejantes a los reptiles no es tampoco una descripción acertada y, por lo tanto, a falta de un ejemplo mejor solo podremos admitir que se parecían a ellos en algunos de sus aspectos.

A mi entender, el semblante físico de estos seres se asemejaba a nuestros reptiles actuales pero ya no lo es en la actualidad, aunque dejasen esa impronta en el desarrollo del ADN humano como fundamento de los procesos más esenciales de supervivencia de la nueva especie creada. En este núcleo “reptil” se procesan los instintos básicos de conservación y de preservación de la especie así como los procesos de defensa y motrices. Cabe añadir que esta característica no es exclusiva del hombre, sino que la poseen numerosos animales también.

Hoy se habla de la “conspiración reptiliana” y de la invasión de la Tierra por una especie alienígena de aspecto reptil que ha tomado como rehén al hombre y pretende controlarlo en todos sus aspectos.

Según estas hipótesis, hace miles de años, nuestro ADN original fue manipulado para despojarnos de numerosas cualidades y capacidades tanto físicas como psíquicas con el fin de hacernos criaturas casi estúpidas y manejables para que, de este modo, no opusiéramos resistencia ante la invasión de estos seres.

Según nuestro concepto de ver las cosas, y lo hacemos a la luz de lo que nos explican algunos cronicones antiguos poco o casi nada conocidos, el asunto puede expresarse de otro modo:
el hombre es una Creación de unos seres incorporales con el único cometido de convertirse en vehículo de manifestación física de sus almas.
Se hizo lo más perfecto posible al inmenso conocimiento que poseían sus Creadores pero, desde luego, no era la perfección total. El relato de la creación del hombre explica que nuestros creadores idearon una cápsula espermática capaz de manifestarse de un cosmos no físico a uno físico.

Esto se pudo llevar a cabo a través de una sofisticada modulación de ondas de vibración que al traspasar los diferentes planos de manifestación cósmica deberían replegarse sobre si mismas encerrándose en una cápsula poligonal. Sólo de este modo la Energía inmanente en el TODO puede convertirse en algo “tangible” en el cosmos físico. La materia es, en último extremo una onda atrapada en un circuito cerrado, en un círculo-contenedor cuyas paredes están hechas de corrientes poligonales.

Seguimos con el relato del Leendanik:
8 Y eso es lo que hicieron todos. Abandonaron voluntariamente los cuerpos quedándose con su aspecto Alma. Entonces con aquel vehículo existencial ya no tenían que comer, ni hacer necesidades. No envejecían, ni sentían dolor, ni cansancio.

9 Eran libres de todas las limitaciones que impone la posesión de un cuerpo en la dimensión del espacio y del tiempo. Ya no necesitaban reproducirse para preservar la especie, ni hacer el amor. Ahora eran entes pensamiento, inteligencias libres.

10 Todos vivían en concordia y se comunicaban entre ellos mediante una suerte de transmisión mental. Todos, en su multiplicidad formaban una perfecta Unidad en la que se movían y pensaban al unísono. Se sentían dichosos -en principio- por haberse liberado de sus envolturas corporales.
“Y eso es lo que hicieron todos” significa y “eso es lo que hicieron todos (los que lo hicieron)”, es posible que un número indeterminado de ellos decidiesen seguir otro camino y continuar en el plano de manifestación de la vida.

En cuyo caso “los Antiguos” o “los Aitones” como nosotros coloquialmente les llamamos siguieron dos caminos de evolución.

Sin embargo, no queda claro donde fueron o qué región del extenso firmamento habitan los que decidieron quedarse. Ni tan siquiera se sabe que vicisitudes siguieron después. Pero lo más importante es el hecho de que este remanente que decidió no partir a la región de la no manifestación puede ser el nexo espiritual que nos queda entre el origen primigenio y nuestra especie humana.

El remanente, al menos en el momento que ocurrieron estos acontecimientos, no debió de ser muy elevado. Los textos antiguos prefieren no hablar con demasiado detalle de todo esto, entendiendo que “los Antiguos” están físicamente aquí, en algún lugar del Universo y que tal vez nos observen con suma atención intuyendo que entre ellos y nosotros hay un mismo espíritu que nos anima.

Desde luego, la mayoría decidieron desencarnar y dirigirse al Cosmos trans-físico donde gozarían de vida eterna y carecerían de necesidades y de sentimientos de dolor. ¿Quién podría resistirse a tal estado de bienaventuranza?

Luego, se dieron cuenta de que la añoranza acechaba sus corazones y empezaron a echar de menos la vida tal y como en otros tiempos la habían conocido…
11 Más, con el transcurso del tiempo empezaron a sentirse deprimidos, tristes, faltándole algo en sus existencias.

12 Pensaron meditadamente sobre la causa de su malestar. Y supieron cual era el origen de sus males: les faltaba el amor, la unión entre los sexos, el juego de la atracción y los sentimientos que se producían en la búsqueda de ese amor. Pero también estaba la vida, con todas sus experiencias, esfuerzos, aventuras y el afán de superación.

13 Se dieron cuenta que, al despojarse de sus cuerpos físicos habían renunciado a algo que - en aquel entonces - les pareció banal, superfluo. Ahora, tras perderlo, les hacía sentirse incompletos, vacíos.

14 Así que tras analizar la situación en búsqueda de una solución, decidieron volver a tomar forma corporal. Pero antes debían pensar que modelo material desarrollar y encontrar el modo de reproducir la nueva especie de seres en los cuales tomar vida.
Para volver a incorporizarse podrían haber elegido a “los Antiguos” que quedaron en la materia.

Sin embargo, los consideraron “defectuosos” sin duda por las vicisitudes que estos sufrieron después de las cuales tampoco sabemos demasiado. Cabe la posibilidad de que se implicasen en la “búsqueda de un cuerpo perfecto e incorruptible” y sus experimentaciones les llevasen a sufrir daños fundamentales en su ADN o tal vez consiguieron su propósito y emigrasen a otra parte del inmenso Cosmos.

Preferimos no hacer conjeturas al respecto a falta de más información.

La cuestión es que Ellos, los creadores del hombre, decidieron moldear una criatura acorde a sus pretensiones en la vida.
15 Hicieron varios ensayos y probaron diferentes configuraciones energéticas hasta que diseñaron un modelo de vehículo existencial al gusto y de acuerdo a sus necesidades. De esta manera idearon la imagen del Hombre Original.

16 Y aquel fue comprimido en numerosas cápsulas de simiente-energía con el vehículo espermático dotado del modelo de vida a desarrollar. Luego, siguiendo el proceso de reproducción ideado se dispersaron todas aquellas semillas por una de las regiones de la Creación manifestada con el fin de que, introduciéndose en las matrices de diferentes criaturas, tanto vegetales como animales, estas consiguieran su germinación haciendo así prosperar el Modelo.
Como he dicho antes, el hombre no es la única criatura que idearon antes.

Previamente experimentaron con criaturas sencillas en principio, para ir sofisticando las formas y las cualidades después. De sus muchos experimentos también se produjeron engendros que finalmente fueron destruidos. Cuando, finalmente habían acertado con el modelo, lo cristalizaron en el Cosmos físico.

Necesitaron crear una cápsula-simiente que fuera capaz de parasitar en otros modos de vida para poder reproducirse.

Entonces, esa cápsula-simiente era propiamente y tal y como lo conocemos ahora: un virus. Cuando se habla de virus enseguida se piensa en algo “maligno” pero lo cierto es que existen numerosas formas virales que no lo son ya que no destruyen a la célula o ser parasitario sino que lo mutan o simplemente lo utilizan en parte para reproducirse.

Este “virus” debía conseguir su objetivo mutando total o en parte a diferentes especies animales o vegetales que sirviesen de receptáculo o placenta para la primera inseminación.
21 Las semillas - cuando ello les fue posible - aprovecharon las particulares estructuras biológicas y genéticas de los entes vivos en los cuales se inseminaban intentando así desarrollar el Modelo del Hombre Original.
Estas cápsulas simientes que portaban el ADN del hombre original viajaron a través de una extensa región de nuestra galaxia para conseguir su objetivo.

Al parecer consiguieron reproducirse en diferentes mundos, pero en muchos de ellos apenas pudieron subsistir, se degeneraron o sufrieron graves defectos en su desarrollo.

Al parecer, solo en tres mundos las semillas (androvirus) del Hombre Original pudieron prosperar, siendo uno de ellos nuestra Tierra.

Por cierto, en nuestro mundo, el proceso fue muy variado y el modelo del hombre original solo se desarrolló a través de sucesivas mutaciones que afectaron a numerosas criaturas madre. No en todas ellas el “virus” consiguió sus objetivos aunque produjo numerosos animales de aspecto homínido.

Solo a través de mutaciones efectuadas sobre mutaciones anteriores hizo posible que el modelo original apareciese con casi todas sus capacidades originales y eso gracias a la especial constitución climática y natural de nuestro mundo, muy prolífico en generar especies de todo tipo debido a su capacidad de cambiar sus campos de fuerza electromagnética que le rodean con frecuencia y a su proximidad al Sol.

Pero, definitivamente, el hombre en la Tierra, no desciende del mono ni de ningún homínido, sino bien al contrario, numerosos homínidos son producto degenerado de la semilla-hombre original.

Los “Aitones” observaron con atención su experimento genético y localizaron los lugares donde las simientes lograron desarrollarse más o menos siguiendo el modelo final:
28 Observaron que en el globo llamado Eden, la simiente del hombre fructificó a partir de un árbol muy especial que sólo allí crecía. Era semejante a un roble o una encina - bien grande y frondosa. El fruto de dicho árbol era de tamaño considerable y parecido en su aspecto externo a una granada más también tenía ciertas características recordando al higo.

29 El fruto de dicho árbol fue capaz de acoger en su seno a la simiente de los Creadores. Después de un periodo de gestación, de aquel extraño árbol surgieron criaturas humanas de gran belleza física y con sus capacidades intelectuales anímicas bien desarrolladas.
Esto suena a increíble. ¿Puede el hombre surgir de un árbol?

Carl Sagan ya apuntó en COSMOS, una brillante serie de documentales, que el ADN de un hombre y el de un árbol (poniendo como ejemplo un centenario roble) eran prácticamente iguales en más de un 99%.

El “virus-ADN hombre”, consiguió lo que a nosotros nos parece imposible. Este “virus” penetro en las células procreadoras de un árbol - que para nosotros nos es desconocido - y consiguió procrearse en el interior de uno de sus frutos para después hacer surgir de él criaturas “animales”. Estas eran hembras y machos y no hermafroditas como se ha creído por algunos investigadores. Además, estas criaturas recién nacidas no eran tal y como nosotros somos en la actualidad.

El “virus-ADN hombre” tenía inscrito en su proceso de procreación varias etapas evolutivas previas que se ejecutaban en dos o tres generaciones de individuos. Es decir, en un primer proceso, el hombre contaba con un poderoso instinto de conservación y un amplio conocimiento intuitivo de todo aquello que precisaba hacer para nutrirse del medio que le rodeaba.

La placenta que le rodeaba estaba repleta de un líquido muy nutritivo que le sirvió de primer alimento durante los primeros días de vida. Su capacidad sensitiva y locomotriz debió ser muy desarrollada casi desde el principio. El hombre original era cualitativamente superior a nosotros en muchos aspectos y eso es lo que nos lleva a afirmar en numerosas ocasiones de que el hombre en la Tierra, actualmente es como la sombra de lo que fue en el pasado; es un ser degenerado, convertido en un humanoide.

Luego de conseguida la generación de hombres, el siguiente paso fue dotarlos de alma. Y estas almas son las de cada uno de los Aitones que decidieron tomar aquellos vehículos para experimentar la vida.

Por eso afirmo que el hombre es artífice de sí mismo. Todos somos esos Ancestros Creadores que hemos decidido enfundarnos en un vehículo limitado en un Cosmos también limitado para experimentar las emociones de la vida: EL GRAN JUEGO AL QUE DECIDIMOS VOLVER A JUGAR.

Y, a ese Juego no le impusimos regla alguna pero si una meta: conseguir volver a casa de nuevo. Todos estamos llamados a volver al hogar cósmico tarde o temprano.

Los Eduen consiguieron descubrir el funcionamiento del juego y propusieron unas reglas para hacer que el juego evolucionase en un entorno de armonía, del bien común y del desarrollo de la inteligencia. Pero otros han decidido controlar el juego según unas reglas que buscan otros derroteros, siendo el más común el del provecho propio. Sea como sea, y juguemos como juguemos, todos somos los artífices de todo esto.

Absurdo es, pues, que nos veamos de otro modo y perdamos el tiempo rezando a los dioses cuando esos dioses habitan dentro de cada uno de estos cuerpos que, tan a menudo, tomamos como la totalidad de nuestro yo, cuando en realidad no son más que un mero vehículo ocasional.

Yo voy dentro de un coche, y este me transporta de un lado hacía otro. El que lo comanda soy yo, yo le digo a donde voy y cuido de él. Si yo no saliera nunca del coche, y nadie pudiese verme a través de las ventanillas y mi voz solo pudiera ser escuchada mediante un altavoz, la gente podría creer que es el coche el que habla y tiene vida. Ellos creerían finalmente que es el coche el que les habla y no yo que estoy dentro de él. Yo sé que no soy el coche, este solo es un vehículo que yo utilizo.

De igual modo son nuestros cuerpos, en los cuales entramos al nacer y ya no salimos de ellos hasta que morimos.

En resumen: somos los Creadores manifestados en carne y hueso… Y si los Creadores pueden ser considerados como Dioses es que nosotros también lo somos.

Pero ¿quién creó a los Creadores?…

Es una pregunta a la que, ni siquiera los propios Creadores han encontrado respuesta, aunque sí saben que más allá de la propia región de la no-manifestación existe todo un horizonte por explorar. Entonces tenemos un Creador Original más allá de los Creadores y luego estamos nosotros como semejantes encarnados en un senso-juego llamado vida.

Este senso-juego tiene sus reglas y sus limitaciones y, sin duda fue obra de estos mismos Creadores (es decir nosotros). Es complicado entender esto si no nos situamos desde la perspectiva de los creadores. Ellos hicieron lo siguiente: el decorado donde se ha de desarrollar la acción, el inmobiliario con toda clase de elementos, plantas, animales, y los programas que conforman las Leyes Universales que rigen el Cosmos, ya estaban ahí fruto del Creador Original así que crearon a los personajes estelares que vivirían en esa inmensa Creación.

Acabada la obra creativa se incorporaron en esos cuerpos para experimentar la vida ya que eso es lo que anhelaban. ¿Lo hicieron en todos las simientes-humanas que se desarrollaron en diferentes mundos?

El Leendanik nos explica:
46 Los Creadores del Hombre observaron con atención el resultado de su experimento genético con el fin de cualificar cual de aquellas tres razas de hombres era la que mejor se había desarrollado según el modelo del Hombre Original.

47 Reconocieron que, de entre las tres, la más idónea para poder servir de vehículos a sus almas eran las desarrolladas en el Globo llamado Eden y ello por varias razones; de las cuales destacaron las de ser criaturas consideradas por ellos como muy bellas, poseer un vehículo cerebral, motriz y emocional bien desarrollado capaz de expresar las más altas cualidades y, por ser el modelo que más se acercaba al que ellos habían ideado en un principio.

48 Tras un atento análisis concluyeron que los otros modelos desarrollados en el plano vital no habían salido todo lo bien que era de esperar y ello debido a ciertas mutaciones genéticas producidas por el medio ambiental en el cual se desenvolvían y el origen que les engendró, o sea la placenta en la que se desarrollaron.

49 A causa de ello, observaron como en el modelo surgido en Ispanie, había desarrollado ciertos malos instintos subyacentes en las almas de los Creadores. Esto era algo que quiso evitarse pero, al parecer, bajo ciertas condiciones ambientales, se manifestó.

50 Pues los Creadores, en su Seidad anímica poseían dos naturalezas diametralmente opuestas, morando en ellos dos personalidades: la de los malos instintos y la de los buenos y elevados sentimientos.
Llama la atención en esta lectura el hecho de que en el seno de los Creadores existieran las dos naturalezas que dan origen a lo que conocemos como el bien y el mal.

Hay que aclarar que aunque estas naturalezas están latentes no pueden manifestarse en planos elevados de existencia en los que, entre otras cosas, no pueden experimentarse ciertos “sentimientos” por llamarlos de algún modo. Es decir, difícilmente se puede codiciar en un plano donde todo se posee y donde no se experimenta la sensación contraria.

No obstante si puede y, de hecho ocurrió, que alguno de los Creadores se sintiera más que el resto de sus semejantes, también creadores e idease un plan bastante maquiavélico para conseguir que estos le adorasen y le considerasen como el Creador Máximo. Desde luego, desde el plano de la no-manifestación cualquiera que hubiese pensado así habría conseguido como respuesta un eco unánime de todos los demás desde un sentimiento holístico.

Así, al decirles:
“Yo soy vuestro creador, adoradme” todos le contestarían: “Nos somos los Creadores, adorémonos”.
Es decir TODOS son UNO y por tanto el yo individualizado no tenía consciencia de ser.

Pero ¿qué sucede en el plano físico?
54 Y los Creadores tomaron posesión de aquellos vehículos físicos. Cada uno de ellos según su especial condición de manifestación. (…)

55 Aquellas almas al introducirse en aquellos cuerpos olvidaban su origen siendo este un proceso traumático por el cual necesariamente debían pasar. Ello hizo que - tras tomar posesión de un cuerpo físico - no recordasen todo lo que aconteció cuando eran solo almas. Por ello no recordarían la causa de su existencia a menos que alguien se lo recordase o ellos se dieran cuenta por sí mismos.
Nos dice el Leendanik que aquellas almas (la de los Creadores) olvidaban su origen...

¡Perfecto!

Si es así, pueden ser engañadas desde ese plano existencial. Y eso es lo que sucedió, en especial con aquellas que encarnaron en vehículos no tan eficientes ni preparados como era el caso de los humanos de Ispanie y Nigeriazi. De este modo la oscura sombra que anidaba entre los Dioses Creadores comenzó a llevar a cabo su plan.

Quizás todo esto ya estaba programado desde un principio, quien sabe, pero pronto algunas almas creadoras empezaron a darse cuenta de que algo no estaba yendo todo lo bien que era de esperar. Y es aquí donde comienza la labor del Señor de los Cielos, ese Dios al que tantas gentes piadosas le rezan y hasta le adoran aunque él nunca hubiese pedido tales muestras de sumisión.

Los Dioses Creadores se recrearon en la vida en un acto de hedonismo puro. Querían que sus almas adorasen a sus espíritus de origen situados en el plano de lo no-manifiesto. Pero no todos deseaban esto y los que no pensaron así fueron de algún modo apartados (aunque en la Unicidad-Múltiple no es posible tal cosa).

El Señor de los Cielos es un Eduen (residente en el Mundo llamado Eden) que, poco a poco, va descubriendo los Principios que rigen el Universo y después recuerda con gran nitidez su origen como Dios Creador. Y no solo lo recuerda sino que es capaz de crear criaturas desde el plano de manifestación tridimensional. Se dice que su obra más perfecta es el caballo, pero creo otras muchas. Por su elevada sabiduría se le entronizo como Zar Supremo de los Eduen. Zar significa: anciano y es un apelativo que se aplica a los sabios.

Está bien decir también que es el Sabio Supremo de la Humanidad Eduen y después de las otras humanidades fruto de la colonización y poblamiento de otros Mundos. Este Sabio junto con el Gran Consejo se dieron cuenta de que existía una confabulación entre los Dioses Creadores que es lo mismo que afirmar que las almas encarnadas tenían un conflicto entre sí mismas.

En síntesis, un grupo numeroso de estas querían imponerse con su Egocentrismo sobre todas las demás, en tanto que otras buscaban la unión de todas y el servicio hacía el prójimo. La sociedad creada por los Eduen, que hoy se aplica a miles de globos celestes es una sociedad libre, cuya aspiración es el perfeccionamiento del ser humano y el desarrollo espiritual de su alma, que se fundamenta en la justicia y es regida por una jerarquía de sabios y de un modelo natural de grupos humanos que trabajan al unísono y se prestan abierta y desinteresada colaboración.

La civilización Eduen tiene casi 400.000 años de existencia ininterrumpida. Sus avances tecnológicos, científicos y espirituales sobrepasan en decenas de miles de años a los de nuestras civilizaciones más avanzadas.

Cuando los Eduen tomaron contacto con la materia en este nuestro Mundo, sus descendientes - ya nacidos en la Tierra - llamaron al Señor de los Cielos con el calificativo de Adios o Adius significando: “nuestra Inteligencia”, de este término proviene el de Dios para los ladinos.

También fue llamado Igo, Go, Io (el Elevado), Iobat (el Primero-Elevado), Goda (es el Elevado), etc.…

De este modo tenemos que existe un Principio Inteligente y Creador Original que nos es desconocido pero que podemos intuir.

Después, afectando directamente a nuestra razón de ser y existir, tenemos a los Dioses Creadores que, en su plano constituyen una Unidad Múltiple Perfecta, por lo que podemos considerarlos como UNO y… por último tenemos al Señor de los Cielos, el cual ha sido capaz de crear y que ha sido considerado como otro Dios.
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