¿EXTRATERRESTRES O ATLANTES?, LOS MISTERIOSOS DIOSES INSTRUCTORES

Algunas culturas de la antigüedad desarrollaron en muy poco tiempo una serie de conocimientos "imposibles" para su época. La tradición asegura que éstos les fueron legados por los dioses. ¿Pero quienes fueron esos dioses instructores?, ¿procedían del cielo como creen algunos, o de una civilización más avanzada a la que han dado en llamar la Atlántida?.

Sumerios: del Cielo a la Tierra. Los sumerios no se referían a sus dioses en sentido alegórico, sino que les atribuían una existencia física. Ellos los llamaban An unna ki, que se traduce como "aquellos que del cielo a la tierra vinieron" y los llegaron a representar como cápsulas volantes en forma de punta de flecha. El padre de los dioses sumerios se llamaba Anu (Cielo), dos de sus hijos - que descendieron a la Tierra - fueron Enki (el primogénito), el primero en reinar, y a quien su hermano Enlil le arrebató el poder. Este , mientras gobernaba en Nippur, dotó a sus habitantes de aparatos para observar y estudiar el cielo. Enki, por su parte, fue considerado el "mayor benefactor" de los hombres, pues les lego los conocimientos científicos, y fue el "creador" de los adapas (hombras perfectos), dotados de una inteligencia superior y necesarios para dominar el entorno y prosperar más allá de la comunidad tribal. Ellos mismos dejaron escrito que "lo que parezca hermoso lo hicimos por la gracia de los dioses".
El legado de los Dogón. En la república de Malí quedan todavía descendientes de la tribu de los dogón. Siguen sumidos en la pobreza, pero les sobra historia y conocimientos: un saber con milenios de antiguedad que sigue asombrándosnos. Los dogón adoran a la estrella Sirio - del doble de tamaño que nuestro sol - la cual tenia una compañera invisible a nuestros ojos y 3 veces mayor que la Tierra: Sirio B, la cual fue descubierta por el astrónomo Alvan Clarck en 1.862, y de la cual los dogón ya conocían su existencia; algo que según el científico Carl Sagan, es imposible lograr sin la ayuda de telescopios. Según la tradición dogón, los conocimientos les fueron otorgados por Nommo (el Instructor), a quien atribuyen forma de pez y cualidades de anfibio, el cual descendió a la Tierra a bordo de un arca circular. La mitología dogón explica que los primeros jefes de esta cultura fueron sacrificados, salvo el octavo, que fingio su muerte y reapareció de nuevo asegurando haber estado en Digitaria, identificada con Sirio B. Estos dioses anfibios son una constante en diferentes culturas y mitologías que aseguran sobre ellos que son producto del "agua creadora"; el más conocido de todos fue Oannes, jefe de los dioses-peces de los caldeos, dotado de voz humana y que, según el mito, instruyó a los hombres en materias como la escritura, la ciencia y la construcción de ciudades.
El enigma precolombino. Pero si hay un continente que refleja la influencia de estos dioses instructores es América. La "serpiente emplumada" - Quetzálcoalt para los Aztecas o Kukulkán para los Mayas - fue decisiva en el desarrollo de las civilizaciones precolombinas centro y sudamericanas. Pero tambien en el norte esta influencia resultó de suma importancia - aunque menos conocida -; por ejemplo, los indios Anazasi, que se asentaron en Colorado, desarrollaron en el siglo XII una avanzada civilización que fue instruida por "dioses venidos de otro mundo", y que cuando se fueron la "cultura anazasi se apagó". Al parecer los dioses americanos eran de raza blanca. Viracocha - uno de los más conocidos - es un término que significa "hombre blanco" y todos se desplazaban por el aire. En 1.977 la investigadora María Scholten hacia público un sorprendente descubrimiento: todos los lugares por dónde caminó Viracocha instruyendo a los pueblos andinos pueden unirse gracias a una perfecta línea recta, lo cual pone de manifiesto un control absoluto de la geometría y la geografía.
La morada de los Dioses. Tambien la tradición celta posee sus dioses instructores, en sus leyendas se habla del rey Bran quien a bordo de un "carro que no toca las aguas" navegaba rumbo a occidente. Una diosa celta llamada Belisama (la llama) puede asimilarse al planeta Venus y a la compañera de Bel/Baal, es decir, Astarté, reina de los cielos de Baal, quien para los fenicios era el "Señor del Norte", lo mismo que Bel para los Asirio-Babilonios. El astroarqueólogo Robert Charroux asegura que "se encuentran íntimamente mezclados los dioses de todas las culturas antiguas, el planeta Venus, los misteriosos aparatos voladores, América, los Incas, los Mayas, los Aztecas, Viracocha, Quetzalcoált, etc... y, todos al partir se fueron hacia el Este, es decir, ¿hacia Europa o Africa?. Estoy convencido que todos estos dioses instructores procedían de otro mundo, pero ese mundo, ¿no podría haber estado hubicado en la propia Tierra?. Porque si cuando retornaron a su lugar de procedencia desde América fueron hacia el Este; desde Egipto fueron al Oeste; ¿no seria posible que su punto de partida hubiera sido algún lugar del Océano Atlántico, precisamente en donde se supone estuvo enclavada la legendaria Atlántida?.
De hecho, cuando Hernán Cortés llegó con sus hombres a México, los aztecas - una cultura guerrera - los tomaron por descendientes de Quetzalcóalt - su añorado dios civilizador - y, recibiéndoles como tales, entregaron su cultura a un exterminador.

En la capital tolteca de Tula, hay 4 grandes estatuas que representan a 4 grandes hombres que, en opinión del investigador francés Desiré Charney, podría tratarse de atlantes. Estas figuras "parecen estar saliendo de las aguas", una aventurada hipótesis que ya habia sido formulada el siglo pasado por un abad llamado Charles Etienne de Bourburg, quien localizó en América el libro sagrado de los Mayas, el Popol Vuh, y otro importante texto llamado Trodes Tro-Cortesianos, procedente de un descendiente de Cortés. El Popol Vuh menciona una gran catástrofe acaecida hace ahora 12.000 años que habia hecho desaparecer toda la civilización de la que procedia Quetzalcóalt.

Pero hay datos que dan como posible el hecho de que América del Sur y la Atlántida sean la misma. El investigador Colin Wilson en su obra El mensaje oculto de la Esfinge, señala que las ruinas de Tiahuanakú son mucho más antiguas de lo que la ciencia oficial asegura, hipótesis que apoya con datos geológicos y arqueológicos. Según él, esta ciudad en donde se veneraba a Viracocha, fue el último bastión de vida atlantidiana de la Tierra y, que desde allí, los dioses instructores se extendieron a todo el mundo.

De estar en lo cierto, todos la raza blanca sería descendiente de los Atlantes, lo que explicaría algunas sorprendentes similitudes entre distintas - y muy distantes - civilizaciones antiguas.